Berlusconi pretende renovar la Cámara para salvar el Ejecutivo
Silvio Berlusconi no se da, todavía, por vencido. Tras unos días de silencio, ayer pasó de nuevo al ataque y culpó de la crisis de la mayoría de centro-derecha a la "publicidad de la prensa" y a las maniobras "de la izquierda antidemocrática".
El primer ministro intervino por teléfono ante una convención del Pueblo de la Libertad en Milán, y llamó a los suyos a resistir: "No leáis la prensa que hace publicidad a la política 'partitocrática' y que razona o delira como si los electores no existieran. Claro que existen, y están en un 60% con Silvio Berlusconi".
¿Dimitir? Eso nunca. ¿Moción de censura? Un mero accidente del camino. "Seguiremos adelante con el voto de confianza que, estoy seguro, tendremos en el Senado y creo que también en la Cámara", enfatizó Berlusconi refiriéndose a la cuestión de confianza presentada por el propio Pueblo de la Libertad en el Senado, y a la moción de censura llevada por la oposición a la Cámara. Ambas se votarán en los próximos días o semanas.
La convicción de Berlusconi suena ilusoria. "Apuesta a la baja, quiere ir a elecciones anticipadas", tradujo su único aliado, Umberto Bossi, líder de la Liga del Norte. Pero el ataque tenía un claro destinatario, el presidente de la República, Giorgio Napolitano. Berlusconi dijo que, si el Gobierno gana la votación en el Senado, donde hoy goza de una muy exigua mayoría, y pierde en la Cámara de Diputados, donde depende de Futuro y Libertad, el grupo del presidente Gianfranco Fini, la solución sería disolver la Cámara, pero no el Senado, y convocar elecciones anticipadas solo para elegir nuevos diputados.
Italo Bocchino, número dos de Futuro y Libertad (FLI), calificó la idea como "un escamoteo". Y añadió: "Que dimita ya". El problema, explicó la oposición, son las reglas del juego: la Constitución deja la decisión de la crisis no en manos del primer ministro sino del presidente de la República. El Partido Democrático recordó que el Gobierno de Romano Prodi cayó en 2008 al perder la confianza del Senado aunque tenía la de la Cámara, y que esa regla "sigue vigente".
El primer ministro atacó también a la RAI por la emisión del programa del escritor y periodista Roberto Saviano, que vieron 7,6 millones de espectadores: "Es indecente tener una televisión pública así", dijo, "pero la mayoría de los italianos no se deja embaucar".
La sensación, en todo caso, es que el Gobierno durará el tiempo necesario para aprobar los Presupuestos y el Plan de Estabilidad, un par de semanas. Incluso entre los más fieles cunde la sensación de fin de época. Según el ministro de Exteriores, Franco Frattini, "hemos llegado al redde rationem (juicio final)".
El editorial de ayer de Il Corriere della Sera deja poco espacio a la esperanza. Titulado La soledad de un líder, decía: "El berlusconismo se hunde hoy víctima de una especie de autorreclusión, que se diría casi estudiada con intención complacidamente suicida. Y cada vez más, aquel que fue por antonomasia 'un solo hombre al mando' aparece ya como un hombre solo y basta".
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