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La situación en el País Vasco

¿Topo o extorsionador?

El hijo del supuesto jefe de la red chantajista de ETA asegura que Gorka Agirre sólo buscaba información sobre la banda

¿Topo del PNV en el entramado etarra o extorsionador? Eso es lo que trata de dilucidar el Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional al investigar al ex dirigente del Partido Nacionalista Vasco Gorka Agirre. En el sumario, abierto por Fernando Grande-Marlaska durante la licencia de estudios que se tomó Baltasar Garzón el pasado año, varias conversaciones telefónicas grabadas e imágenes lo relacionan con el propietario del bar Faisán de Irún (Guipúzcoa), Joseba Elosua, presunto cerebro del cobro del impuesto revolucionario.

Agirre lo negó el pasado viernes, y el lunes, dirigentes y ex dirigentes de su partido como Iñigo Urkullu, actual presidente, y Xabier Arzalluz, defendieron ante el juez que su relación con Elosua tenía como objetivo obtener información de ETA durante la tregua. El último en sostener esta tesis fue el hijo del propio Elosua, llamado también Joseba, que ayer acudió a declarar ante Garzón. En su relato, negó que el dirigente del PNV fuera mediador en el cobro del chantaje terrorista o hubiera recibido de manos de su padre dinero procedente de la extorsión etarra a empresarios.

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Lo que Agirre hacía en el bar Faisán, según el hijo del propietario, era recabar información sobre el entorno de la banda, como sostiene el PNV. Elosua hijo declaró que vio cómo su padre entregaba al dirigente del PNV un zutabe (boletín de ETA) en el interior del establecimiento y que éste lo escondió en un ejemplar del diario Berria, al tratarse de un documento ilegal.

Ese zutabe, según relató Elosua hijo al juez, fue el primero que se distribuyó tras la declaración del alto el fuego permanente que dio lugar al fallido proceso de diálogo entre el Gobierno y ETA. Gorka Agirre estaría interesado en él para conocer si durante la tregua la banda continuaría con el chantaje a empresarios, según el hijo del principal implicado.

La salida de Agirre del Faisán fue grabada por la policía, que ha utilizado esas imágenes como una de las pruebas que demostrarían su implicación en la trama de extorsión. Según los agentes, lo que el político nacionalista guardaba en el interior de ese diario era, en realidad, cartas de extorsión de ETA. Otra de las pruebas obtenidas por la policía son escuchas telefónicas que vincularían a Agirre con la entrega de 54.000 euros extorsionados por ETA. "Ocho botellas de vino", es decir, millones de pesetas, en el argot del entorno de los terroristas.

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