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Reportaje:

Mejor economía, peor seguridad

Líderes políticos y empresariales analizarán en Davos el agravamiento de los riesgos

Andrés Ortega

Optimismo económico, preocupación por la seguridad: ésta es la visión dominante, a medio plazo, para la próxima generación, con la que se abre mañana el Foro Económico Mundial en Davos, según una encuesta realizada por la organización entre los participantes. La edición de este foro, que es a la vez escaparate y engranaje de la globalización, tiene como lema el "cambio en la ecuación del poder", en términos geopolíticos, de negocios e incluso en el mundo virtual.

El debate político debería girar en torno a la agenda para el año que mañana, en la inauguración, presente Angela Merkel, en su calidad de canciller alemana y de presidenta de turno del Consejo Europeo y del G-8. Lo interesante no será ver cómo pone sobre la mesa sus objetivos en materia de seguridad energética, las medidas para luchar contra el cambio climático o una mayor integración del comercio mundial y especialmente del transatlántico, sino cómo pretende alcanzar los objetivos.

El cambio climático se anuncia como el tema estrella de la edición de este año del foro

Las encuestas arrojan un divorcio entre los ciudadanos del mundo y sus Gobiernos e instituciones en lo que el propio foro califica de situación "crecientemente esquizofrénica". El sondeo entre los participantes hecho público ayer pone de manifiesto que éstos (65%) son mucho más optimistas que los ciudadanos (40%) de los 60 países encuestados en lo que se refiere al futuro económico a 10 años vista, aunque ambos grupos coinciden más en que el mundo será menos seguro (61% y 48%, respectivamente).

El informe de 2007 sobre riesgos globales, preparado por el Foro y el Centro Wharton, entre otras instituciones, pronostica que de los 23 identificados para los próximos 10 años, todos se han agravado en los últimos 12 meses. Los tres escenarios negros de este estudio se centran en una pandemia global con un nuevo virus que partiría de China, efectos catastróficos del cambio climático que arruinarían cosechas, y un shock derivado de un ataque terrorista contra grandes petroleros en los estrechos de Malaca.

Más allá de estos escenarios concretos, este análisis ve para la economía, como grandes riesgos, que ha aumentado la probabilidad de un shock petrolero, de un crecimiento del déficit por cuenta corriente de Estados Unidos y una mayor caída del dólar, o de un aterrizaje duro de la economía china. Entre los medioambientales, el cambio climático -que se anuncia como la estrella de este Foro de Davos, con una clara presión sobre Estados Unidos-, la pérdida de agua dulce y algunas catástrofes naturales. En geopolítica, el terrorismo internacional, la proliferación de armas de destrucción masiva, diversas guerras, la corrupción transnacional, o posibles pasos atrás en la globalización vienen por delante de la inestabilidad en Oriente Próximo, que, sin embargo, será objeto de múltiples debates en el pueblo suizo. En términos sociales, los riesgos se centran en posibles pandemias y otros males, y en cuanto a tecnología, en la posible ruptura de infraestructuras críticas de información.

La mayor novedad de este análisis respecto de otros anteriores es su insistencia en la interdependencia de los riesgos actuales y en los factores que inciden en la incapacidad humana para calibrarlos de manera efectiva y responder a estos desafíos. Por ello, propone medios para "mitigar" estos riesgos, entre ellos la creación de centros nacionales dirigidos por un funcionario, que luego se coordinarían entre sí, y la creación de "coaliciones de voluntarios" para abordarlos.

Junto a las nuevas comunicaciones, con el lanzamiento de un blog (bloggregator) que permitirá globalizar los debates de este Davos, otra novedad es que con la participación anunciada de los presidentes de México, Felipe Calderón, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se produce en esta edición un cierto regreso en potencia de América Latina al Foro Económico Mundial, donde estuvo muy presente hace algunos años.

Pandemia, calentamiento global y petróleo

Los tres escenarios de riesgos globales elaborados para el informe del Foro de Davos tienen consecuencias sociales, geopolíticas y financieras.

LA PANDEMIA. Este escenario es un ejemplo de "infodemia", o como la dispersión rápida de información no veraz o incompleta puede amplificar los efectos del riesgo original. En enero de 2008 salta la noticia de que ha surgido un nuevo virus en China en una población de pollos ya intensamente vacunados. La especulación sobre el virus se propaga más rápidamente que los hechos esenciales. En febrero, la enfermedad ha matado sólo a menos de cincuenta personas, pero a finales de mes Australia y Alemania prohíben los viajes al sureste asiático. Algunas compañías aéreas entran en quiebra. Muchos barcos se niegan a recoger cargas de esa zona. El precio del petróleo se desploma así como algunos fondos asiáticos. La liquidez global se seca. El G-8 es incapaz de coordinar una respuesta. En junio se constata que la enfermedad llevaba un año difundiéndose. En algunos países asiáticos se producen revueltas populares que llevan a respuestas autoritarias. Pakistán se queda aislado. La globalización, como la demanda global, retrocede. En noviembre, con un millón de muertos, la enfermedad se ha convertido en una auténtica pandemia. En enero de 2009 sale una vacuna que se generaliza para el verano siguiente, cuando las aguas vuelven a su cauce. Pero ya han crecido las tendencias militaristas que han cambiado la geopolítica global.

EL CALENTAMIENTO. En 2007, unas inundaciones masivas arruinan las cosechas en el sureste asiático. Se producen graves tensiones en Bangladesh. En EE UU los suministros de petróleo se ven interrumpidos. Pero cambia la percepción del cambio climático de un modo general. En China cunde la idea de que ha producido un desarrollo muy desigual, lo que se traduce en grandes protestas. Los legisladores empiezan a tomar medidas para preservar el medio ambiente, lo que hace subir el gasto público y los déficits fiscales. Pero a la vez la bajada del mercado inmobiliario y de valores lleva a un crecimiento del ahorro privado en las economías desarrolladas y a comenzar a corregir las desigualdades económicas globales.

EL CHOQUE PETROLERO. A principios de 2008 unos terroristas atacan con éxito a varios petroleros en los estrechos de Malaca, con lo que baja la oferta de crudo, cuyo precio se dispara hasta los 150 dólares el barril. Los países productores se coordinan para contrarrestar este choque de oferta. Entre ellos surgen diversas alianzas paralelas, llamadas ChaPEP (mezcla de Chávez y OPEP), que amplían su ayuda a países vulnerables a cambio de apoyo político. Los productores árabes logran que Pakistán se alinee con ellos. Venezuela y Bolivia forman otro grupo. Rusia y los antiguos países de la antigua URSS también. El frenazo de 2008 se transforma en una recesión en 2009, que resulta más grave en EE UU que en otros países. Pero la respuesta más problemática es la de China, cuya economía vive su aterrizaje duro en 2009. El liderazgo chino usa el poder militar para consolidarse. Y los esfuerzos para luchar colectivamente contra el cambio climático se desvanecen.

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