De Juana da plantón a los suyos tras salir libre entre protestas de las víctimas
El sanguinario etarra difundió una carta en la que se atribuye un papel victimista
Iñaki De Juana Chaos, condenado a más de 3.000 años de cárcel por 25 asesinatos, abandonó el centro penitenciario de Aranjuez (Madrid) a las 7.25 de ayer. Su puesta en libertad, tras cumplir sólo 21 años de cárcel, provocó la indignación de muchos familiares de sus víctimas; algunos de ellos se concentraron en la madrileña plaza de la República Dominicana, donde una bomba detonada por De Juana segó en 1986 la vida de 12 guardias civiles.
Varias decenas de 'abertzales' se quedaron esperándole
El etarra justificó su ausencia en el acto con críticas al "circo mediático"
Los servicios de información creen que podría irse un tiempo de España
Pese a la prolongada huelga de hambre que mantuvo el año pasado y al ayuno que reinició hace dos semanas, el etarra salió por su propio pie de la prisión y se introdujo en un todoterreno negro -acompañado por su esposa, Irati Aranzabal, y por sus abogados, Jone Goirizelaia y Álvaro Reizabal-, que se alejó supuestamente en dirección a San Sebastián. Fue la última vez que se le vio en público ayer.
El ex jefe del comando Madrid dio plantón a varias decenas de simpatizantes, que se reunieron en el Barrio Viejo donostiarra para rendirle un "homenaje privado". Los reunidos tuvieron que conformarse con una carta, leída por una mujer, en la que el ex preso, uno de los miembros más sanguinarios de la historia de ETA, se presenta a sí mismo y a los demás reclusos de la banda terrorista como "víctimas" de los "Estados de excepción no democráticos impuestos por Francia y España".
De Juana anunciaba también en la misiva su propósito de retirarse "durante un tiempo" con su familia, para recuperarse y "aterrizar poco a poco", al tiempo que criticaba el "circo mediático" que, a su juicio, se les ha montado a él y a sus allegados. No se olvidaba, no obstante, agradecer al Movimiento Pro Amnistía, próximo a ETA, la "gran labor" que ha llevado a cabo y sin la cual "esta lucha sería mucho más difícil".
Probablemente asesorado por sus abogados, De Juana no fue al homenaje para evitar que se iniciara alguna nueva causa penal contra él. Fuentes de los servicios de información creen que mantendrá una actitud muy discreta en los próximos días y que podría incluso marcharse por un tiempo de España. El ex recluso ha dado muestras de estar preocupado por su propia seguridad y tampoco mantiene buena sintonía con la dirección de ETA, ya que se ha acogido a cuantos beneficios penitenciarios ha podido, incumpliendo sus consignas. Tras la lectura de la carta de De Juana, el homenaje concluyó con vivas a ETA y a los presos.
Los organizadores desplegaron sendas pancartas en los dos extremos de la calle de Juan Bilbao, feudo de la izquierda abertzale, para evitar que fotógrafos y cámaras de televisión pudieran captar imágenes, mientras una auténtica guardia de corps disuadía a los periodistas de aproximarse con un lacónico "mejor estáis fuera". Las miradas que llegaban desde el interior no invitaban precisamente a pasar.
A esa misma hora, en los jardines de Alderdi Eder, a unos cientos de metros de allí, familiares de víctimas de ETA como Pilar Elías, Cristina Cuesta y Pilar Ruiz, o los políticos Antonio Basagoiti (PP) y Rosa Díez (UPyD), convocados por la organización Dignidad y Justicia, realizaron una ofrenda floral en el monolito a las víctimas. Algunos portaban cartulinas con la foto de De Juana y la leyenda "Asco".
El Movimiento Pro Amnistía denunció que los controles policiales impidieron llegar hasta Aranjuez a los autobuses y furgonetas que habían salido del País Vasco para recibirle a salida de prisión. Lo cierto es que la Guardia Civil impidió que nadie, ni siquiera los periodistas que pasaron en vela toda la noche, pudieran acercarse a menos de 50 metros de la puerta del centro.
Hacia las cinco de la madrugada, cuatro vehículos del instituto armado, con una veintena de agentes de la Agrupación Rural de Seguridad, se desplegaron en torno al recinto penitenciario.
Dos horas después llegó la esposa de De Juana, a la que conoció y con la que se casó en prisión, acompañada por sus abogados, a bordo de un Toyota RAV-4. Aparcaron a la entrada de la cárcel, entraron y salieron a los pocos minutos, una vez firmados los impresos, junto al etarra, que vestía un polo blanco y un pantalón de montañero.
Desde por la mañana, un grupo de fotógrafos y periodistas hacía guardia también en las inmediaciones de la casa adquirida recientemente por la esposa de De Juana -cuya operación de compra está siendo investigada por la Audiencia Nacional por si fuera fraudulenta- en el barrio donostiarra de Amara, donde viven varias víctimas del etarra. Pero el matrimonio no hizo acto de presencia.
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