Zapatero subraya el compromiso de España con Grecia y la solvencia de la economía española

Fumata blanca en Bruselas. Hay acuerdo. Grecia será rescatada y España quiere tener su papel para, de paso, disipar las dudas sobre la situación de las finanzas públicas. El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha anunciado un acuerdo para evitar que la crisis fiscal griega desemboque en una peligrosa suspensión de pagos que pondría en peligro "la estabilidad de la eurozona". Sobre la habitual alfombra roja y el no menos habitual tiempo miserable de Bruselas, Van Rompuy y el presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso, han explicado que el pacto exigirá "rigor y determinación" al Ejecutivo griego, con un plan de austeridad digno de los peores tiempos del Fondo Monetario Internacional (FMI): préstamos (con los consiguientes intereses) a cambio de un corsé fiscal para reducir con rapidez el déficit público griego, que se acerca al 13%. La solidaridad tiene precio, viene a decir Bruselas: la irresponsabilidad fiscal de Grecia en los últimos años no puede salirle gratis. Los mercados no han tardado en mostrar sus dudas.

Por su parte, el presidente de turno de la UE, José Luis Rodríguez Zapatero, ha reivindicado el papel de España en la ayuda a Grecia. "Asumimos nuestros compromisos como lo han hecho otros países de la UE con nosotros", ha asegurado Zapatero que ha añadido que "lo que sí puede saber la opinión pública europea, los griegos y los mercados es que la UE va a apoyar a cualquier país que tenga necesidades graves". Zapatero ha afirmado que España está dispuesta a participar en el rescate, comprar deuda griega si se da la "necesidad imperiosa" y ésa es la forma elegida por los Veintisiete para salvar a las finanzas helenas. El presidente no ha perdido la ocasión de subrayar como ya hizo el martes Elena Salgado, que España no es Grecia, que mantiene su "solvencia y fortaleza" y que los planes de su Gobierno son creíbles y ha mostrado su confianza en que el debate quede zanjado porque "no tenía fundamento".

Zapatero ha recordado una vez más que la deuda española está veinte puntos por debajo de la media europea, que el Gobierno cuenta con un plan para reducir el déficit al nivel del 3% que exige Bruselas y que el país emite deuda a diez años aun precio inferior que en 2004.

Falta de detalles

En la rueda de prensa posterior, Barroso y Van Rompuy han defendido el acuerdo, pero sin añadir concreción sobre las medidas. Ante la pregunta de los periodistas sobre si la falta de detalles se debe a las divisiones en el seno de los Veintisiete, Barroso ha asegurado que se ha tratado de un "debate directo y franco y un acuerdo que refleja una voluntad política y un compromiso claro". "Era muy importante un acuerdo, algunos dudaban de que lo consiguiéramos", ha añadido Van Rompuy.

Sobre las dudas de los mercados, que han experimentado caídas generalizadas ante la falta de medidas concretas del plan de ayuda a Grecia, Barroso ha asegurado que es "pronto para juzgar el plan".

Los responsables comunitarios han aclarado que se trata de una ayuda en dos direcciones: "Responsabilidad, que es lo que incumbe a Grecia, y solidaridad, si fuese necesaria, de la Unión Europea". Además, han justificado la ausencia de detalles en que se trataba de una reunión informal y, según han repetido en tres ocasiones, en que el Gobierno griego "no ha pedido ninguna ayuda concreta". También han dejado claro que no se ha hablado de otros países como Portugal o España.

FMI, dudas y euroescépticos

Aún no hay detalles del plan de rescate, pactado en una reunión entre Grecia, Francia, Alemania, Van Rompuy, Barroso y el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet. Zapatero ha participado en numerosos encuentros, en la cocina del acuerdo, pero no en esa reunión definitiva. España ha defendido en las últimas semanas una "solución europea" a la crisis griega, frente a los planteamientos de países más euroescépticos, como el Reino Unido, que abogaba por un plan del FMI. Eso ha quedado ya totalmente descartado.

No obstante, el FMI sí que tendrá un papel en el cumplimiento del acuerdo. Junto con el Banco Central Europeo, la institución dirigida por Dominique Strauss-Kahn, prestará apoyo técnico a la Comisión Europea, la encargada de controlar que se cumplan las condiciones con "rigor y determinación".

Pero las dudas sobrevuelan aún sobre las finanzas públicas europeas, tras los ataques contra Portugal y España y los riesgos sobre Irlanda e Italia, derivados de la crisis griega. De momento, no hay un nuevo mecanismo financiero para solucionar crisis fiscales: tan sólo un pacto ad hoc para Grecia. De momento no hay pasos adelante para reforzar la gobernanza económica de Europa: tan sólo un cortafuegos para que la tragedia griega no se extienda y acabe afectando a toda la eurozona. Claro, que el pacto -o el cortafuegos de este jueves- será el ejemplo al que mirar si llegan otras crisis.

La cumbre tiene que servir para reforzar el Gobierno económico de la Unión, con una política monetaria común pero con 16 políticas fiscales, 16 políticas laborales, 16 problemas distintos. Por ahora, Bruselas opta por lanzar un mensaje a los mercados: habrá solidaridad, Grecia no va a caer, ningún país va a suspender pagos, quienes especulaban con esa posibilidad deberían empezar a retirarse si no quieren perder dinero. Una estrategia disuasoria para calmar la histéresis de las últimas semanas.