_
_
_
_
BAGDAD A PIE DE CALLE

Un Irak en guerra y con generadores

Segunda entrega del diario de la enviada especial de EL PAÍS a Bagdad

Ángeles Espinosa

Me había olvidado de los generadores. Su ruido machacón y persistente evidencia lo poco que se ha avanzado en la provisión de servicios desde la invasión estadounidense en 2003. Incluso, aquí, en Bagdad, apenas hay unas horas de electricidad cada día. De repente, sin previo aviso, se va la luz, se apaga el televisor, deja de sonar la música y de calentar la calefacción. En los hoteles, y en las casas que pueden permitírselo, salta automáticamente el generador y unos minutos más tarde todo vuelve a la vida, con ese murmullo enervante de fondo.

Así que la noche pasada he dormido a ratos, entre que se apagaba el generador y se volvía a encender, con todo el concierto de bips y blups que producen móviles, ordenador y nevera cada vez que se va o vuelve la luz. Me he levantado con una especie de zumbido en la cabeza, como si tuviera resaca, pero sin haber disfrutado otra bebida que el té cargado y dulzón con el que te obsequian los iraquíes.

Más información
Bagdad a pie de calle
Mugre, burocracia y un ángel
Las elecciones provinciales en Irak marcan un nuevo punto de partida
Las cicatrices de la guerra
Por fin un signo de normalidad
¿Dónde está el 'samún'?
Móviles que desunen
Cada vez más árabe
Vivir cada día con molestos controles
Adiós, Irak

"¡Qué cara tengo!", he pensado al verme en el espejo. Sólo he tenido que bajar al vestíbulo para reunirme con Abbás, mi chófer, y Sarmad, mi guía por los cambiantes códigos de la ciudad, para comprender que no era la única que había pasado mala noche. En su caso es peor. Los iraquíes sufren esa incomodidad a diario y con el tiempo, el desgaste deja huella en el rostro y en los nervios.

"¡Peor son las bombas y los tiros!", quita importancia Abbás, que en tiempos de Saddam Husein era soldado. Sin duda. Pero sea cual sea la causa, aquí todo el mundo parece diez o quince años más viejo de su edad. Y eso no se arregla hasta que una generación entera pueda dormir tranquila. Sin guerras y sin generadores.

Largas filas de votantes a la espera de ejercer su derecho en las elecciones provinciales iraquíes
Largas filas de votantes a la espera de ejercer su derecho en las elecciones provinciales iraquíesAFP
Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_