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Columna
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Avalancha republicana

El triunfo republicano en las elecciones intermedias del martes probablemente produzca recortes presupuestarios que afectarán a la ayuda externa estadounidense a Latinoamérica y el Caribe, y también generará posturas antiinmigratorias más duras en el nuevo Congreso. Eso no va a cosechar muchos aplausos en América Latina.

Pero en el aspecto positivo, el triunfo republicano aumentará significativamente las posibilidades de que el Congreso apruebe los acuerdos de libre comercio con Colombia y Panamá, cuya ratificación está pendiente desde hace años.

Veamos cada uno de estos y otros temas:

En lo relacionado con la ayuda externa, el impacto regional más inmediato de la avalancha republicana -que le dará el control de la Cámara de Representantes y una mayor presencia en el Senado al Partido Republicano- será un mayor apoyo a reducir la ayuda externa.

El resultado electoral en EE UU afectará a la ayuda a Latinoamérica

El congresista Eliot L. Engel, presidente del subcomité del Hemisferio Occidental de la Cámara, me dijo en una entrevista que "cuando se tiene un Congreso republicano que habla de recortar el 25% del presupuesto, habrá una enorme presión para recortar la ayuda externa", que podría incluir los programas antidroga como el Plan Mérida destinado a México y Centroamérica, el Plan Colombia y la ayuda a Haití.

"Eso me pone nervioso", dijo Engel. "Sería un gran error, porque en un momento en el que países como Brasil y Venezuela están aumentando su influencia regional, lo peor que podemos hacer es cortar la ayuda externa y dar la impresión de que nos estamos desentendiendo de la región".

Una fuente cercana al liderazgo del Partido Republicano en el Congreso me admitió: "Vamos a hacer recortes generalizados tanto en lo doméstico como en lo internacional, y no va a haber excepciones ni vacas sagradas". Y agregó: "Yo esperaría recortes incluso en el Plan Mérida".

En materia de inmigración, no hay dudas de que el nuevo Congreso tendrá una postura más antiinmigrante que el actual. Las posibilidades de que se apruebe una reforma migratoria integral que incluya una vía a la legalización de los más de 11 millones de indocumentados, se verán ahora muy reducidas.

"Creo que no ha habido ningún Congreso desde 1924 -y por cierto, ninguno en los últimos 50 años- compuesto por legisladores más dispuestos a reducir la inmigración legal e ilegal que los que fueron electos", dice Roy Beck, director de Numbers USA, un grupo que se define "a favor de niveles más bajos de inmigración".

Los congresistas republicanos Lamar Smith, de Tejas, y Steve King, de Iowa -ambos entusiastas partidarios de la Ley de Arizona y de otras drásticas medidas antiinmigratorias-, se convertirán en presidente del Comité Judicial de la Cámara y de su subcomité de inmigración.

Alrededor de 36 legisladores que apoyaban la legalización de indocumentados han perdido sus escaños. El nuevo Congreso solo tendrá 170 miembros que apoyan una vía condicionada a la legalización de los inmigrantes ilegales, un número muy inferior a la mayoría de 218 votos que requeriría aprobar esa medida, según Numbers USA.

Los acuerdos comerciales pendientes con Colombia y Panamá tienen mayores opciones de ser aprobados, entre otras cosas porque el probable nuevo presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John A. Boehner de Ohio, es un firme partidario de esos acuerdos comerciales.

Con respecto a Venezuela y Cuba, el nuevo Congreso será más crítico con el presidente venezolano, Hugo Chávez, y la dictadura militar cubana. Pero, a menos que haya sorpresas, es improbable que apruebe nuevas sanciones contra cualquiera de los dos países.

Mi opinión: los legisladores republicanos que ganaron el martes no son un grupo homogéneo, y muchas de sus propuestas más radicales encontrarán frenos dentro de su propio partido.

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