Un pequeño paso atrás

La brújula neoyorquina regresó ayer tras una jornada de descanso. Pero de poco sirvió a los mercados españoles, que se desmarcaron tanto de los referentes estadounidenses, como de los parqués europeos. El Ibex 35, tras tres días al alza, retrocedió un 0,19% y se quedó en 11.366,6 puntos. Un leve paso atrás que todavía deja al índice selectivo en la zona de los máximos anuales.

Entre el resto de índices, el selectivo no impuso su marcha. Predominó el desconcierto. Mientras el índice general de la Bolsa de Madrid perdió un 0,23%; el Small Caps y el Medium, en los que ponderan las pequeñas y medianas empresas, subieron un 0,91% y un 0,02%, respectivamente.

La falta de tirón de la Bolsa española es achacable al escaso fuelle que tuvieron ayer los valores financieros. Todos los bancos del Ibex perdieron posiciones. La caída en un 1,11% del Santander fue determinante en la caída global del índice. No en vano es la entidad cántabra la que tiene un mayor peso en los mercados españoles.

La bajada del Santander fue superada por otras entidades financieras (Bankinter y Banco Sabadell) y por Endesa y Técnicas Reunidas. Los títulos de estas dos últimas compañías perdieron un 2,49% y un 2,15%, respectivamente.

En el capítulo de subidas destacó sobre el resto Iberia. Sus acciones despegaron con fuerza por las nuevas noticias surgidas en torno a su largo culebrón de fusión con British Airways. Al final cerraron la sesión con una ganancia del 5,78%. El interés que despertó la aerolínea se puede constatar al observar el volumen de títulos movidos ayer en el mercado, casi el doble que en una jornada normal.

Hablando de negociación, en los parqués españoles se movieron 2.624 millones de euros en el conjunto del mercado, de los 2.262 se negociaron en el mercado abierto.

Por lo que respecta al mercado de divisas, ayer quedó demostrada la debilidad del billete verde frente a la moneda única. Un euro se llegó a cambiar ayer por 1,45 dólares. La moneda estadounidense marcó así su mínimo anual frente al euro.

También el oro dio síntomas de fortaleza. Pese a que al final de la jornada fue perdiendo fuelle, en las primeras horas del día una onza de oro llegó a pagarse a 1.007 dólares y marcó así un nuevo máximo anual.