El inminente final de ETA enfrenta ya al PSOE y al PP en la precampaña
Javier Arenas acusa a Rubalcaba de no desear "al cien por cien la derrota" de la banda y le insta a impedir que Bildu pueda estar en las elecciones generales
El terrorismo entra en campaña electoral. PSOE y PP polemizaron ayer sobre ETA, ante la perspectiva de un final próximo de la banda terrorista y la probable irrupción de Bildu en el Congreso de los Diputados. Javier Arenas, vicesecretario general del PP, llegó a acusar a Alfredo Pérez Rubalcaba de no haber querido nunca "al cien por cien la derrota de ETA" y de haber dejado siempre "un margen para el diálogo y la negociación". "Las políticas de paños calientes, de medias tintas y de medias verdades siempre han favorecido a los terroristas", añadió.
El PP no quiere que el candidato socialista rentabilice como exministro del Interior el final de ETA y, al mismo tiempo, pretende imputar políticamente a Rubalcaba el hecho de que Bildu esté en las instituciones vascas y pueda acudir a las elecciones generales. Aunque su legalización sea una decisión del Tribunal Constitucional, el PP intenta que el PSOE pague precio electoral por la incómoda presencia de los abertzales en las instituciones.
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Arenas pidió incluso al Gobierno que actúe para impedir que Bildu pueda estar presente en las generales del 20-N. Rubalcaba, en declaraciones a Radio Euskadi, calificó de "peticiones oportunistas" las voces que reclaman esa ilegalización, porque, según dijo, no depende de los gobiernos, sino de los tribunales. El exministro del Interior calificó de "exabrupto" y "disparatado" que desde el PP se tache al Constitucional de tribunal político, en referencia implícita a las declaraciones del pasado domingo de Esteban González Pons en EL PAÍS.
Bildu está en condiciones de lograr los mejores resultados de la historia de la izquierda abertzale en unas generales. Extrapolando los resultados de las municipales del País Vasco y Navarra del pasado 22 de mayo, la coalición podría lograr con sus 313.231 votos hasta siete diputados, los mismos que tiene el PNV. Bajo el nombre de Batasuna o de Herri Batasuna, esa izquierda abertzale logró un máximo de tres diputados en las generales de 2003. Siete escaños le permitirían tener con cierta holgura grupo parlamentario propio, lo que supone poder registrar gran número de iniciativas, tener tiempos amplios en los debates y posibilidades para interpelar al presidente del Gobierno en las sesiones de control de los miércoles. Es decir, que si se cumplen los pronósticos de las encuestas sería frecuente el debate en pleno entre el que fuera portavoz de Bildu y Mariano Rajoy, si es que este gana las elecciones.
Esa escena la quiere evitar el PP, y para ello sería preciso instar la ilegalización previa de la coalición. Algo que, según el Gobierno, es muy complicado jurídicamente porque el Constitucional, última instancia de los procesos de ilegalización, ya entendió que Bildu debe ser legal.
No obstante, Rubalcaba mantuvo ayer la presión sobre Bildu y aseguró que "ha habido un retroceso" en la formación por haber pasado de "un discurso relativamente enérgico contra ETA a ser más complaciente con la banda".
Dos años después del último atentado de ETA en España, Rubalcaba afirmó: "Estamos recorriendo los últimos metros hacia el final de la banda terrorista, y no hay que meter la pata". A esa presión sobre Bildu se sumó también el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, quien en su blog acusó a la coalición de explotar el victimismo y, por eso, "seguro que más de uno y más de dos dirigentes de ese mundo desean que el PP gane las elecciones generales y gobierne en España".
El candidato socialista, cuando era vicepresidente y ministro del Interior, instó al Tribunal Supremo a cerrar el paso de Bildu a las urnas. Sin embargo, Javier Arenas se sumó ayer a la tesis del sector más radical de su partido, que encabeza Jaime Mayor Oreja, y, en declaraciones a Europa Press, utilizó como argumento político la supuesta intención de Rubalcaba de abrir un proceso de diálogo con ETA y descartar por eso su derrota. Aseguró que tampoco está totalmente con el pacto antiterrorista, a pesar de que fue el redactor del texto.
A Arenas le respondió el vicecoordinador del comité electoral del PSOE, Antonio Hernando, asegurando que "en el fondo, lo que le pasa a Javier Arenas es que le molesta que ETA esté en las últimas gracias a la política y a la acción de Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del Ministerio del Interior". El socialista afirmó que, con sus palabras, Arenas ha cometido "la primera gran vileza de esta campaña". Y añadió que el PP "nunca ha querido que Rubalcaba y el Gobierno socialista acabasen con ETA". "Los asesinos le han servido al PP para tener un elemento más de campaña y de oposición al Gobierno socialista".
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