El Papa se reúne por sorpresa con víctimas de abusos de curas pederastas
El Papa pide a los católicos estadounidenses la reconciliación con la Iglesia
Benedicto XVI se ha reunido por sorpresa este jueves con un grupo de personas que han sido víctimas de abusos sexuales cometidos por curas católicos en EE UU, ha informado el Vaticano en un comunicado.
El comunicado de la Santa Sede asegura que al encuentro también acudió el actual arzobispo de Boston, el cardenal Sean 0'Malley. "Rezaron con el Santo Padre, que después de escuchar cada caso les ofreció palabras de coraje y esperanza".
Miles de católicos estadounidenses se dieron cita ayer en el estadio de los Nationals, el equipo de béisbol de Washington, para asistir a una misa oficiada por el Papa Benedicto XVI, que inició anteayer una visita de seis días a EE UU. Se trata del primer acto masivo del Pontífice en su primera visita al país -la primera de un Papa en los últimos 30 años- aunque no será el último, ya que tiene prevista otra misa en el estadio de los Yankees de Nueva York. Durante la homilía, Benedicto XVI ha pedido a los católicos estadounidenses que se reconcilie con la Iglesia tras los casos de abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes, un escándalo, por el que el miércoles reprimió a sus obispos.
El Papa, que ya habló el miércoles con los obispos estadounidenses del escándalo de pederastia que ha costado a las diócesis estadounidenses más de 2.000 millones de dólares en indemnizaciones, ha reconocido ante las 45.000 fieles que han llenado el Nationals Park el "dolor y el daño causado" por los sacerdotes implicados. No obstante, ha invitado a los católicos "a promover la recuperación y la reconciliación y para ayudar a los que han sido dañados", así como a que "estimen a sus sacerdotes y los reafirmen en el excelente trabajo que hacen".
Benedicto XVI ha llegado a las 9.30 hora local (13.30 GMT) al Nationals Park, donde le esperaban unos 45.000 fieles. Se trata del estadio más moderno del país, inaugurado a finales de marzo por el presidente Bush. El Papa oficiará la ceremonia frente a un moderno altar. Joseph Ratzinger ha sido recibido en el estadio por el arzobispo de Washington, Donadl Willlian Wuerl, el alcalde de la ciudad, Adrian M. Fenty y el propietario del estadio, Theodore Lerner.
Después, el Papa se ha dado un paseo alrededor del estadio a bordo del papamóvil para poder saludar a los fieles antes de llegar al altar. Desde primeras horas de la mañana, los alrededor de 45.000 fieles se recibieron cientos de miles de peticiones- que asisten a la misa se han concentrado en el estadio tras someterse a estrictas medidas de control. La mezzosoprano originaria de Washington Denyce Graves y el tenor español Plácido Domingo cantarán durante la ceremonia.
Tras la misa, Benedicto XVI bendecirá, como es tradicional en las ceremonias de sus viajes en el extranjero, la primera piedra del altar de la escuela católica Juan Pablo el Grande en la diócesis de Arlington, en Virginia, y de la nueva capilla del Thomas Aquinas College en Santa Paula (California).
Reprimenda
El miércoles, además de la reunión con Bush, la cita más importante del Papa tuvo lugar en el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción de Washington ante unos 400 obispos, a los que expresó a la "enorme vergüenza" y daño que ha causado el escándalo de los abusos a menores cometidos por sacerdotes católicos en EE UU, un escándalo que costó a las diócesis americanas 2.000 millones de dólares en indemnizaciones. A juicio de Benedicto XVI, los sacerdotes traicionaron su vocación abusando sexualmente de menores y mostrando un "comportamiento tan seriamente inmoral".
"Es vuestra responsabilidad dada por Dios como sacerdotes curar las heridas causadas por las rupturas de la fe y promover la reconciliación, y llegar así con amor y preocupación a aquellos que se equivocaron tan seriamente", dijo. Además, se mostró ha mostrado de acuerdo con las declaraciones hechas por los obispos que aludían a que la crisis se "gestionó a veces pésimamente" y que sólo recientemente se ha entendido claramente "la escala y gravedad del problema". La Iglesia fue entonces criticada por trasladar a algunos de estos sacerdotes y no expulsarlos o denunciarlos a la policía.
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