GM mantiene la supresión de 900 puestos de trabajo en España
El fabricante de automóviles quiere cerrar el plan antes de fin de año
La renuncia de General Motors de vender Opel a Magna había llevado el optimismo a Figueruelas. En público, Administración y sindicatos llamaban a la prudencia y advertían que los 900 despidos previstos por Magna eran el punto de partida desde el que mejorar. En privado, confiaban en que la factoría zaragozana saliera mejor parada en el plan de GM que en el del fabricante austrocanadiense. El gigante de Detroit siempre ha señalado a Figueruelas como una planta "clave" para sus planes. Pero conforme se aclaran las intenciones de la automovilística, parece que para Figueruelas no habrá cambios, ni a mejor ni a peor: 900 empleos de 7.000 se eliminarán, según los sindicatos.
Ayer la cúpula europea de GM se reunió con el comité europeo. Nick Reilly, consejero delegado de la filial, les expuso "un avance de los planes de la compañía para Opel y Vauxhall". Los recortes restarán un 20% de producción y 9.000 empleos de una plantilla que ronda los 50.000, 1.500 menos de los que pretendía Magna. Pero esto no tranquilizó a los representantes de los trabajadores.
"La poca concreción ha cabreado a todo el mundo", explicaba ayer Pedro Bona, representante español en el comité continental. El ejemplo más claro era el presidente de este órgano. El alemán Klaus Franz detalló los recortes planta por planta.
Las cuentas sindicales restaban casi 8.700 puestos de trabajo a Opel, más de la mitad en Alemania. "El comité de empresa y el sindicato IG Metall [primero germano y europeo] no aceptarán que el plan de saneamiento se haga a costa de Alemania y Bélgica", declaró Franz. El primer país concentra más de la mitad del recorte (unos 4.900 empleos). El segundo perderá la planta de Amberes y sus 2.300 puestos de trabajo; sólo le cabe la posibilidad de salvar 750 si al final se queda con la fabricación de un todoterreno.
Unidos frente a los recortes
La situación de Opel centró la reunión que mantuvieron ayer en el Palacio de Meseberg, a 65 kilómetros al norte de Berlín, el presidente del Gobierno español y la canciller Angela Merkel. "Ambos países comparten el mismo objetivo", señaló José Luis Rodríguez Zapatero. España y Alemania quieren "defender sus fábricas", añadió. Algo que, en palabras de Merkel, "nunca ha impedido el diálogo" entre los dos países. La única pregunta que permitieron los mandatarios a los periodistas se refirió a Opel, con respuesta en esa tónica. Según Zapatero, aún hay que trabajar en la reestructuración de Opel. El presidente recibió el respaldo de Merkel para la próxima presidencia española de la Unión Europea, objetivo inicial del encuentro.
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