EE UU conmemora el 40 aniversario del asesinato de Martin Luther King
Ganador del Premio Nobel en 1964 y autor del célebre discurso "Yo tengo un sueño", el icono de la lucha contra el racismo fue asesinado el 4 de abril de 1968 en Memphis
Los estadounidenses han conmemorado hoy el cuadragésimo aniversario del asesinato del activista de derechos civiles estadounidense Martin Luther King Jr, el carismático luchador por la igualdad racial, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1964, autor del célebre discurso Yo tengo un sueño (I have a dream) y cuyo rostro se ha convertido en uno de los iconos de los movimientos antisegregacionistas de todo el mundo.
Todo comenzó con un simple incidente aparentemente inocuo. El 1 de diciembre de 1955, en la ciudad de Montgomery (Alabama), una costurera afroamericana de 42 años, Rosa Lee Parks, se negó a ceder su asiento en el autobús a un blanco que le había exigido que se levantara. Por entonces, los reglamentos existentes desde la Guerra Civil estadounidense obligaban a la separación de razas en los autobuses, restaurantes e instalaciones públicas en el sur, mientras que la discriminación racial mantenía a muchos afroamricanos sin acceso a barrios y empleos en el norte del país.
Su negativa a humillarse le costó a Park la prisión. "La verdadera razón por la que no me levanté fue que sentí que tenía derecho a ser tratada como cualquier otro pasajero. Habíamos sufrido este tipo de trato demasiado tiempo", declaró ella misma en 1992. "Se mantuvo sentada para que nosotros pudiéramos levantarnos", declaró el veterano activista por los derechos civiles Jesse Jackson tras su fallecimiento, en octubre de 2005.
Parecía un simple incidente, pero su acto de desobediencia civil había abierto la espita. Como consecuencia de la condena a Park, la población negra declaró el boicot a los transportes públicos. El líder del movimiento era el por entonces desconocido pastor baptista Martin Luther King, elegido con sólo 26 años de edad presidente de la Asociación por la Reforma de Montgomery.
Había comenzado el movimiento por los derechos civiles y contra la segregación racial. El boicot duró 386 días, durante los cuales la población negra se mantuvo firme en sus protestas no violentas y organizó su propio sistema alternativo de transportes. Al final, una sentencia del Tribunal Supremo estableció que la separación en los transportes públicos de Montgomery era ilegal e impuso la integración.
"Yo tengo un sueño"
En la senda de esta movilización surgió la figura de Luther King. Nacido en enero de 1929 en Atlanta (Georgia), en 1957 creó la Conferencia Sureña del Liderazgo Cristiano (SCLC) para luchar por los derechos civiles de la población negra. Con esta plataforma de acción y mediante su estrategia de no violencia activa, inspirada en el pacifismo de Mahatma Gandhi y en la teoría de la desobediencia civil de Henry David Thoreau, King se implicó desde principios de los años sesenta en sucesivos movimientos de protesta que le hicieron víctima de una campaña de espionaje ordenada por el director de la Policía Federal (FBI), Edgar Hoover.
Pese a todo, King siguió implicándose en sucesivas movilizaciones en Albany (Georgia, entre 1961 y 1962), Birmingham (Alabama, en 1963, tras la cual fue encarcelado) y en Saint Augustine (Florida, 1964). En marzo de 1965 organizó una serie de manifestaciones en Selma, en Montgomery, la primera de las cuales concluyó con el llamado 'Domingo sangriento' debido a la brutalidad de la Policía.
Su figura adquirió notoriedad histórica el 28 de agosto de 1963 con su famoso discurso. "Yo tengo un sueño. Sueño que mis cuatro pequeños hijos vivirán un día en un país donde no se los juzgará por el color de su piel, sino por la naturaleza de su carácter", afirmaba ese día ante 250.000 personas reunidas en Washington. Esa masiva manifestación para reclamar derechos civiles concluyó con una recepción en la Casa Blanca ante el presidente John Fitzgerald Kennedy. En octubre de 1964, Luther King se convirtió, con 35 años, en el premio Nobel más joven de la historia. En 1965, un año después del galardón, los Estados sureños abolieron algunas de las leyes discriminatorias contra la población de color.
El 4 de abril de 1968, mientras preparaba una manifestación en apoyo del sindicato de los basureros negros de Memphis, Martin Luther King fue asesinado. El autor confeso del crimen, James Earl Ray, un preso blanco recién escapado de la prisión, fue condenado a 99 años de cárcel. No obstante, se retractó de su confesión muy pocos días después y hasta su muerte en 1998 insistió en todo momento en su inocencia, una lucha en la cual contó con el apoyo de la propia familia de Luther King.
A su funeral asistieron Aretha Franklin, Sammy Davis Junior, Harry Belafonte, Bill Cosby, Diana Ross, The Supremes y Stevie Wonder, entre otros artistas negros. No obstante, los medios de comunicación estadounidenses sólo informaron de la presencia de la familia Kennedy, de Paul Newman, de Marlon Brando o del entonces precandidato presidencial Richard Nixon, todos ellos de raza blanca. En 1986, el Gobierno estableció el Día Nacional por Martin uther King, que se habría de celebrar el tercer lunes de enero de cada año. Coretta Scott King, la viuda de Martin Luther King, falleció en enero de 2006 a los 78 años. Se había casado con el activista en 1953 y siempre había estado a su lado durante los días más tumultuosos del movimiento por los derechos civiles.
La situación actual
Pasados cuarenta años desde el asesinato de King, el demócrata Barack Obama cuenta con buenas posibilidades de convertirse en el primer negro que llega a la Presidencia de Estados Unidos. ace 38 años que el derecho de voto fue instaurado para todos, a través de la Voting Rights Act, lo que ha convertido a la población negra -que representa el 12,8 por ciento de la población total-en una fuerza política capaz de influir en el resultado de las elecciones.
En la actualidad es posible encontrar a afroamericanos dirigiendo empresas, ejerciendo de periodistas o alcanzado títulos universitarios y los dos últimos secretarios de Estado han sido afroamericanos, olin Powell y Condoleezza Rice. No obstante, la realidad para el conjunto de la población afroamricana es muy otra. Según datos oficiales, un 22,7% de los negros vive por debajo del umbral de pobreza, frente a un 11,7% entre los blancos (la diferencia, en todo caso, era de un 50,5% frente a un 19,5% en 1963).
Asimismo, un informe presentado el año pasado por más de 200 organizaciones de Derechos Humanos ante la ONU acusó al Gobierno de George W. Bush de no haber actuado contra la desigualdad racial en cuestiones como el derecho al voto, la salud, la vivienda y la educación y en lo referente a la brutalidad policial y a la aplicación de la justicia penal. Por ejemplo, según el estudio, las mujeres estadounidenses negras tienen "casi cuatro veces" más probabilidades que las blancas de fallecer en el parto y 24 veces más probabilidades de infectarse con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), unos datos que las ONG relacionan con el alto porcentaje de mujeres de color sin seguridad social.
El informe también denunciaba la desigualdad racial a la hora de recibir una educación de calidad, medio siglo después de que el Tribunal Supremo estableciera la igualdad de razas en el sistema de enseñanza, y aseguraba que los estadounidenses de origen africano y latinoamericano frecuentemente sufren discriminación a la hora de alquilar o comprar una casa. El estudio destacaba también "la brutalidad policial" y "las experiencias negativas" de las minorías raciales en el sistema de justicia penal. En este sentido, Amnistía Internacional denunció recientemente que mientras la comunidad negra supone poco más del 12 por ciento de la población de Estados Unidos, el 40% de los condenados a muerte pertenecen a esta raza.
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