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La cumbre de la OTAN

La OTAN refuerza el frente afgano

La Alianza enviará 5.000 soldados y más dinero para combatir el terrorismo - El apoyo militar es temporal y dedicado a labores de instrucción militar

Antonio Caño

Estados Unidos obtuvo ayer el sólido respaldo verbal de sus aliados a la nueva estrategia en Afganistán, parcialmente traducido en esta ocasión en un aumento significativo, pero temporal, del número de tropas que los países de la OTAN aportan a un conflicto que Barack Obama ha planteado como el frente principal de la lucha contra el terrorismo.

Además de la contribución por parte de España, que casi dobla el número de efectivos con los que cuenta en la actualidad, Reino Unido y Alemania comunicaron un incremento de sus soldados en Afganistán, en proporción similar a la anunciada por EE UU.

"Este compromiso representa una fuerte inversión en el futuro de Afganistán y en el futuro de la OTAN", dijo el presidente estadounidense en una conferencia de prensa posterior a la cumbre clausurada ayer en Estrasburgo. "Esta reunión ha dado un fuerte y unánime apoyo a nuestra estrategia en Afganistán", añadió.

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El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, aseguró que el aumento total por parte de la Alianza Atlántica llegará a los 5.000 soldados, de los cuales destacan 900 británicos, 600 franceses y 600 españoles [según el Gobierno español, son 450 soldados], aunque añadió que también Francia e Italia, entre otros, han anticipado que reforzarán sus recursos militares en Afganistán.

La Administración norteamericana había decidido ya el envío de 21.000 soldados que llegarán antes del otoño a Afganistán. El número total de fuerzas de la OTAN en Afganistán rondarán así los 75.000 hombres y mujeres, de los que algo más de 50.000 serán norteamericanos.

"Empezamos a contar con los medios necesarios para cumplir con los objetivos que nos hemos marcado", afirmó el presidente estadounidense. Aunque algunas de estas tropas de refresco sólo tienen previsto permanecer allí el tiempo suficiente para reforzar la seguridad durante las elecciones presidenciales de agosto, el anuncio de nuevos despliegues militares puede considerarse como un éxito de Estados Unidos y un considerable gesto de confianza y respaldo hacia su nuevo dirigente.

"Este conflicto representa una prueba para toda la Alianza", aseguró, para justificar la decisión de su Gobierno, la canciller alemana, Angela Merkel, quien señaló que Obama había hecho "una gran contribución" para hacer comprender a los aliados la necesidad de redoblar sus sacrificios en Afganistán. "No podemos permitirnos perder porque una parte de la libertad del mundo está en juego allí", reconoció el presidente francés, Nicolas Sarkozy. "La nueva estrategia de Obama equivale palabra por palabra a lo que nosotros creemos", añadió.

Tanto Sarkozy como Merkel sostenían hasta ahora que lo que en estos momentos se requiere en Afganistán es una mayor dotación civil para mejorar las condiciones de vida de la población y la gobernabilidad futura de un país enfrentado a múltiples obstáculos para su unidad y su supervivencia económica.

Obama comparte ese punto de vista, pero su estrategia incluye también la necesidad de estabilizar el país desde el punto de vista de la seguridad, lo que requiere un aumento de los recursos militares y una reorganización de éstos para adaptarlos a las verdaderas prioridades sobre el terreno.

En ese sentido, la estrategia norteamericana se vio respaldada también en esta cumbre con la decisión de crear, según anunció la Casa Blanca, un fondo de 100 millones de dólares para la asistencia técnica a las fuerzas armadas afganas. Alemania contribuirá a esa cantidad con 57 millones de dólares. Al mismo tiempo, los socios atlánticos se han comprometido a una aportación total de 500 millones de dólares para labores humanitarias.

El portavoz de la presidencia norteamericana explicó que 3.000 de las nuevas fuerzas comprometidas estarán desplegadas sólo de forma temporal, y que el resto permanecerán allí para dedicarse a labores de adiestramiento de sus compañeros afganos.

Esta cumbre representa, por tanto, una victoria principalmente política para Obama. El esfuerzo militar seguirá correspondiendo a Estados Unidos en proporciones similares o mayores de lo que lo es en la actualidad. Pero el presidente norteamericano ha conseguido, sin duda, un impulso a su autoridad dentro y fuera de Estados Unidos al vencer, aunque sea parcialmente, las serias resistencias que existían hasta hoy dentro de la OTAN para agrandar su operación en Afganistán. "Por lo que respecta a Afganistán, esta cumbre ha cumplido", opinó el secretario general de la Alianza, Jaap de Hoop Scheffer.

Obama coincidió en el éxito de la reunión, no sólo por los compromisos asumidos, sino también porque se ha alcanzado "absoluta unanimidad sobre cuál debe de ser nuestra estrategia". "Ésta no era una conferencia de donantes", advirtió el presidente. El objetivo aquí, según dijo, era el de redefinir los objetivos y readaptar los medios a esos objetivos. Y eso, desde su punto de vista, se ha hecho exitosamente.

Por otra parte, Obama celebró la incorporación de Albania y Croacia, y dejó la puerta abierta a próximas ampliaciones. "Ésta no será la última vez que tenemos estas celebraciones", manifestó.

Dirigentes de los países de la OTAN, durante la ceremonia del cruce del puente entre Kehl (Alemania) y Estrasburgo (Francia), durante la segunda jornada de la cumbre.
Dirigentes de los países de la OTAN, durante la ceremonia del cruce del puente entre Kehl (Alemania) y Estrasburgo (Francia), durante la segunda jornada de la cumbre.AFP

Tropas

- Número de soldados. En la actualidad, hay unos 70.000 soldados en Afganistán y más de la mitad son estadounidenses.

- Ampliación. Obama ha anunciado planes para enviar 21.000 soldados más, y no descarta el despliegue de otros 10.000. Mientras, Washington consiguió ayer que los aliados acepten enviar otros 5.000 soldados (450, españoles).

- Elecciones. La cifra comprometida es mayor a los 4.000 soldados que pidió la OTAN hace unas semanas para las elecciones de Afganistán, en agosto.

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