Empieza la fiesta en Alemania
La locomotora europea se olvida de la recesión con un crecimiento sólido
En Alemania parece estar empezando aquella misma fiesta que se acabó hace no mucho para otros países. Si bien el ministro de Hacienda, Wolgang Schäuble, mantiene su advertencia de "aún no hemos salido de la crisis", los números dan otra impresión: cae el paro, aumenta la producción, los pronósticos para 2010 auguran un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) bien superior al 3% y las empresas presentan resultados excelentes. Para sus críticos, los temores de Schäuble no son más que excusas que permiten a su Gobierno aferrarse al plan de austeridad presentado por la canciller Angela Merkel este verano.
Así parecen creerlo los 800 ejecutivos encuestados por el diario económico Handelsblatt. El 90% de ellos juzga "buena" o "muy buena" la situación de sus negocios en Alemania. El 86% de los exportadores responde igual. Más de la mitad de los encuestados cree que todo seguirá así durante los próximos 12 meses. El 40% espera mejorar el resultado de sus negocios fuera del país.
El 90% de los ejecutivos cree en la buena marcha de sus negocios
La dependencia de las exportaciones está resultando una bendición
Mientras tanto, el Foro Económico Mundial celebra la alta competitividad de las empresas alemanas, sin parangón entre los países de la eurozona. No está mal para una economía que hasta hace pocos años servía de ejemplo negativo a los analistas económicos. Angela Merkel recordaba hace unos meses cómo los alemanes se sintieron durante años "los alumnos rezagados" en un aula que rebosaba genios de las finanzas. Hasta que la crisis financiera reventó burbujas inmobiliarias y reveló profundas deficiencias en países como España o Irlanda. Y dio a Alemania los réditos de sus años de sequía salarial y de recortes presupuestarios.
Mientras los nuevos ricos españoles siguen pagando a duras penas los plazos sus Audi y Mercedes made in Germany, la pequeña y mediana empresa alemana florece y contrata nuevos empleados. La industria clásica, la de los fabricantes de piezas, maquinarias y materiales, hace su agosto con exportaciones a países emergentes. Las exportaciones de coches, el ojito derecho de la primera economía europea, subieron un 41% en el primer semestre de este año.
El diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung suele ser un dechado de contención en sus titulares entre semana, pero el domingo pasado titulaba sus páginas económicas con un ditirámbico "Alemania Superstar", ilustrado por un dibujo de Superman con el escudo alemán en el pecho: "Se acabó la crisis". Para estos analistas, la enorme dependencia alemana de las exportaciones está resultando una bendición para empresarios y asalariados en los meses posteriores a la debacle económica del año pasado. Destacan, por ejemplo, que BMW "no encuentra suficientes empleados para contratar", mientras suben los salarios y con ellos, la demanda interna.
Otros destacan más los riesgos. Alemania tiene sus principales socios comerciales en la renqueante eurozona, adonde va el 40% de sus exportaciones. Estas cayeron un 1,5% en julio respecto al mes anterior. La producción industrial solo avanzó un 0,1%. En junio había caído un 0,6%, tras crecer un 2,9% en mayo. La explosión del segundo trimestre del año, en el que el PIB alemán creció un 2,2%, se ha enfriado ostensiblemente. El crecimiento chino da señales de ralentización, y las casandras advierten del efecto en las exportaciones alemanas. El propio Ministerio de Economía espera "una marcha más lenta".
Pero los pronósticos actuales de algunos institutos económicos ven un crecimiento del 3,5%. Es más del doble de lo que pronosticó el Gobierno. El ministerio presentará nuevas previsiones oficiales en octubre.
El instituto económico de Halle (IWH) espera que el número de parados no supere los 2,9 millones (6,6% de la población activa, frente al 20% en España) el año que viene. Este mes buscaban empleo 3,1 millones de personas, el 7,6%. Como consecuencia del impulso al consumo, que mejorará los ingresos de las arcas públicas, los economistas prevén un déficit inferior al 3% en 2011. Según los optimistas, la caída del paro y el aumento de la confianza impulsarán el consumo, lo que podría suponer un tercio del crecimiento económico en 2011, que sería del 2%.
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