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Putin rinde homenaje a las víctimas polacas de la matanza de Katyn

El primer ministro ruso invita a pasar página en las relaciones con Varsovia

Setenta años después de la matanza de Katyn, el bosque homónimo, cerca de la ciudad rusa de Smolensk, vivió ayer una jornada histórica. En una iniciativa sin precedentes, el primer ministro ruso, Vladímir Putin, se unió a su homólogo polaco, Donald Tusk, en una ceremonia en recuerdo de los 22.000 militares polacos asesinados por la policía secreta de Stalin, el NKVD (precursora del KGB), entre 1939 y 1940, tras el reparto de Polonia entre la Unión Soviética y la Alemania nazi.

Durante 50 años, la URSS culpó de la matanza a las tropas nazis, que en su avance hacia el Este descubrieron las fosas comunes en 1943. Fue sólo en 1990 cuando el presidente Mijaíl Gorbachov reconoció la responsabilidad de la URSS. Han hecho falta otros 20 años para que Rusia se sumara a la conmemoración del crimen y lo ha hecho por iniciativa del mismo Putin. "Durante décadas, con cínicas mentiras, se intentó ocultar la verdad sobre la matanza de Katyn", dijo el primer ministro ruso durante la visita al monumento dedicado a las víctimas.

Putin, sin embargo, no pidió en ningún momento disculpas y subrayó que "sería igualmente falso echar la culpa al pueblo ruso". La del jefe de Gobierno de Moscú fue más una invitación a pasar página, a "no vivir en el pasado". "No podemos cambiar el pasado", dijo, "pero podemos establecer y preservar la verdad, y esto significa justicia histórica. Los historiadores polacos y rusos trabajan ahora para descubrir esta verdad y para permitir una apertura entre nuestros países". Un cambio en las relaciones que Putin dio como inevitable a pesar de la distancia que Moscú y Varsovia mantienen sobre cuestiones como el suministro de gas natural y la ampliación de la OTAN. "En la Europa del siglo XXI, no hay alternativa a una relación de buena vecindad entre Rusia y Polonia", afirmó Putin.

Por su parte el primer ministro polaco, un pragmático que quiere estrechar las relaciones económicas de su país con Moscú, recogió el mensaje e hizo un llamamiento a la reconciliación basada en la honestidad sobre los crímenes del pasado. "Los ojos de los que fueron asesinatos aquí por un disparo en la cabeza nos miran hoy y esperan ver si estamos preparados para transformar la mentira en reconciliación", dijo Tusk.

A la ceremonia también asistieron el ex presidente polaco y ex líder del sindicato Solidaridad, Lech Walesa, y Andrzej Wajda, el director de cine autor de la película Katyn. La emisión de la cinta por el canal de la televisión rusa Kultura, la semana pasada, tras años de proyecciones restringidas, fue interpretada como un primer gesto de acercamiento de Rusia a Polonia. Las palabras de Putin de ayer incidieron en esa idea. "Es un paso en la dirección adecuada, aunque no es un gran avance", comentó ayer Bronislaw Komorowski, candidato a las elecciones presidenciales de octubre por Plataforma Cívica, el partido de Tusk.

El primer ministro ruso, Vladímir Putin (derecha), y su homólogo polaco, Donald Tusk, en Katyn.
El primer ministro ruso, Vladímir Putin (derecha), y su homólogo polaco, Donald Tusk, en Katyn.AFP

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