Costa Rica juzga por primera vez a un ex presidente
Rafael Calderón se enfrenta desde el lunes a la acusación de cobrar comisiones de una empresa finlandesa
Costa Rica se matricula hoy en la lista de los países cuya justicia es capaz de sentar a un ex presidente de la República en el banquillo de los acusados por un caso de corrupción. La suerte del nicaragüense Arnoldo Alemán, de los mexicanos Carlos Salinas y Ernesto Zedillo o del colombiano Ernesto Samper amenaza ahora a Rafael Ángel Calderón Fournier, que gobernó entre 1990 y 1994, y a su deseo de volver a gobernar este país centroamericano entre el 2010 y el 2014 con el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), de centro-derecha, una de las dos agrupaciones tradicionales.
Más de un año se espera invertir en escuchar a las partes y a 277 testigos convocados para referirse a la acusación por "peculado y corrupción agravada" que la fiscalía atribuye a Calderón y a otros siete involucrados en el caso CCSS-Fischel. Se les acusa de haber ideado un plan delictivo para cobrar comisiones sobre la venta de equipo médico de la firma finlandesa Instrumentarium Medko Medical, por 40 millones de dólares al crédito, a la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), la segunda institución autónoma estatal. Calderón reconoció haber cobrado 520.000 dólares, pero insiste en que corresponden al pago de "honorarios profesionales".
La CCSS y Procuraduría de la República esperan que un experimentado tribunal declare culpable a los ocho acusados y los obligue a pagar 135 millones de dólares por el daño causado. Entre los implicados figuran el entonces presidente ejecutivo de la CCSS, Eliseo Vargas, y Wálter Reiche Fischel, quien ejerció como presidente de la Corporación Fischel, representante en el país de la firma finlandesa. De esta empresa provinieron unos 8,5 millones de dólares que se distribuyeron en comisiones entre empresarios, funcionarios y políticos, según las investigaciones que realizó en 2004 el diario La Nación.
Ídolo de algunos costarricenses
Calderón, abogado de 59 años, nacido en Nicaragua y de sangre mexicana, es hijo del mayor garantista social en Costa Rica, un país conocido por sus garantías sociales. Rafael Ángel Calderón Guardia es aún hoy el ídolo de algunos de los costarricenses que vivieron la Guerra Civil en 1948, que en las décadas siguientes dividió al país entre el calderonismo (PUSC) y liberacionismo, base del Partido Liberación Nacional (PLN) que hoy gobierna. La dicotomía calderonismo-liberacionismo está ahora casi superada, pero la imagen de Calderón Fournier acusado le inyecta vigencia.
La primera audiencia del juicio se celebrará hoy y será seguida por numerosos medios internacionales y un país que en 2004 se pellizcaba para reconocerse como el territorio donde un ex presidente era arrestado y encarcelado de manera preventiva. Calderón insiste en presentarse como víctima de las celdas injustificadas y de los medios de comunicación, ya que fueron éstos los que hace cuatro años hicieron públicos hechos cometidos en el año 2000, cuando ya Calderón habría sido un ciudadano más.
El ex mandatario ha clamado desde que estuvo preso para que se iniciara este juicio. De su rapidez y resultado dependerá el proyecto del PUSC de retomar su peso político. "Al fin ha llegado el momento de demostrar, con pruebas documentales y hechos, que no he cometido delito alguno", dijo Calderón en televisión. Un amplio equipo de colaboradores trabaja por depurar la imagen del político y abrirle trecho electoral.
Su versión de lo ocurrido
En un mensaje de más de 10 minutos, televisado por los tres canales nacionales de la cadena de capital mexicano Repretel, el ex presidente hizo alarde de su capacidad de comunicación y relató su versión de la historia, intercalada por fotografías suyas leyendo la Biblia en prisión. A su lado se presentó su incondicional esposa, Gloria Bejarano, hija de Armando Bejarano, un político mexicano que milita en el Partido Revolucionario Institucional (PRI). En las calles capitalinas las vallas terminan de evidenciar la presión sobre los jueces.
Los únicos cinco diputados del PUSC en el Congreso se han dividido entre apoyar a Calderón o dejar que la justicia decida su suerte. Sus defensores insisten en que ha habido ensañamiento de la fiscalía contra quien en 2004 compartió protagonismo con otro ex presidente marcado por la corrupción, Miguel Ángel Rodríguez, que gobernó entre 1998 y 2002, relacionado con la empresa francesa Alcatel por negocios estatales de telecomunicaciones.
El trabajo por la imagen de Calderón ha surtido efecto. Las encuestas evidencian que el ex gobernante goza ahora de una imagen bastante mejor que en 2004. Esto podría ayudarle a flotar en la política electoral, favorecido por la idiosincrasia del "pobrecito" que tanta vigencia cobra todavía en Costa Rica, a pesar del desencanto en los políticos. Las vallas y los mensajes televisados, sin embargo, de poco le servirían para su principal requisito: ser inocente. La justicia, como la clase política, está en la mira.
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