Obama presiona a Pekín para que revalorice el yuan
La debilidad de la moneda china socava las exportaciones estadounidenses
El presidente estadounidense, Barack Obama, concluyó ayer su histórica visita a China con un encuentro con el primer ministro, Wen Jiabao, y un paseo por la Gran Muralla, principal símbolo de la historia milenaria del país asiático. Fue el tercer y último día de un intenso viaje, en el que Washington y Pekín han elevado sus relaciones a un nuevo nivel, en un escenario internacional cuyo centro de gravedad ha basculado en los últimos años hacia Asia, pero en el que ha habido pocos resultados concretos, sobre todo en lo relativo a las demandas comerciales estadounidenses.
La presión para que el yuan -que desde hace más de un año prácticamente no ha variado su valor con respecto al dólar- sea revalorizado ha crecido, aunque la insistencia de Obama en ese sentido ante sus anfitriones no ha dado resultado. El Fondo Monetario Internacional también reclamó el pasado martes su revalorización. Pero los responsables chinos han rechazado las especulaciones de que se vayan a producir movimientos al respecto. El presidente, Hu Jintao, ignoró la cuestión en sus comentarios a la prensa tras su encuentro con Obama.
Wen Jiabao promete una relación comercial más equilibrada
Es probable que Pekín mantenga el yuan bajo un fuerte control al menos hasta mediados de 2010, con objeto de consolidar la recuperación económica en marcha, pero el primer ministro chino dijo a Obama que Pekín no desea un superávit comercial con EE UU y que es partidario de equilibrar la balanza. Obama pretende disminuir el abultado déficit estadounidense impulsando las exportaciones, lo cual le permitiría al mismo tiempo crear más puestos de trabajo en EE UU.
Obama y Wen enfatizaron su deseo de tejer unos lazos más profundos, con la prioridad puesta en el diálogo y la cooperación, tanto en cuestiones económicas como de política internacional y medio ambiente. "El diálogo es mejor que la confrontación, y la asociación es mejor que la rivalidad", dijo el primer ministro al inicio de la reunión. "Deseo sinceramente que, con esta visita a China, seamos capaces de llevar la exhaustiva y colaboradora relación entre los dos países a un nuevo nivel".
Obama mantuvo el grueso de las conversaciones formales el martes pasado, cuando se entrevistó con Hu Jintao, tras lo cual ambos dirigentes anunciaron que habían acordado trabajar conjuntamente para hacer frente a la crisis económica mundial, las ambiciones nucleares de Corea del Norte y el calentamiento global. También se comprometieron a limar las diferencias comerciales.
La visita de Obama ha puesto de manifiesto que, aunque los dos países más poderosos de la tierra comparten numerosos intereses, también les separan grandes diferencias, como la visión sobre la posibilidad de sanciones a Irán por su programa nuclear, los derechos humanos o la situación en Tíbet.
La cumbre ha deparado pocos resultados concretos, excepto el anuncio de la creación de un centro conjunto de investigación sobre energías limpias y la firma de una serie de acuerdos sobre eficiencia energética y tecnologías verdes. Pero Obama y Hu han querido calmar el pesimismo existente sobre el resultado de la cumbre del cambio climático de diciembre en Copenhague, donde parece descartado que se llegue a un compromiso vinculante sobre reducción de emisiones de dióxido de carbono. El presidente estadounidense dijo que quiere que de la capital danesa salga "un acuerdo que cubra todos los temas de la negociación y tenga un efecto operativo inmediato".
Los analistas consideran que la visita de Obama no traerá cambios de políticas inmediatos en Pekín, aunque ha inaugurado una nueva era en las relaciones bilaterales. La prensa china saludó ayer la declaración del inquilino de la Casa Blanca, repetida varias veces durante su viaje por Asia, de que Estados Unidos no está intentando contener el ascenso de China sino que da la bienvenida a una China fuerte y próspera. "Han forjado un buen punto de arranque para nuevos lazos", dijo la agencia oficial Xinhua.
Pero las diferencias existentes no desaparecerán de la noche a la mañana, según Pekín. "Habrá contratiempos e incluso conflictos. Harán falta los esfuerzos constantes de una o dos generaciones, quizás varias, para traer un progreso estable a las relaciones", decía ayer el Diario del Pueblo, órgano oficial del Partido Comunista Chino.
Obama llegó anoche a Corea del Sur, donde abordará la desnuclearización de Corea del Norte, y regresará mañana a Washington.
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