Low Cost, notable; Crystal Castles, sobresaliente
El dúo electrónico, lo mejor de la segunda jornada, en la que también destacó el pop de Mika
Crystal Castles se comportaron ayer de una forma muy moderada para ser ellos. Lo que viene a significar que no hubo ningún momento de peligro físico real, ni para el grupo ni para el público. Que ya es bastante, porque incluso las noches que están calmados, el dúo electrónico canadiense es en directo una bestia implacable. Las frecuencias que lanzaba el productor Ethan Kath desde sus teclados eran tan potentes que los bajos se podían sentir en forma de oleadas de energía que golpeaban a las primeras filas como sopapos de aire caliente. La vocalista Alice Glass, un amenazante y sexy androide de voz metálica, saltó, gritó, se retorció y se tiró sobre el público, como acostumbra, aunque el escenario y la audiencia estaban separados por un foso de casi tres metros. Es el último grupo de punk vivo y no necesita guitarras. Una experiencia tan física como un combate de boxeo.
Su directo en la noche del viernes fue lo más apasionante de la segunda jornada del festival Low Cost de Benidorm. Era el primer día en que el certamen funcionaba al 100% y aunque habrá que esperar a que las cifras de asistencia oficiales lo confirmen, a simple vista parecía que había más público que la noche anterior en la que habían acudido unos 12.000. El recinto volvió a demostrar que está preparado para eso y para más. Es cómodo, es fácil el desplazamiento entre los tres escenarios y no había problemas para encontrar un sitio en primera fila si uno llegaba tarde.
Esto último es importante teniendo en cuenta que algunos conciertos se solapaban. Por ejemplo, al tiempo que Crystal Castles aterrorizaban al personal en el escenario LCF, Mika, la estrella, el único de los artistas participantes venido expresamente a este festival y a ningún otro más , actuaba en el escenario principal, situado dentro del estadio en el que normalmente juega el equipo de fútbol de la ciudad. El inglés dio un concierto mucho más pop que dance. Es decir, más cercano al espíritu de Elton John que al Scissor Sisters. Lo que para el sector más bailón de sus fans fue una decepción.
Se disculpó varias veces Mika durante su concierto por no haber podido probar sonido. Al parecer algún tipo de desajuste en los vuelos hizo que su actuación estuviera pendiente de un hilo hasta el último minuto y aterrizó en Alicante apenas una hora antes de aparecer frente al público. La verdad es que podría haberlo mantenido oculto: sonó impecable, como el del resto de bandas que pasaron por allí: los catalanes Sidonie, la formación estadounidense Ok Go; Vetusta Morla, que volvieron a demostrar que cuentan con un público en cualquier rincón de España numeroso y rendido a sus canciones, y los australianos Cut Copy y su pop electrónico hedonista y alegre, pero que tuvieron la mala suerte de tocar después de Crystal Castles, y por comparación, hasta una manada de elefantes en estampida hubiera parecido sufrir cierta flojera.
En el resto de escenarios, grupos nacionales como Delafé y las Flores Azules, Oh, Libia, Lüger o Dos Bandas y un Destino, la entente formada por los vallisoletanos Arizona Baby y los madrileños Los Coronas, mantuvieron el tipo con soltura y profesionalidad.
En unas horas empezará la tercera jornada edición del Low Cost con una programación que incluye a los barceloneses Love of Lesbian y Standstill, los británicos Klaxons o los suecos Shout Out Loud y Mando Diao. Cuando caiga el telón en la madrugada del domingo, será el momento de hacer el balance final de un festival que de momento está siendo de notable alto.
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