34 minutos de agonía con la inyección letal
La ejecución de un reo en Florida que necesitó dos dosis de cóctel mortal desata la polémica
La ejecución ayer del puertorriqueño Ángel Nieves Díaz ha hecho revivir la controversia sobre el método utilizado de inyección letal para ajusticiar a los condenados en el estado de Florida, ya que el reo necesitó de dos dosis del cóctel mortal y prolongó su agonía por espacio de 34 minutos.
Nieves Díaz, condenado a la máxima pena por un asesinato cometido en 1979, tardó esos 34 minutos en expirar porque padecía de una enfermedad en el hígado que le impidió a su organismo metabolizar con rapidez las sustancias químicas administradas, según fuentes oficiales. Sin embargo, los familiares del ejecutado cuestionan el procedimiento utilizado porque aseguran que Nieves Díaz no tenía ningún problema de salud.
"El no sufría de nada, es una mentira de (los funcionarios de) la cárcel. Lo inyectaron y estuvo sufriendo durante 34 minutos cuando se suponía que muriera inmediatamente", ha afirmado María Magdalena Otero Díaz, prima hermana del prisionero.
"Sufrió mucho"
La gobernación de Florida informó en un breve comunicado de que el Departamento de Prisiones cumplió con todos los pasos del procedimiento para estos casos y que una "condición médica preexistente del reo fue la razón por la cual el proceso tomó más tiempo que otros efectuados este año". Otero Díaz detalló en una entrevista telefónica que Nieves Díaz durante la ejecución comenzó a "mover los ojos hacia arriba y hacia abajo. El pecho se movía de manera agitada, sufriendo, sufriendo mucho".
Cuando se llevan a cabo las ejecuciones por lo general los prisioneros pierden el conocimiento casi inmediatamente, cesan todo tipo de movimiento en un periodo de tres a cinco minutos y luego son declarados oficialmente muertos quince minutos después de suministrarles la inyección letal. En Florida, los reos condenados a muerte son ejecutados con un cóctel mortal compuesto por pentotal de sodio para inducir la inconsciencia; bromuro, que relaja los músculos del preso para evitar sus movimientos involuntarios, y cloruro de potasio que paraliza el corazón.
La inyección letal, cuestionada
Los pormenores de lo sucedido a Nieves Díaz en la cámara de la muerte fueron revelados a su prima hermana por los representantes legales del prisionero y periodistas que estuvieron presentes durante la ejecución. Nieves Díaz, de 55 años, fue ejecutado en la prisión estatal de Starke, en el norte de Florida, por el asesinato a tiros de Joseph Nagy, encargado de un local de strip-tease, hace veintisiete años, después de perder todas las apelaciones presentadas en varios tribunales, incluyendo al Supremo de Estados Unidos.
Las autoridades también realizaron una autopsia al cadáver del reo y sus familiares exigen ahora "que nos digan por qué lo hicieron sin nuestro consentimiento y cuáles son los resultados". Una de los principales argumentos que esgrimió la abogada del condenado a muerte en sus apelaciones fue que la inyección letal era un método inconstitucional, cruel e inusual al causar dolor extremo a los prisioneros. Pero los tribunales rechazaron el alegato, un dictamen que también emitieron en el caso de Arthur Rutherford, un veterano de la guerra de Vietnam, ejecutado en octubre pasado por el asesinato de una anciana cometido en 1985. Abogados de varios condenados a muerte han dicho, citando informes de algunas investigaciones, que el pentotal de sodio podría dejar de tener efecto antes de que el preso expire, lo que ocasionaría dolor cuando son ejecutados.
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