"Sólo tenemos un problema, Rusia"
El escenario es tan surrealista que parece de Buñuel. En mitad del campo, una cámara de tres metros de altura, focos y un semicírculo de una veintena de campesinos -hombres a la derecha, mujeres a la izquierda-, cada uno con su micrófono. Por el camino de tierra se aproxima a toda velocidad una caravana de Mercedes y todoterrenos blindados de la que descienden el presidente Mijeíl Saakashvili y sus guardaespaldas. El líder georgiano ocupa el centro del grupo y arenga a los viñateros a plantar Cabernet "porque produce un vino muy demandado en Suecia y Noruega". Un campesino le cuenta que son 1.000 familias en el pueblo de Napareuli y sólo tienen dos tractores. "Tendrán más en otoño", les promete el presidente. Los 15 minutos de show finalizan y la caravana vuela hacia otro encuentro fortuito antes de tomar un helicóptero hacia Signagi, ciudad del este de Georgia elegida por Saakashvili para reunirse con un grupo de periodistas europeos, incluida la enviada de EL PAÍS. El presidente quiere mostrar el potencial turístico de este pueblo en el que financió la construcción de un museo, inaugurado el año pasado y que ahora exhibe unos grabados de Picasso. La entrevista se realiza durante una comida con exquisiteces de la cocina georgiana.
Pregunta. ¿Dimitirá si del informe que elabora una comisión independiente se deriva su responsabilidad en la guerra de agosto pasado?
Respuesta. Nunca. Además, ninguna investigación indicará que lo hice mal. Osetia del Sur es nuestro territorio. No entramos allí, ya estábamos. Algunos idiotas dicen que nosotros empezamos la guerra sin tener en cuenta que hacíamos frente a una invasión rusa. Lo único que lamento es no habernos movilizado antes.
P. La recuperación tanto de Osetia del Sur como de Abjazia parece más difícil tras la guerra y el reconocimiento de Rusia como Estados independientes.
R. Está claro que era lo que buscaban desde el mismo momento en que se declaró independencia de Kosovo. Eso se llama ocupación y limpieza étnica.
P. Desde el 9 de abril, la oposición se ha instalado en la calle para exigirle que convoque elecciones legislativas o que se vaya...
R. Es una buena vacuna para la tradicional enfermedad de Georgia de manifestaciones, protestas y cambio de Gobierno. No voy a darle a Rusia el gusto de acabar conmigo. Tengo una popularidad del 60% y todo el respaldo internacional. ¿Por qué voy a celebrar elecciones si hay gobiernos en Europa con un apoyo del 20%?
P. Rusia vetó el martes pasado en el Consejo de Seguridad una propuesta de extensión de la misión de observadores de la ONU en Abjazia. ¿Cree que se podría haber evitado la salida de éstos?
R. Rusia ha bombardeado nuestros pueblos durante años y ya era hora de que Occidente dijera ¡basta! Se acabaron los compromisos con Rusia. No estoy contento con el fin de la misión de la ONU pero era muy débil.
P. ¿Está satisfecho con el respaldo de Occidente?
R. Insistí muchas veces en el peligro de las provocaciones de Rusia y nadie quiso oírme. Aunque tarde, finalmente el apoyo ha llegado. Estoy muy contento porque estamos estableciendo una asociación política con la OTAN y con la Unión Europea. Con Estados Unidos preparamos el establecimiento de una alianza estratégica.
P. Tbilisi tiene una avenida con el nombre y un retrato de George Bush, a quien usted trataba de amigo. ¿Cómo es la relación con Obama?
R. Bush ha hecho cosas muy buenas por esta parte del mundo. Con la Administración de Obama mantenemos muy buenas relaciones, pero no le conozco personalmente.
P. Tras la Revolución de las Rosas (2003) por la que llegó al poder se comprometió a democratizar Georgia...
R. Nuestro sistema democrático es el mejor de la zona y hemos hecho una reforma muy dolorosa para el país en la que hemos terminado con la corrupción. Los capos están en la cárcel o en Rusia. Además, con expertos de la Unión Europea estamos entrenando a la policía, aunque a veces se les va la mano y golpean. [Cientos de manifestantes, además de periodistas y de los asistentes del Defensor del Pueblo, están siendo detenidos y brutalmente golpeados desde que comenzaron las protestas].
P. La guerra frenó la inversión extranjera en Georgia y se ha disparado el desempleo. ¿Qué hace contra la crisis?
R. Hemos estabilizado el país y ofrecemos a la UE la alternativa al monopolio del gas ruso. A través de nuestro territorio podemos hacer llegar a Europa el gas de Asia Central y del Caspio. Cuando quede claro que no habrá más guerras, los inversores volverán. Mientras tanto tratamos de potenciar Georgia como destino turístico. En menos de tres años, vamos a hacer de Batumi la Barcelona de la costa del mar Negro. Para ello, hemos traído arquitectos y constructores españoles.
P. ¿Qué problemas enfrenta ahora Georgia?
R. En la esfera internacional sólo tenemos un problema: Rusia. Internamente, me preocupa más la oposición del Parlamento
[no ocupa los escaños por desacuerdo con los resultados electorales] que las protestas en la calle.
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