Una persona lee en su móvil una noticia falsa, en Madrid (España), a 5 de noviembre de 2020. El Gobierno ha aprobado un procedimiento de actuación contra las conocidas como 'fake news' mediante el cual monitorizará la información y podrá solicitar la colaboración de los medios de comunicación para perseguir la "difusión deliberada, a gran escala y sistemática de desinformación, que persiga influir en la sociedad con fines interesados y espurios". 06 NOVIEMBRE 2020;FAKE NEWS;MEDIOS DE COMUNICACION;NOTICIAS Jesús Hellín / Europa Press (Foto de ARCHIVO) 06/11/2020FOTO: Jesús Hellín (Europa Press)

DESINFORMACIÓN

Una década de bulos y mentiras: ¿cómo se generó la tormenta perfecta de la desinformación?

Vivimos en la era de la desinformación: los bulos circulan sin freno por los móviles, las redes sociales diseminan veneno, los medios tradicionales están cuestionados y la ciudadanía está cada vez más polarizada y desorientada.

El 80% de los españoles considera la desinformación un problema y el Consejo de Seguridad Nacional lo incluye entre las principales amenazas.

Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Los especialistas en desinformación coinciden en que (aunque es difícil concretar cuando empezó) durante la última década se ha cocinado un nuevo universo distorsionado. Pero es un fenómeno muy complejo:

La agenda política se coló en las redes sociales: las plataformas digitales fueron ganando a los medios en la batalla de la atención.
Pero también de ingresos: la crisis de los medios provocó que la poca prensa que sobrevivía se rindiera a producir contenidos virales para las redes.
Muchas personas en redes se fueron sumando a la producción masiva de falsedades para beneficiarse de los ‘clics’ en los anuncios. El autor Van der Linden así lo explica: “El modelo actual de influencers y algoritmos crea incentivos perversos para la circulación de desinformación”.
Pero para que la mentira prospere, la clave la tienen las élites. “La mayor parte de la desinformación viene de superesparcidores que, en el ámbito político, suelen ser las élites de los partidos”, afirma el experto. Un ejemplo es el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su elenco de seguidores, con gran poder en redes sociales (Elon Musk, futuro miembro de su Gobierno, es el dueño de X).
Además, estudios recientes indican que, pese a saber que se trata de información falsa, muchos usuarios la difunden por el afán de pertenecer al grupo.

Y nos hemos inmunizado... los líderes políticos apenas acusan consecuencias por difundir bulos (un ejemplo de ello es la reelección de Trump).

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