Irán responde al despliegue de EE UU lanzando un cohete para llevar satélites
Ahmadineyad dice que está dispuesto a enviar uranio enriquecido al extranjero
Irán ha anunciado el lanzamiento al espacio de un cohete Kavoshgar-3, un modelo de producción doméstica capaz de transportar satélites y cargado en esta ocasión con una cápsula en la que viajaban varios animales y con equipamiento para transmitir datos telemétricos.
El lanzamiento iraní, que Washington calificó de "acto de provocación", elevó nuevamente la tensión internacional acerca de las intenciones y capacidades misilísticas del régimen de Teherán, pocos días después de que la Casa Blanca decidiera acelerar el despliegue de defensas anticohetes en cuatro países del golfo Pérsico.
Alardeando de los avances del programa espacial iraní, el presidente Mahmud Ahmadineyad subrayó que el lanzamiento representa un importante paso hacia la ruptura del "sistema global de dominio" que atribuye a las potencias occidentales. El mandatario afirmó que su Gobierno persigue el objetivo de enviar astronautas al espacio y presentó proyectos para la puesta en órbita de tres nuevos satélites.
Las potencias occidentales temen que Teherán utilice los ensayos del programa espacial para camuflar pruebas destinadas a mejorar sus capacidades balísticas de largo alcance.
Pese a la serie de lanzamientos realizados en los últimos 12 meses, la mayoría de los analistas del sector miran con escepticismo los avances iraníes. "Estos lanzamientos contribuyen al desarrollo de las capacidades balísticas iraníes, pero no significan que Teherán esté cerca de lograr misiles balísticos intercontinentales o cualquier otra cosa capaz de amenazar el oeste de Europa o Estados Unidos", dijo Mark Fitzpatrick, analista del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos a la agencia Reuters.
El alarde tecnológico y el tono desafiante de Ahmadineyad llegaron en vísperas de la celebración, el 11 de febrero, del 31º aniversario de la revolución islámica, y tan sólo unas horas después de que el presidente adoptara en una entrevista televisada un tono conciliador sobre el programa nuclear.
En completa contradicción con declaraciones anteriores, Ahmadineyad afirmó que "no hay problemas" sobre el pacto acordado con las potencias occidentales según el cual Irán entregaría a Francia y Rusia una parte de su uranio enriquecido al 3,5% para que éstas se lo devuelvan elevado al 20%, un nivel útil para alimentar un reactor con fines médicos y experimentales pero insuficiente para armar una cabeza nuclear.
Las capitales occidentales reaccionaron con escepticismo ante el aparente viraje del régimen, y pidieron pasos concretos. Pekín, que sigue oponiéndose a nuevas sanciones en contra de Teherán, indicó que las declaraciones de Ahmadineyad dan nuevos argumentos para insistir en la vía diplomática.
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