_
_
_
_

"Hay un vacío legal y yo me quedo sin salir del país, no sé hasta cuando"

Un geólogo español, retenido en Brasil desde hace un mes por intentar comprar un meteorito

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Una chaqueta de cuero, 100 dólares, un día y medio en la cárcel y de momento tres semanas sin poder volver a casa. Eso es lo que le ha costado al alicantino Benjamín Rivera, de 43 años, una pieza de 200 gramos de meteorito comprado de un agricultor en la ciudad de Varre-Sai, a 300 kilómetros de Río de Janeiro. Acusado de contrabando cuando salía de Brasil, el geólogo fue detenido en el aeropuerto internacional Tom Jobim el pasado 7 de julio. Y hasta hoy no ha podido volver a Bolivia, donde vive con su esposa. Sin pasaporte y esperando un juicio por "contrabando" del meteorito, Rivera está desde hace tres semanas en un hotel en Río, ciudad que había elegido para pasar su luna de miel.

Tras tener noticia de la caída de una lluvia de pequeños meteoritos en la pequeña ciudad al noroeste de Río, el coleccionista se desplazó hasta allí en busca de estas piedras espaciales. Antes de comprarlas, se informó de que no existía ninguna ley en Brasil que prohibiera la compra de este tipo de roca: "A diferencia de Canadá o Argentina, por ejemplo, en Brasil no existe ninguna ley especifica para meteoritos. Hay un vacío legal", dice por teléfono el geólogo, a EL PAÍS. Cuando intentaba salir del país para regresar a Bolivia, sin embargo, Rivera fue detenido por policías que lo trasladaron hasta un centro de reclusión, donde permaneció un día y medio. Al conocer la noticia, su padre viajó hasta Río de Janeiro para pagar la fianza. Sin dinero para los costes para el hotel y su mantenimiento, el alicantino continúa su estancia forzosa en el país con una ayuda de 250 euros de la embajada española.

"Siempre he revisado la legislación. Nunca intenté comprar un meteorito en Argentina, por ejemplo. Brasil no tiene una legislación sobre el tema. Hablé con un técnico del Departamento Nacional de Producción Mineral, que me explicó que no necesitaba permiso para una cuantidad tan pequeña. Están interpretando la ley. Y yo me quedo aquí, sin salir del país, no lo sé hasta cuando", se queja Rivera, que estudió geologia en la Complutense.

A finales de junio, un meteorito de unos 600 gramos cayó en la casa de un agricultor en la ciudad de Varre-Sai. Según los investigadores, la piedra no había caído sola: el trozo formaba parte de una piedra más grande, de 20 kilos, que se había roto en varios pedazos. Para ayudar a los investigadores a encontrar los fragmentos -un gramo puede valer hasta 70 euros-, el Ayuntamiento está ofreciendo premios a los residentes y estudiantes de escuelas públicas. La noticia también está atrayendo extranjeros a la ciudad. En dos meses, los hoteles han registrado un aumento del 20% en el número de clientes y por lo menos 600 turistas han pasado por ahí.

En la misma semana que Rivera estuvo en Varre-Sai, Maria Elizabeth Zucolotto, astrónoma del Museo Nacional de Brasil, estaba intentando recoger una muestra del objeto para su investigación. Fue cuando conoció el alicantino, se enteró de que él había comprado una piedra de 200 gramos y resolvió denunciarlo a la policía. Benjamín Rivera afirma que sabía que la compra era legal y hasta charló con el marido de la investigadora "durante más de dos horas". "Hasta nos sacamos unas fotos juntos. Ella, sin embargo, en ningún momento ha hablado conmigo", afirma desde Brasil.

Según la astrónoma, que también es profesora de la Universidade Federal de Río de Janeiro, la piedra es una condrita, formación rocosa que recibe calor de fusión durante su formación. "Su estudio ayudará a explicar la formación de planetas del sistema solar. Con la ayuda del Ayuntamiento estábamos buscando parte de la piedra cuando mi equipo se enteró de la compra", dice.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Rivera, sin embargo, rebate que "los precios son una mitificación absurda": "La condrita ordinaria es una de las más comunes de todas, casi sin importancia, un objeto de coleccionista".

Desde hace 19 años no se registraba la caída de un meteorito en Brasil. Sin información adecuada, la mayoría de los brasileños que encuentran fragmentos de estos objetos, a menudo prefieren contactar con comerciantes extranjeros para venderlos porque creen que así obtendrán el mejor precio. Según la propia investigadora en su página web, Brasil aún carece de una ley para la regulación de la propiedad de la roca. Especialistas del Ministerio de Minas y Energía informaron a este periódico que en la actualidad no existe una ley federal para impedir la venta, pero que todos que quieran sacar los recursos minerales de Brasil necesitan de una autorización del Departamento Nacional de Producción Mineral. Lo mismo dice la Policía Federal para justificar la detención.

A finales de junio, un meteorito de unos 600 gramos cayó en la casa de un agricultor en la ciudad de Varre-Sai, en Río de Janeiro
A finales de junio, un meteorito de unos 600 gramos cayó en la casa de un agricultor en la ciudad de Varre-Sai, en Río de JaneiroAYUNTAMIENTO DE VARRE-SAI

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_