"Debemos evitar que nos coloquen de nuevo una agenda de guerra fría"
A su regreso de Pekín, donde asistió a la inauguración de los Juegos Olímpicos, al ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos (Madrid, 1951), le estalló el conflicto de Georgia. De las dos citas ministeriales convocadas en agosto, una por la UE y otra de la OTAN, Moratinos optó, tras consultar con Zapatero, por acudir a la primera y enviar a su secretario de Estado, Ángel Lossada, a la segunda, lo que le valió las críticas del PP. Además de no privar a su familia de unos días de descanso ya de por sí escasos, su gestó dejó claro cuál era para España el foro prioritario. El Gobierno español, según Moratinos, no ha estado ausente de esta crisis, sino que ha multiplicado las gestiones diplomáticas con un objetivo: reforzar el papel de la Unión Europea.
"La Rusia actual no es la soviética, pero tampoco la de Yeltsin"
"La Unión Europea no ha sido tibia, sino operativa en esta crisis"
Pregunta. La guerra de Georgia nos retrotrae a las tensiones del siglo XX a quienes creíamos estar de lleno en el XXI.
Respuesta. Ése puede ser el peligro. Lo que tenemos que evitar es que nos coloquen de nuevo una agenda de guerra fría, cuando los grandes retos de este siglo son la lucha contra la pobreza, el cambio climático, el terrorismo... No podemos permitirnos volver a la agenda del pasado, porque además no puede ser... La Rusia actual no es la Rusia soviética, pero tampoco la de Yeltsin. Es una nueva Rusia que quiere establecer su relación con los principales actores internacionales en base a otros criterios. Ahí es donde nos debemos concentrar: en cómo articulamos la relación con esa nueva Rusia. Eso sí, defendiendo nuestros principios y valores, pero no creyendo que la Rusia que tenemos enfrente es la antigua...
P. Es una Rusia que parece tomar una deriva autoritaria.
R. Pero, como dijo el presidente Zapatero en el Consejo Europeo del pasado lunes, no es la Rusia totalitaria. El telón de acero era entre democracia y totalitarismo y ahora lo que hay es una Rusia que se está construyendo... con algunas cuestiones que nos preocupan, como la necesidad de mejorar los derechos humanos, pero al mismo tiempo un actor fundamental con el que la UE debe establecer una relación sólida y de confianza mutua. El problema es que algunos antiguos miembros de la URSS y actuales de la UE todavía no perciben a sus vecinos rusos con los mismos criterios de relación serena y positiva que todos desearíamos. Lo más importante es que haya acción europea, no tenemos que discutir excesivamente posiciones ideológicas o declarativas de unos y otros.
P. Hay quien cree que la UE ha sido tibia en su respuesta a Moscú por la fuerte dependencia energética que padece.
R. El mensaje que se lanzó en Bruselas fue equilibrado. Por un lado, condena tajante a la decisión unilateral rusa de reconocimiento de Osetia y Abjazia pero, al mismo tiempo, voluntad de tener una relación sólida con la Federación Rusa. Con un elemento de cautela, que es aplazar las negociaciones técnicas del acuerdo de partenariado para ver si el lunes [por hoy] la presidencia francesa de la UE, acompañada del secretario general [Javier Solana] y del presidente de la Comisión [Durão Barroso], consigue lo que para nosotros es prioritario: la retirada de las tropas rusas a las posiciones anteriores al 7 de agosto. No fuimos tibios, sino operativos. Por una vez que la UE se involucra no sólo en declaraciones sino en acciones hay que mostrar satisfacción.
P. Pero el acuerdo tenía lagunas. Por ejemplo, no fijaba un plazo para la retirada y permitía tropas rusas en territorio georgiano fuera de Osetia y Abjazia.
R. Como pasa siempre en diplomacia, el acuerdo tiene algunas ambigüedades, pero es el único documento que aceptan todos los actores y su virtud fue parar el enfrentamiento y la pérdida de vidas humanas.
P. ¿Hay que intentar traer a Rusia a la democracia o darla por perdida y aislarla?
R. Nuestra posición es que hay que atraerla al campo de la democracia, establecer un gran espacio geopolítico paneuropeo y, en ese sentido, la oferta que hizo el presidente Medvédev sobre una nueva arquitectura de seguridad europea no se puede rechazar sin más. Hay que escuchar primero qué es lo que quiere. Y hay que mantener la relación de Rusia con la OTAN que a Solana le costó mucho esfuerzo construir. Necesitamos a una Rusia constructiva para afrontar los grandes retos de la seguridad, ya sea en Afganistán o en Irán. Con la misma coherencia con que defendemos la integridad territorial de Georgia debemos encontrar un marco de seguridad donde Rusia participe en pie de igualdad con todos nosotros.
P. Pero Rusia hizo un uso desproporcionado de la fuerza...
R. Eso desde luego. Y así lo hemos denunciado.
P. ¿Algunos colegas suyos se han arrepentido de reconocer la independencia de Kosovo?
R. No sé si estarán arrepentidos, pero la posición española se ha demostrado más coherente y eso nos ha permitido defender el principio de integridad territorial con mayor legitimidad.
P. ¿Se pueden abrir las puertas de la OTAN a un país como Georgia que mantiene litigios territoriales pendientes?
R. No quiero prejuzgar cuál será la decisión de los ministros de Exteriores en diciembre, pero mi sensación es que Georgia necesita sentir la solidaridad occidental y que la tendencia será otorgarle el MAP [Plan de Acción para la Integración, en sus siglas en inglés] que es un paso previo, luego habría que ver cómo evoluciona, habría tiempo si Georgia no fuera capaz de adaptar...
P. Georgia fue la primera en atacar, rompiendo unos acuerdos de los años noventa...
R. Hubo jefes de Estado y Gobierno [de la UE] que lo recordaron en el debate... pero el sentimiento general de la Unión en estos momentos, lo que es comprensible, es también apoyar a Georgia económicamente, para lo que se ha convocado una conferencia de donantes.
P. La UE ha anunciado el envío de observadores y, a medio plazo, la posibilidad de sustituir a las tropas rusas por una fuerza neutral. ¿Participará España?
R. Solana informó el pasado lunes que ya ha enviado [a Georgia] un grupo de 15 observadores y anunció que en el próximo consejo estaría en condiciones de presentar una misión europea, con alrededor de un centenar de observadores. Tenemos voluntad de participar y estamos evaluando nuestras posibilidades. La otra fase será posterior. El secretario general de Naciones Unidas [Ban Ki-moon] nos explicó que el 15 de octubre expira la misión de la ONU en Abjazia y espera renovarla. Veremos cuál es la actitud de Rusia. Espero que esté abierta a la presencia internacional, lo que daría credibilidad a su voluntad de diálogo y concertación.
Todos los embajadores de España, en Madrid
Entre hoy y el jueves, se celebrará en Madrid la V Conferencia de Embajadores de España, que reúne a los 130 jefes de misiones diplomáticas españolas en el extranjero. Será la tercera vez que Moratinos -que ya es el ministro de Exteriores más duradero de la democracia tras Fernández Ordóñez- presida este cónclave bianual, inaugurado por el PP en 2000. El objetivo de las jornadas, que incluyen audiencias con el jefe del Gobierno y el Rey, así como charlas de media docena de ministros y una visita a la Expo Zaragoza, es "que los embajadores reciban de primera mano las directrices y prioridades en política exterior y que la sociedad española conozca la importancia de su labor", en palabras de Moratinos.
El lema del encuentro es Diplomacia Pública y Política Exterior para subrayar, según el ministro, que toda la sociedad, y no sólo los diplomáticos, está involucrada, a través de empresas u ONG, en la proyección exterior de España. Este argumento le sirve para rechazar las críticas al nombramiento de embajadores políticos que, a su juicio, carece de fundamento (no llegan a la decena) y responde a una visión estrecha de la carrera. Pese a ello, subraya que este año saldrá de la Escuela Diplomática su promoción más numerosa, 48 diplomáticos, y la tendencia creciente es que muchos trabajen fuera de su ministerio. La presidencia española de la UE, en el primer semestre de 2010, y la Ley de Acción y Servicio Exterior, son los grandes retos de la legislatura. Esta última debería servir para que la diplomacia española se adecue al fin a un país que presume de ser la octava potencia económica del mundo. Por si acaso, dada la situación económica, Moratinos advierte de que esta ley "no tiene que suponer más gasto. Al contrario, el objetivo es racionalizar y modernizar".
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