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Rubalcaba defiende que la banca pague también el coste de la salida de la crisis

El candidato basará su estrategia en proyectos y no en el miedo a la derecha

Luis R. Aizpeolea

Finalizado el debate sobre el estado de la nación, en que el protagonismo del PSOE correspondió al presidente saliente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, llega la hora del candidato Alfredo Pérez Rubalcaba. Todo el partido, incluido su secretario general, se va a poner a partir de ahora al servicio del que el próximo fin de semana será proclamado oficialmente candidato, y su horizonte inmediato será la preparación de la conferencia política prevista para la última semana de septiembre.

Rubalcaba ya trabaja para esa cita, con las reuniones que celebra desde finales de mayo con socialistas en todas las autonomías. Ayer lo hizo con los secretarios provinciales, y apuntó algunas claves de su estrategia. Una de ellas fue la propuesta de que los bancos y los poderes económicos compartan también el coste de la salida de la crisis y no la hagan recaer solo en los sectores más afectados por la misma.

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En esa línea, dijo: "¿Por qué los bancos dieron hipotecas de alto riesgo? ¿Quién tiene más responsabilidad quien la pide o quien la concede? Algunos directores de sucursales cobraron porcentajes por unas hipotecas que sabían que estaban en el límite o que eran imposibles de pagar. Los bancos tienen necesidad de cobrarlas, pero no pueden hacerlo a costa de la gente".

En este alegato reveló una de las claves de su estrategia en la elaboración del programa electoral. En la medida que la economía española está, aunque de manera muy lenta, en la línea de salida de la crisis, Rubalcaba cree que el programa socialista debe recoger medidas que supongan un reparto de su coste. Y puso como ejemplo la decisión del Consejo de Ministros del viernes pasado de adoptar medidas a favor de los más castigados: los hipotecados, los pequeños empresarios, los autónomos y los Ayuntamientos.

Detrás hay toda una filosofía, que ayer reveló Rubalcaba. Aclaró, en primer lugar, que ya no funciona alentar el miedo a la derecha como estrategia de obtención de voto, ni tampoco apelar al reconocimiento de los logros políticos y sociales de los distintos Gobiernos socialistas.

La clave de la estrategia, por tanto, debe radicar en actitudes positivas y en presentar un proyecto creíble, defendió. Las encuestas de que disponen los socialistas revelan que una mayoría de españoles censura la actitud del PP por su falta de apoyo al Gobierno contra la crisis y por no ofrecer propuestas. Pero esa mayoría atribuye al PP más capacidad para sacar a España de la crisis que el PSOE, lo que confirma que está muy instalada la idea de que la derecha gestiona mejor la economía que la izquierda.

Este dato resulta clave en la nueva estrategia socialista. De ahí que Rubalcaba apueste como objetivo principal por elaborar un "proyecto de calado" que desmienta la tesis de que la derecha gestiona la economía mejor que la izquierda. Ayer adelantó que ese proyecto debe tener dos rasgos: "ser creíble y que salga al paso de los problemas de los ciudadanos".

Rubalcaba sabe que está muy instalada la idea de que los socialistas son capaces de elaborar grandes teorías pero que son más discutibles sus aplicaciones, su cercanía. En la utilidad del programa, en la propuesta de soluciones sencillas para los problemas que la crisis y el paro han generado, se comprometió a centrar sus esfuerzos. Y de ahí que elevara a categoría de ejemplo su plan de favorecer a los más afectados por la crisis, recogido en el último Consejo de Ministros. En esa línea, reclamó ideas a los reunidos, y José Blanco, vicesecretario general, que le acompañó, anunció que un tercio de los participantes en la elaboración del programa pertenecerán a movimientos sociales sin partido. Blanco hizo una alusión al Movimiento 15-M, del que alabó su ansia de participación política, pero descalificó el que no distinga entre PP y PSOE. Precisamente, Rubalcaba se hizo eco de una iniciativa del 15-M al defender, como otra clave de su estrategia, la huida de la confrontación con el PP, porque "solo conduce a desprestigiar la política".

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