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El CNI advierte del riesgo de perder el control de las comunicaciones por satélite

Un informe del servicio secreto alerta de las consecuencias de la venta de acciones de Hispasat

Miguel González

La batalla desatada en torno al futuro de Hispasat, la operadora española de satélites, que sigue bajo control público aunque la mayoría de sus accionistas sean privados, ha encendido las alarmas en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Una nota del servicio secreto, fechada el 4 de junio, advierte del riesgo de que se incremente "la posición de fuerza que ya ostenta Eutelsat (compañía en la que tiene fuerte presencia el Estado francés), lo que supondría una cierta capacidad de influencia de París en la gestión de las comunicaciones gubernamentales españolas".

La nota analiza las dos alternativas que baraja el Gobierno para atender al deseo de varios socios privados de Hispasat (Auna, Telefónica y BBVA) de desprenderse de más del 40% de las acciones de la compañía. La primera opción, defendida por el Ministerio de Industria, es la venta directa al grupo catalán de infraestructuras Abertis, controlado por ACS y La Caixa, que pagaría más de 300 millones de euros.

Dado que Abertis compró en diciembre de 2006 el 32% de la empresa francesa Eutelsat, tercera operadora mundial de satélites, y que ésta posee el 27,69% de Hispasat, la operación daría a Eutelsat-Abertis el control absoluto de la sociedad.

El CNI advierte de que, aunque Abertis sea el mayor accionista de Eutelsat, su control sigue en manos del Estado francés que, poco después del desembarco de la firma española, se lo aseguró con la compra del 25,5% de la operadora a través de la estatal Caisse des Depots.

Además, agrega el CNI, cabe "la posibilidad de que Abertis pueda verse en la tesitura de apostar por el mayor rendimiento económico de su participación en Eutelsat en perjuicio de Hispasat". Es decir, que prefiera el beneficio en Francia antes que el desarrollo en España.

El informe revela que, cuando el Gobierno de Aznar autorizó la entrada de la compañía francesa en Hispasat, ésta firmó un pacto "de carácter secreto" con otros accionistas privados que le ha proporcionado "una gran influencia". Y la ha usado, subraya, para "bloquear la toma de decisiones de importancia en el Consejo de Administración de Hispasat, lo que ha dificultado la gestión de la empresa".

No obstante, el CNI también ve riesgos en la alternativa que defienden el Ministerio de Defensa y la propia dirección de Hispasat: su salida a bolsa. Esta medida, agrega el informe, podría llevar al control de la operadora española de satélites por el capital extranjero o a que se mantenga el actual bloqueo en la gestión de la empresa.

El interés del CNI por Hispasat se debe a que ésta es, a su vez, la principal accionista (43%) de la empresa Hisdesat, que opera las comunicaciones gubernamentales -incluidas las que garantizan el despliegue exterior de las Fuerzas Armadas y del propio servicio secreto- a través de los satélites Xtar-Eur y Spainsat, lanzados en febrero de 2005 y marzo de 2006.

La segregación de Hisdesat para desvincularla de Hispasat, como ha ofrecido Abertis, no resulta fácil, según fuentes gubernamentales, dada su profunda e íntima interrelación. La presidenta de las dos compañías es la misma persona, Petra Mateos, y el consejero delegado de Hisdesat es nombrado por Hispasat, en cuyo Consejo de Administración se sienta. Pero lo más importante es que ambas buscan sinergias y complementariedades. Por ejemplo, Hisdesat controla sus satélites desde el centro de Hispasat en Arganda del Rey (Madrid).

Para evitar que los intereses estratégicos españoles se vean afectados, el CNI propone que, si Abertis compra Hispasat, el preceptivo acuerdo del Consejo de Ministros incluya severas salvaguardas. Mientras que, si se opta por la salida a bolsa, se haga de forma "controlada", asegurando que las comunicaciones gubernamentales quedan en la esfera pública. Su recomendación, en todo caso, es abrir "un periodo de reflexión".

El asunto ha sido debatido en varias reuniones interministeriales. La más importante, la celebrada el 7 de junio, víspera del Consejo de Administración de Hispasat, en la que participaron los propios ministros de Industria y Defensa, Joan Clos y José Antonio Alonso.

Un cohete Atlas despega de Cabo Cañaveral (Estados Unidos) llevando el satélite español Hispasat 1 para ponerlo en órbita.
Un cohete Atlas despega de Cabo Cañaveral (Estados Unidos) llevando el satélite español Hispasat 1 para ponerlo en órbita.REUTERS

Un socio incómodo

El Gobierno del PP aprobó, en agosto de 2001, la entrada de Eutelsat en el capital de Hispasat, que presidía entonces el ex secretario de Estado de Comunicación del Gobierno de Aznar Pedro Antonio Martín Marín. La operación se presentó como una garantía de futuro para la firma española, que tendría el respaldo de un socio tecnológico.

El primer proyecto conjunto debía ser el satélite Amazonas, orientado hacia América, al que el gigante francés iba a aportar hasta el 49% de la inversión, estimada en unos 300 millones de dólares, y capacidad en sus satélites de comunicaciones a un precio preferente. A los pocos meses, sin embargo, Eutelsat se echó atrás e Hispasat debió buscar alternativas para lanzar el que acabaría siendo uno de sus proyectos más exitosos.

En 2005 cesó en su cargo el consejero delegado de Hispasat, Jacinto García. Eutelsat planteó que fuera sustituido por un comité, lo que habría dificultado la gestión diaria de la compañía. Ante la imposibilidad de consensuar un nuevo consejero delegado, la presidenta de Hispasat, Petra Mateos, tomó poderes ejecutivos.

Desde su posición hegemónica en el Consejo de Administración, Eutelsat puso trabas a los planes de crecimiento de la sociedad, hasta el punto de plantear que se destinara a dividendos el cien por cien de los beneficios, obviando la necesidad de nuevas inversiones.

En 2006, Hispasat tuvo un rendimiento neto de 24,5 millones, más del 1000% de aumento respecto a 2004. Fue el momento elegido por la dirección de la firma para plantear su salida a bolsa. Esta opción, prevista ya en 2001, era la única que no podía vetar la compañía francesa. Eutelsat se abstuvo en la junta de accionistas del 8 de junio, en la que se decidió dar los primeros pasos en esa dirección. Sólo tres días después, Abertis comunicó oficialmente que estaba negociando con los socios privados la compra directa de la mayoría de Hispasat.

La operación requiere luz verde de Eutelsat, que no oculta sus planes. La alianza con Abertis, dijo en abril el consejero delegado de Eutelsat, Giulianno Beretta, "podría calmar cualquier preocupación del Gobierno español acerca de la integración de Hispasat con una compañía extrajera". Sin ir más lejos, la suya.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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