Holanda absuelve al islamófobo Wilders
La justicia ampara la libertad de expresión del político populista en sus invectivas contra el islam y le exculpa de los cargos de discriminación e incitación al odio
Geert Wilders, líder islamófobo y populista holandés, no cabía ayer en sí de gozo. La justicia le absolvió de los cargos de incitación al odio y discriminación que se le imputaban, y él pudo presentarse como el salvador nacional de la libertad de expresión. Según los jueces, "Wilders es grosero y denigrante cuando califica el islam de ideología peligrosa, pero sus opiniones se enmarcan en un debate público sobre la sociedad multicultural".
Nada más concluir la lectura del fallo, el político holandés mostró su satisfacción con ironía. "Tengo buenas noticias, criticar el islam es legal. A veces hay que ser ofensivo para demostrar que no hace falta tener miedo a ser perseguido por tus ideas", dijo, arropado por sus seguidores. Decepcionados, los grupos antirracistas y de defensa de los inmigrantes que le han demandado anunciaron que presentarán una denuncia ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU.
"Es denigrante, pero no rebasa el límite de lo aceptable", según los jueces
"Esta sentencia desprotege a las minorías", lamentan los demandantes
El juicio ha puesto a prueba la tolerancia, auténtica seña de identidad de Holanda. Y es que, durante último año, el futuro de Wilders y la reputación de Holanda han corrido parejos. La libertad de expresión es el caballo de batalla favorito del líder populista, que no duda en calificar el Corán de "fascista". O bien de pedir "el cierre de fronteras a los musulmanes".
Pero el país está inmerso en el actual debate europeo sobre la (fallida, según el Ministerio del Interior holandés), integración de los inmigrantes. Y nadie quería que los tribunales pusieran la preciada tolerancia nacional en entredicho.
No ha sido así. Sobre todo porque la legislación vigente ampara las críticas a cualquier religión. Lo que no permite es insultar a grupos concretos de creyentes. Con todo, los jueces han reprendido varias veces a Wilders.
Ocurrió cuando el presidente de la sala, Marcel van Oosten, calificó de "chocantes y desestabilizadoras" las imágenes de la película de Wilders Fitna. Estrenada en 2008, la cinta está firmada por el político y presenta "los peligros del islam". Para el juez, "algunos pasajes pueden incluso incitar al odio contra los musulmanes, pero no rebasan el límite de lo aceptable".
Bram Moszkowicz, abogado del político, no pudo reprimir una sonrisa al oír estas palabras. Este ha sido un juicio peculiar. Aunque la fiscalía pidió la absolución, la justicia impulsó la instrucción del proceso porque vio "indicios punibles" en los discursos del líder extremista. De modo que Moszkowicz se mostró encantado cuando otros jueces concluyeron ayer que, en efecto, su cliente se ha movido dentro de límites legales.
Para los demandantes, el fallo es un error garrafal. Wilders, sostienen, "promueve la segregación de las comunidades residentes en el país". Mohamed Rabbae, presidente del Consejo Nacional de los Marroquíes, dijo que Wilders "daña a los inmigrantes". "Es un golpe real, no una mera sensación. Las palabras se convierten en hechos", aseguró. Aydin Akkaya, representante de la comunidad turca en Holanda, criticó a los jueces "por permitir que pueda decirse cualquier cosa en el contexto adecuado". "Este fallo desprotege a las minorías, por eso acudiremos a Naciones Unidas", remachó Ties Prakken, representante de los demandantes.
Nada de todo esto llegó a oídos de Wilders ayer. Disfrutaba de uno de sus mayores éxitos, y ni siquiera el cansancio le borró la sonrisa. "He renovado mi fe en la justicia. La islamización de nuestras sociedades es una amenaza para nuestra libertad. Y yo puedo decirlo". La comunidad musulmana holandesa, representada en su mayoría por inmigrantes de origen turco y marroquí, supera el millón de personas. Aunque las primeras generaciones llegaron hacia 1960 como mano de obra barata, la integración no ha funcionado. El problema no es nuevo. Pero solo ahora empieza a levantarse en Holanda la capa de corrección política que ha ocultado la indiferencia hacia grupos enteros de ciudadanos.
El juicio ha puesto de manifiesto otra deriva. A pesar de sus advertencias acerca del "tsunami musulmán", el mensaje de Wilders tiene más eco del que la sociedad holandesa quiere admitir. Sin el apoyo de su Partido de la Libertad, tercera fuerza nacional, la actual coalición gobernante de centro-izquierda no tendría mayoría parlamentaria. De ahí que haya habido escenas tan curiosas como la visita efectuada por Gerd Leers, ministro de Inmigración, al despacho del líder xenófobo. Leers fue a verle incluso antes de tomar posesión de su cargo, como muestra del aparente poder que ejerce, desde fuera del Gobierno, el líder populista.
"El fallo es claro. Es una buena noticia para Wilders, con quien trabajamos apoyados en el acuerdo de Gobierno", dijo Mark Rutte, primer ministro liberal, al saber la noticia. Su partido y la Democracia Cristiana, su socio en el Gobierno, han firmado un documento afirmando que "el islam es una religión". Wilders hizo otro tanto, pero señaló que el credo musulmán "es una ideología". Ambas declaraciones, que aclaran las posturas de todos, permiten al Gobierno recibir apoyo del líder extremista. "Los jueces han dejado suficiente margen de maniobra para el debate en nuestra sociedad", dijo anoche Job Cohen, líder de la oposición socialdemócrata. Por un escaño, su partido perdió en 2010 las elecciones.
"Solo soy intolerante con los intolerantes"
Las ideas de Geert Wilders sobre el islam suscitan desde hace algunos años fuertes polémicas. Estos son algunos de sus puntos de vista:
- "Yo solo soy intolerante con los intolerantes".
- "Detesto la violencia. Lo que busco es un debate. Mis aliados no son Jean-Marie Le Pen [líder xenófobo francés] o el Partido Nacional Británico. Tampoco me uniría nunca a grupos fascistas".
- "El problema es el islam fascista. La ideología enferma de Alá y Mahoma tal y como aparece en el Corán. Un libro que es como el Mein Kampf de los musulmanes".
- "Estoy harto del Corán. Que prohíban de una vez ese libro fascista".
- "Ya está bien de rezar a Alá y a Mahoma en Holanda. Basta de mezquitas. Dentro de poco habrá más que iglesias".
- "En 1945 vencimos al nazismo en Europa. En 1989, se ganó al comunismo. Es hora de rendir la ideología musulmana".
- "La demografía es el mayor problema de Holanda. Con las cifras en la mano, se observa que los musulmanes acabarán trasladándose de la ciudad al campo. Hay que detener el tsunami de la islamización porque atenta contra nuestro corazón, identidad y cultura".
- "El Papa tiene razón: el islam es una religión violenta. Islam equivale a la conversión y sometimiento del otro. Y esa interpretación reina en las mezquitas y los hogares de los adolescentes problemáticos. Está en la propia comunidad islamista en su conjunto".
- "Todo el mundo debe acomodarse, aquí, a nuestra cultura. El que no lo haga será expulsado del país".
- "Ya está bien de islam en Europa y en Holanda. Hay que cerrar las fronteras, que no entren más musulmanes en Holanda. Que le quiten la nacionalidad a los delincuentes musulmanes".
- "Me avergüenzo de los que, dentro y fuera del Gobierno, se niegan a frenar la invasión musulmana de Holanda. Contribuyen a la transformación de Holanda [Nederland, en holandés] en Nederabia, una provincia del super-Estado islamista Eurabia".
- "Está demostrado. El islam es una religión violenta. Si Mahoma viviera hoy, le echaría del país por extremista".
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