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Los Kirchner cierran filas con sus más leales para mantener el poder

A pesar de la derrota electoral, la presidenta refuerza en la crisis de Gobierno a sus colaboradores más impopulares

La remodelación del Gabinete anunciada el martes por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ha provocado más preocupación que alivio en la clase política argentina, inquieta ante lo que considera un "enroque" de los Kirchner y una demostración de su escasa voluntad de diálogo, pese a la derrota sufrida en las elecciones del 28 de junio. Los cambios ministeriales han dado todavía más poder al núcleo duro leal a Néstor Kirchner y ha dejado a los peronistas críticos con la impresión de que no habrá negociación. "Los Kirchner están desorientados. No hay oxígeno ni caras nuevas y así no habrá forma de recuperar la confianza, imprescindible para atajar la crisis económica. Esto es simple ultra-kirchnerismo", criticó el senador radical Ernesto Sanz.

Los "hombres fuertes" siguen siendo Aníbal Fernández, nombrado nuevo Jefe de Gabinete (cargo que implica la coordinación del Gobierno), Julio de Vido, confirmado como ministro de Planificación y Guillermo Moreno, que sigue como secretario de Comercio Interior. El nuevo ministro de Economía, Amado Boudou, de 45 años, pertenece al círculo de confianza de la presidenta, que le nombró hace solo un año responsable de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), y le puso al frente de una de las medidas estrella de su mandato: la polémica nacionalización de los fondos privados de pensiones.

Se supone que los cambios cuentan con el apoyo de los gobernadores peronistas, que reclamaban el cese del Jefe de Gabinete anterior, Sergio Massa, con poco peso político, y del titular de Economía, Carlos Fernández, prácticamente invisible. Aníbal Fernández, de 52 años, es un peronista "de toda la vida", que ligó su carrera a la de Néstor Kirchner hace ya seis años y que fue, primero, ministro del Interior y luego, ministro de Justicia. En las pasadas elecciones actuó como un duro portavoz del matrimonio presidencial: "Los únicos que tienen el sentimiento de Perón y Evita son Néstor y Cristina", proclamó al pie de las urnas. Horas antes de tomar posesión, aseguró que el resultado electoral "indica que hay que hacer algunos cambios, comprender qué cambios son necesarios y llevarlos a cabo".

Varios gobernadores, y la oposición en pleno, expresaron su deseo de ver rodar también la cabeza de Guillermo Moreno, pero los Kirchner parecen decididos a mantenerle en el cargo. Moreno ha sido acusado de ejercer una intervención impropia en la marcha de muchas empresas. Son famosas sus expeditivas, y groseras, conversaciones telefónicas prohibiendo determinados movimientos empresariales. Un buen ejemplo sería la anécdota recogida (y no desmentida) en una biografía publicada recientemente ("El buen salvaje", de Cabot y Olivera). En una reunión con importantes representantes de las compañías petroleras YPF, Petrobrás y Exxon Mobil, Moreno les espetó: "La próxima vez vengan con sus mujeres. Ya estoy cansado de cogérmelos (joderles) a ustedes".

Más sorpresa causó la incorporación de Julio Alak, de 51 años, un dirigente peronista de La Plata, como nuevo ministro de Justicia. Alak se había hecho cargo hace sólo dos meses de la gerencia de la empresa Aerolíneas Argentinas, expropiada por el Gobierno al grupo español Marsans y se supone que forma parte del entorno del ministro De Vido. Al frente de Aerolíneas le sustituye un hombre de los sindicatos, Mariano Recalde. La clara apuesta de Moyano por los Kirchner, pese a la derrota electoral, ha hecho que en la CGT comiencen también a moverse las aguas.

La crisis ministerial ha tenido un efecto secundario positivo: ha distraído la atención sobre la epidemia de gripe porcina, que, según cifras actualizadas el miércoles, ya ha provocado 79 muertos.

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