Finlandia amenaza el rescate portugués
Los populistas finlandeses piden a la UE que busque otra solución para los países en crisis.- Crece en el Estado nórdico el rechazo a financiar las deudas del sur
Las autoridades portuguesas negociaban ayer en Lisboa un rescate financiero millonario con los emisarios europeos y del Fondo Monetario Internacional para evitar el desastre. Lo hacían con la vista puesta a miles de kilómetros, conscientes de que su futuro económico pasa por que el Parlamento finlandés diga sí al rescate portugués en los próximos días y se dé cumplimiento así al requisito europeo de la unanimidad.
El trámite se complicó sustancialmente después de que el partido de los Auténticos Finlandeses, que se opone a ayudas financieras para los países en apuros como la que ahora negocia la UE, lograran un apoyo masivo en las elecciones el pasado domingo. Su triunfo ha sumido a las formaciones políticas finlandesas en alambicadas negociaciones para formar un Gobierno de coalición, que ya han anunciado durarán varias semanas. Ayer, el Gobierno saliente, que en principio iba a ocuparse de la aprobación del rescate portugués, decidió pasar la pelota a sus sucesores, dada la importancia del asunto. El rescate portugués queda de momento en vilo y aumentan en buena medida las posibilidades de colapso del paquete financiero.
Si Helsinki veta la ayuda a Lisboa, el país se vería abocado a la quiebra
Los Auténticos Finlandeses han sabido capitalizar el 'eurorrechazo'
El discurso de mano dura con los inmigrantes ha calado en el país
Los votantes estaban hartos de partidos muy similares, opina una periodista
En principio, estaba previsto que los ministros de Economía de la UE aprobaran la ayuda financiera en su reunión del próximo 16 de mayo. La formación de un nuevo Ejecutivo finlandés, que acuda al Ecofin con una decisión tomada, podría prolongarse durante varias semanas. Aún peor, el nuevo Gobierno podría decidir -como han advertido los Auténticos Finlandeses- que no comulga con los términos del rescate y que Bruselas dede buscar otra solución. Portugal se quedaría sin ayuda, abocado a la quiebra, y Europa a merced del efecto de la onda expansiva lusa.
Conservadores, socialdemócratas y los Auténticos Finlandeses, los tres partidos más votados, son los llamados a formar la nueva coalición gubernamental. Las dos últimas formaciones criticaron duramente durante la campaña electoral la política de rescates europea. Su posición refleja un malestar que se extiende por el norte de Europa. Aquí, son muchos los contribuyentes que no entienden por qué después de haber pagado carreteras y programas de empleo en el sur de Europa, ahora tienen que salir a rescatar a esos mismos países que, dicen, no han sabido gestionar las ayudas. Piensan que, en todo caso, son los bancos los que deberían contribuir a solucionar un problema del que les consideran en parte responsables. Y ese ha sido precisamente el filón electoral del partido de los Auténticos Finlandeses, que han pasado de cinco a 39 escaños en las pasadas elecciones y que han sabido trasladar el debate acerca de cómo conviven economías tan desiguales en un mismo club, de los pasillos de Bruselas a los cafés de Finlandia.
Lo explicaba con claridad un contribuyente finlandés en una carta al director que publicaba ayer el Financial Times. "Mientras los finlandeses pagamos diligentemente los impuestos, ya que la honestidad es considerada un pilar de la sociedad, me resulta difícil ver cómo los euros de mis impuestos se gastan en apoyar a países que han mentido sobre sus economías y en los que la evasión fiscal es un hobby nacional".
Junto al eurorrechazo, la inmigración ha sido el otro gran tema que, dejando por primera vez de lado la corrección política, ha planeado sobre la campaña electoral. Ha desembarcado de la mano de Halla Aho, uno de los dirigentes de los Auténticos Finlandeses y conocido azote de las políticas multiculturales finlandesas. Al igual que en otros países vecinos de tradición tolerante e integradora, el discurso de mano dura con los inmigrantes ha empezado a calar en Finlandia. La diferencia es que el número de inmigrantes es infinitamente menor en este país, apenas un 3% de la población, comparado, por ejemplo, con el 14% de Suecia. Aun así, los miedos, que no entienden de números, han aflorado y se han materializado en papeletas electorales.
Otra diferencia, señala Teivo Teivainen, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Helsinki, es que aquí, al contrario de lo que sucede en países como Holanda, "los políticos populistas que hablan del peligro de islamización, no lo hacen para defender valores liberales como el matrimonio gay o el feminismo. Al revés, en Finlandia, su modelo de familia se parece mucho al del islam más tradicional, pero a nadie parece molestarle este cúmulo de contradicciones".
Sussanna Ginman, jefa de redacción de la radiotelevisión finlandesa, añade otro elemento para explicar un resultado electoral que considera "el cambio más grande desde la Segunda Guerra Mundial". Sostiene que los votantes estaban hartos de partidos que se parecen demasiado los unos a los otros y que no se atreven a marcar diferencias ideológicas por miedo a comprometer alianzas en las siempre necesarias coaliciones gubernamentales. En este contexto, irrumpieron los Auténticos Finlandeses "liderados por un hombre que no recurre a los tecnicismos, que habla el idioma que entiende la gente y con el que los votantes se sienten identificados".
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