Davos alerta de una inminente crisis social por el auge del paro
La OIT reclama estímulos públicos y empuje privado para crear empleo
Tres billones de euros después, "estamos ante una recuperación estadística y una recesión humana", asegura Larry Summers, asesor económico de Barack Obama. Cuando empezaron a caer los bancos, a los Gobiernos de todo el mundo no les tembló la mano para poner en marcha millonarios planes de rescate para las entidades financieras y costosos paquetes de estímulo económico para detener la sangría. La recesión fue menos funesta de lo que muchos esperaban, pero las secuelas están siendo más severas: ahora que la recuperación ha empezado -China crece a una velocidad de crucero del 10% y EE UU por encima del 5%-, los capitanes de la banca, las empresas y los Gobiernos reunidos en Davos, dan por hecho que el desempleo seguirá creciendo a lo largo de 2010, tal vez incluso más allá. Nadie discute ese dogma: históricamente el paro sigue aumentando cuando la recesión ya se ha esfumado. "A nadie parece preocuparle, pero estamos ante potenciales (e inminentes) crisis sociales y políticas si el desempleo sigue aumentando a este ritmo", aseguró en Davos Juan Somavía, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La falta de trabajo y la deuda pueden generar una recaída económica
El Foro cierra su edición de 2010 con optimismo contenido
"Necesitamos el mismo dinamismo político para detener la sangría del desempleo que el demostrado para rescatar a los bancos", explicó Somavía. El paro aumentó en 27 millones de personas en todo el mundo en 2009, en el segundo año de la mayor recesión de las últimas décadas. Prácticamente la mitad de la pérdida de empleo se concentró en el mundo desarrollado: 12 millones de personas engrosaron las listas del paro en EE UU, Japón y Europa, con tasas de paro que van del 10% norteamericano y europeo al 18% español. Los niveles de empleo previos a la crisis no se alcanzarán hasta dentro de cinco años, y en algunos casos hasta dentro de una década. Y la gente no olvida que todo empezó en la banca: "Los banqueros son el enemigo público número uno", explicó Junichi Ujiie, de Nomura. "Pero los Gobiernos pueden empezar a tener problemas si los últimos coletazos de la crisis siguen castigando el desempleo", añadió Somavía, que ve en las últimas iniciativas para regular los excesos financieros una primera respuesta política a la creciente irritación popular.
Y sin embargo, en Davos apenas preocupa el paro. El Foro Económico Mundial ha perdido parte de la fe en el cóctel de desregulación (sobre todo financiera), innovación y globalización, la Santísima Trinidad que caracterizó las demandas de Davos durante años, pero no tanto como para entonar un mea culpa por esa receta, que está en la raíz de la Gran Recesión. Como máximo, se ha suavizado el mensaje. Las grandes amenazas para los banqueros y hombres de negocios reunidos en Suiza son la nueva regulación financiera, que castigará los beneficios de la banca, y una posible burbuja generada por la deuda pública, tras los fuertes planes de estímulos keynesianos para evitar una depresión. El tercer desafío, a mucha distancia, es el miedo al proteccionismo comercial. "El paro no aparece en los debates de Davos. Tan sólo de rebote, cuando los Gobiernos y las empresas advierten que la subida del desempleo genera presiones en el interior de los países para cerrar las fronteras, como las que han aparecido entre EE UU y China", advierte Somavía.
Davos cerró ayer la edición de 2010 con un optimismo contenido. Con los banqueros tensos por la vuelta de tuerca a la regulación de Obama, que deberá debatirse en el próximo G-20. Y con los mercados al borde del ataque de nervios por los rumores sobre la crisis fiscal griega, que está castigando a otros países de la periferia de Europa. El miedo a una burbuja en China también empieza a calar: el gobernador del banco central chino, Zhu Min, aseguró ayer que 2010 es un año "particularmente importante" para el gigante asiático y anunció nuevas medidas para mitigar el exceso de capacidad en sus plantas de acero, de cemento y en otras industrias. Eso supondrá cerrar fábricas. Más paro. Algunos observadores -y la propia OIT- no descartan que el conjunto de la crisis deje una factura total de 50 millones de desempleados.
La recuperación está en marcha, pero aún es quebradiza. Para el premio Nobel Joseph Stiglitz, las presiones de los mercados para retirar los planes de estímulo e impulsar políticas de austeridad -como en el caso de España- "pueden causar una recaída en la recesión y disparar el desempleo". El Fondo Monetario Internacional (FMI) también antepone el riesgo de una segunda crisis económica a los temores a una burbuja de deuda. En la clausura del Foro, el presidente de Deutsche Bank, Josef Ackermann, explicó que la recuperación del empleo es esencial para una recuperación sostenible. Gobiernos, empresas y banca "perderán la confianza de la gente si dan una respuesta meramente técnica" a los desafíos de la Gran Recesión, dijo Ackermann. Y ese desasosiego es el mejor caldo de cultivo para prender la mecha de los conflictos sociales.
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