El Racing confirma su tendencia a la baja

Más de tres meses acumula el Racing sin vencer en El Sardinero . Toda la temporada Osasuna sin conseguirlo fuera de casa. En esa tesitura, el empate era lo más lógico y tanto Racing como Osasuna parecieron confirmarlo. Al equipo local la buena onda le duró apenas media hora, cuando se puso por delante y demostró más vivacidad que Osasuna. Pero se durmió, y el equipo navarro, igual de eficaz que aburrido, lo aprovechó para llevarse un punto.

El mismo día en que el Racing se vio obligado a prescindir de sus dos entrenadores por sanción, el equipo local estrenó sistema, con Toni Moral como nexo entre el centro del campo y un solitario Pereira. Colsa y Lacen contuvieron el escaso sostén que presentó Osasuna en el centro, con lo que Moral se sintió más liberado para moverse por el enganche y los costados. Un saque suyo de córner lo remató Marcano, con una excelente respuesta de Roberto. Mientras, en Osasuna, muy poca cosa. Plasil y Juanfran apenas vieron la pelota. Poco a poco, el Racing miró más de cerca de Roberto. Serrano mandó un tiro con la izquierda a la escuadra, una acción que colocó al Racing con ventaja. Si el partido prometía algo divertido, ahí se acabó todo lo que tenía que ofrecer. El Racing se dedicó a mantener lo que había logrado. Osasuna, por su parte, optó por la practicidad. Dado que no supo generar fluidez, eligió las jugadas a balón parado. En una de ellas, para sorpresa hasta del propio equipo de Camacho, Pandiani cabeceó sin que nadie le estorbase. Osasuna se tropezó de casualidad con el empate y ya no lo soltaría.

Se esperaba más del Racing en la segunda parte, pero las prisas sólo le entraron al final. Osasuna sujetó a Toni Moral y enseguida dejó claro que le valía la igualada. Sólo se molestó en adivinar las pocas ideas de las que disponía el Racing, habituado siempre a dispersarse según pasa los minutos. El Racing se perdió en la estrategia que ordenó Camacho. Pereira y Lacen estuvieron cerca del gol, pero en acciones desorientadas, alejadas de una mínima continuidad. El Racing se fue desgastando sin que hubiera relevos. Ni Luccin ni el joven Edu Bedia imprimieron la energía que su equipo necesitaba. De esta manera, Osasuna no tuvo mucho de qué preocuparse.