Gaza retrocede cuatro décadas
Un informe de varias ONG exige a Israel que ponga fin al bloqueo de la franja
Son un par de años de permanentes alertas sobre un declive económico y social demoledor. Y ahora han decidido unir esfuerzos. Amnistía Internacional, Care Internacional, Médicos del Mundo, Oxfam, Save the Children, entre otras ONG, difundieron ayer un informe que refleja la dramática situación que padece Gaza, víctima del bloqueo económico impuesto por Israel. La situación humanitaria ha alcanzado límites desconocidos desde 1967, año en que comenzó la ocupación del territorio palestino. Una tendencia imparable que se agravó cuando Hamás triunfó en las elecciones de enero de 2006. No aceptaron entonces los países occidentales, que impulsaron al movimiento fundamentalista a participar en la lucha en las urnas, el veredicto de los comicios. Si el bloqueo continúa vigente, la franja, una cárcel a gran escala, está abocada a un desastre todavía mayor.
Sólo algunos datos de este castigo al que se somete al millón y medio de habitantes de la franja: el 80% -el 63% en 2006- depende de la ayuda exterior para comer; el desempleo se eleva al 40%; 75.000 de los 110.000 trabajadores del sector industrial han perdido su empleo; los hospitales carecen de electricidad entre ocho y doce horas al día; el 70% de las familias viven con menos de un euro por persona al día, con precios en alza, similares a los europeos; 50.000 toneladas de aguas negras desembocan en el Mediterráneo a diario por la carencia de repuestos y de materias primas... Incluso algunos funcionarios estadounidenses, citados por la agencia Reuters, comienzan a abogar por la reapertura de unos pasos fronterizos por los que las mercancía pasan con cuentagotas. Resulta chocante escuchar a los portavoces israelíes decir que en Gaza no existe una crisis humanitaria.
Las ONG citadas instan a las milicias palestinas a detener el lanzamiento de cohetes kassam contra las ciudades próximas a Gaza. En vano, ayer al menos diez proyectiles fueron disparados contra el sur de Israel. Y el brazo armado de Yihad Islámica mató a un soldado que patrullaba la frontera de Gaza tras pisar su vehículo una mina plantada en el camino que bordea el límite. Pero inciden en que un Estado no puede llevar a cabo represalias desproporcionadas como las ejecutadas por Israel y su Ejército.
"Israel tiene derecho a proteger a sus ciudadanos, pero el poder ocupante de Gaza tiene también la obligación legal de asegurar el acceso de los habitantes de Gaza a los alimentos, agua limpia, electricidad y atenciones médicas. Castigar a toda la población denegándoles estos derechos humanos básicos es manifiestamente indefendible", afirma Kate Allen, directora de Amnistía Internacional en el Reino Unido. Las ONG suscriben un único camino para poner fin a las catastróficas penurias que sufre la oblación civil: "Ejercer una mayor presión sobre el Gobierno israelí para que abra las terminales fronterizas y los cortes de electricidad que agrava la situación humanitaria".
Un castigo colectivo contra los habitantes de la franja
Desde Londres, el director de campaña de Interpón Oxfam, Phil Bloomer, sostiene que "los palestinos de Gaza viven en un callejón sin salida, en una cárcel. El informe, elaborado por los departamentos internacionales de las organizaciones, asegura que el Gobierno de Ehud Olmert está llevando a cabo un "castigo colectivo contra los habitantes de la franja".
"El sector privado está en ruina y podemos hablar de un colapso en toda regla que no sólo viene del reciente bloqueo de Israel por la crisis fronteriza sino de tantos años de medidas de este tipo", afirma el representante de Intermón Oxfam. Fue el pasado enero cuando miles de palestinos traspasaron la valla fronteriza del paso de Rafah y se dirigieron a la ciudad egipcia de El Arish, en la península de Sinaí, para comprar comida y adquirir combustible. Pero los enfrentamientos y los problemas sin solucionar son un lastre para israelíes y palestinos desde hace décadas.
"El Estado de Israel tiene el deber de defender a su población de los ataques, pero eso no justifica que tenga como blanco a los civiles de Gaza", asegura Bloomer refiriéndose a la última ofensiva israelí, llamada Operación Invierno, en la cual el ejército penetró en Gaza para acabar con milicianos palestinos. Sin embargo, los ataques de los soldados israelíes dejaron más de 120 muertos civiles.
Abbas, contra las cuerdas
Como es natural, las invasiones israelíes sobre Gaza y la matanza del pasado fin de semana -120 muertos, la mitad de ellos civiles, entre ellos mujeres y niños— surten efectos indeseables sobre la negociación que el presidente palestino, Mahmud Abbas, impulsa con el Gobierno hebreo. El mandatario está contra las cuerdas. Incluso algunos miembros de los equipos negociadores amenazaron con boicotear la próxima reunión con los delegados israelíes y fueron amenazados con la rescisión de sus contratos. La consecuencia inmediata: que el descrédito de Abbas entre los palestinos crece sin pausa, para regocijo de Hamás, que aguarda su momento también Cisjordania.
El proceso de paz no fructificará, opina un número creciente de analistas y políticos, entre ellos varios israelíes, sin que se tenga en cuenta que Hamás es un movimiento sólidamente instalado en la sociedad palestina. "Hay que abandonar la política fallida de excluir a Hamás y comenzar negociaciones con todos los partidos palestinos", sostiene el informe.
Juventud y esperanza
Los cooperantes y trabajadores de las distintas organizaciones coinciden en señalar que uno de los factores más preocupantes de este bloqueo es la juventud palestina. Según Save the Children, los puestos de control y los toques de queda provocan que 226.000 niños encuentren imposible o muy peligroso ir a la escuela, mientras dos tercios de la infancia palestina vive bajo el umbral de la pobreza y un tercio de los hogares palestinos se encuentra en situación de inseguridad alimentaria.
"La juventud se radicaliza porque sienten que están atentando contra la dignidad de la gente", dice Bloomer. El informe señala que el 50% de los niños y jóvenes palestinos en zona ocupada experimentan altos grados de trauma psicológico y estrés.
Sin agua, sin luz, sin comida y casi sin esperanza. Pero desde las ONG consideran que todavía hay posibilidades para alcanzar la paz. "Hay encuestas que señalan que el 70% de los israelíes quieren que su Gobierno hable con Hamás porque saben que es necesaria una solución a los ataques", afirma el director de campaña de Intermón Oxfam.
Los cooperantes instan a negociar con el movimiento de resistencia islamista Hamás, que gobierna la Franja desde el 2006, y creen que la Autoridad Nacional Palestina del presidente Mahmud Abbas tiene que llegar a un acuerdo con Hamás para hacer un frente común palestino. Tal vez, sea una de las pocas llaves que les queda a los palestinos de Gaza para salir de su celda.
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