Abnegado y corrupto
La investigación judicial del otrora admirado viceministro italiano de Protección Civil destapa una red de comisiones multimillonarias
Horas después del terremoto del 6 de abril que costó la vida a 294 personas en L'Aquila, dos empresarios napolitanos relacionados con la Camorra y que han accedido a algunas contratas de Protección Civil conversaron por teléfono. Con los muertos todavía bajo los escombros, la policía escuchó a los tipejos relamerse con la reconstrucción de la ciudad:
-Ocúpate rápido de esta cosa del terremoto porque hace falta salir en cuarta deprisa. No es que haya un terremoto todos los días...
-Pobrecillos, esta mañana en la cama me reía yo solo...
No es fácil que los italianos se escandalicen por la corrupción que azota su país, pero esta vez el sentimiento general lo ha resumido el alcalde de L'Aquila con dos palabras: "Dais asco".
El juez considera que la "banda" de Bertolaso "roba todo lo robable"
Según ha asegurado el Gobierno, los constructores que especulaban con la catástrofe no han visto ni verán un solo euro de Protección Civil. Pero la conversación ha dejado una huella indeleble. En el centro de la investigación judicial, que de momento ha enviado a cuatro personas a la cárcel y ha apuntado a 28 más en la lista de sospechosos, están la misma Protección Civil, una de las últimas instituciones admiradas de la República, y su todopoderoso presidente, el médico Guido Bertolaso, de 59 años.
Ejemplo de eficacia, católico abnegado, superhéroe nacional y viceministro plenipotenciario de la presidencia del Gobierno, siempre dispuesto a echar una mano, siempre vestido con la camiseta azul del cuerpo sobre la camisa, en los últimos años, Bertolaso ha gestionado como comisario extraordinario o jefe absoluto de Protección Civil cientos de grandes eventos y decenas de emergencias o seudoemergencias.
Desde 2001, su organismo ha declarado 620 emergencias: la cumbre OTAN-Rusia, las crisis de las basuras y el tráfico en Nápoles, la brucelosis de las búfalas campanas, pero también la beatificación de Escrivá de Balaguer o la del padre Pío, los viajes de los papas por el país o el secular abandono de las excavaciones de Pompeya han sido objeto de leyes de excepción.
Aparte de ayudar en catástrofes naturales y accidentes, Protección Civil ha organizado las obras de acontecimientos deportivos como los Juegos de Invierno de Turín o los Mundiales de Natación de Roma, ha construido el nuevo palacio del cine en el Lido de Venecia, ha puesto en marcha el 150º aniversario de la Unidad de Italia (se celebra este año) y las obras del G-8 del año pasado en La Magdalena, que finalmente fue trasladado a L'Aquila.
El auto de acusación del juez de Florencia sostiene en 127 páginas que, amparándose en las leyes extraordinarias que derogan los filtros de transparencia y control en nombre de la emergencia continua, la cúpula de Protección Civil y el organismo paralelo que ejecuta las obras, el Departamento para el Desarrollo, han creado "un sistema gelatinoso de corrupción".
Citando conversaciones grabadas a sospechosos, el juez no deja lugar a dudas: habla de "banda de bandidos", de "task force unida y compacta", "equipo certificadísimo" que "roba todo lo robable". Y añade: "La insidia del sistema se comprende dada la implicación, en diversos grados y todavía en gran parte por definir, de personajes de gran espesor institucional".
El juez considera "inquietante" la relación de Bertolaso con el principal beneficiario de las adjudicaciones de emergencias, Diego Anemone, un constructor romano de 39 años que ahora duerme en Regina Coeli (la cárcel de la capital), acusado de corromper con prebendas diversas (sexo, dinero, favores, nepotismo...) a Bertolaso y, sobre todo, a su número dos, el ingeniero Angelo Balducci, y otros dos altos funcionarios que también están presos.
Concita de Gregorio, directora de L'Unità, ha escrito que "el factor democristiano es la clave de esta historia". Bertolaso, que empezó su carrera de médico en el equipo que cuidaba a Giulio Andreotti, llegó a Protección Civil en 1996 con el Gobierno del católico Romano Prodi, y hoy su mentor principal es Gianni Letta, número dos de Berlusconi y crucial enlace con el Vaticano.
El ingeniero Balducci preside desde 2007 el Consejo Superior de Obras Públicas, órgano que depende hoy de la Presidencia del Gobierno y atribuye las contratas (el 78% de ellas, secretas) de Protección Civil. Su relación con Bertolaso se remonta al Jubileo de 2000. Éste era comisario extraordinario del Año Santo; Balducci era proveedor de obras públicas para el Lazio, y estaba integrado en la curia vaticana: desde 1995, diez años antes que Letta, forma parte del círculo más exclusivo del mundo, el Colegio de Caballeros de Su Santidad, la más alta distinción papal para laicos. Además, es asesor del Dicasterio de las Misiones del Vaticano, y de Propaganda Fide, organización que controla las donaciones a las órdenes evangelizadoras.
En estos diez años, Balducci y Berlusconi han trabajado tanto para el Estado italiano como para el Vaticano manejando ingentes fondos públicos: en torno a 10.000 millones de euros, 2.000 de ellos sólo en el último año y medio. En ese tiempo, el grupo de Anemone obtuvo el 60% de los contratos en juego para el G-8. Los magistrados han confirmado que Bertolaso y Anemone se vieron varias veces durante momentos decisivos de las contratas. Y que Anemone buscaba con frenesí dinero en contante antes de verse con Bertolaso. Éste admite que se le pudo "escapar algo" en los 327 millones invertidos en La Magdalena. Y explica que alguien le ha traicionado: "Yo solo no podía controlarlo todo".
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