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Reportaje:Dinero & inversiones

El mercado exige reformas ya

La falta de ajustes económicos claros lastra los activos españoles, según los expertos

David Fernández

Asegura el dicho popular que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. A la vanguardia de la sinceridad a veces también convendría incluir a los mercados financieros. O al menos eso se desprende del análisis que hacen los expertos del castigo que han sufrido todos los activos españoles esta semana.

El tránsito de los inversores desde la renta fija española hacia otras emisiones consideradas más seguras ha provocado que la rentabilidad del bono a 10 años -que se mueve de forma inversa a su precio- pasara del 4,030% al 4,446% en cinco sesiones. Por su parte, la prima de riesgo -rentabilidad extra que se le exige a nuestra deuda pública frente al bono alemán- se ha ampliado de 101 puntos básicos a 164 puntos básicos. Además, el varapalo se ha extendido a la renta variable. Mucho se ha escrito sobre el carácter multinacional de los cinco valores que condicionan la marcha de la Bolsa española. Sin embargo, cuando a las mesas de los traders llegan órdenes de "vender España", poco importa ese dato. El Ibex cayó un 13,78% en la semana, dejándose 50.114 millones de euros de capitalización.

Los analistas creen que el ataque a España no es sólo especulación
Es una crisis de confianza. Su cariz político hace difícil establecer un suelo

La crisis griega parecía solucionarse el pasado fin de semana cuando la zona euro y el FMI aprobaron un rescate de 110.000 millones de euros a cambio del compromiso del Gobierno de Atenas de aplicar un duro programa de ajuste. Los mercados, sin embargo, tienen más dudas que certezas acerca de este acuerdo. Dudan en primer lugar de que Grecia pueda cumplir sus objetivos; dudan de que no se tenga que llegar a una reestructuración de su deuda; dudan de que el contagio no llegue a otros países de la zona euro; y dudan, a la vista de las discrepancias en su seno, del área euro como proyecto político y económico.

El epicentro del terremoto está en Grecia, pero su crisis ha descubierto las debilidades económicas de otros países de su entorno. Por eso, aunque los analistas creen que en el castigo de esta semana hacia España hay algunos componentes especulativos, recuerdan que el dinero es miedoso por naturaleza y piden no desdeñar el mensaje que se esconde detrás de las presiones bajistas: el Gobierno debe hacer reformas económicas de calado y debe hacerlas sin demorarse mucho.

"España no es Grecia. Por tanto, no estamos tanto ante una crisis económica como de confianza. Lo que preocupa a los mercados es la velocidad del deterioro de las cuentas públicas y la ausencia de reformas para frenar este deterioro", explica Claudio Ortea, director de inversiones de Lombard Odier. "El Gobierno ha impulsado iniciativas para subir los ingresos, pero eso sólo resuelve parcialmente el problema si al mismo tiempo no se reducen los gastos", añade. De momento, España no tiene un problema de deuda pública, aunque este experto avisa de que puede tenerlo si no se toman medidas para frenar el déficit. "Puede que el castigo de esta semana haya sido excesivo, visceral, pero sin medidas la situación de nuestra deuda seguirá empeorando", explica Ortea.

Este diagnóstico es compartido por Miguel Freijo, de IG Markets: "Se habla de locura de los mercados. Ahora bien, hace poco más de un año el Ibex estaba por debajo de los 7.000 puntos [el viernes cerró en 9.046 enteros] y las condiciones siguen siendo las mismas que entonces. En España no se ha hecho una reforma estructural ni en el mercado de trabajo ni en el inmobiliario".

Miguel Ángel García, director de inversiones de banca patrimonial de Banca March, cree que asistimos a la primera prueba importante del proyecto euro. "Es clave que cada país recomponga su situación y luego, de forma conjunta, mandar un mensaje de unidad", comenta. En este contexto, considera que la posición de partida de España es mejor que la media europea debido a su bajo endeudamiento. "Ahora bien, lo que preocupa a los inversores es nuestro déficit desbocado. Es el desequilibrio entre ingresos y gastos lo que debe parar el Gobierno. Si no lo hace, el nivel de deuda seguirá aumentado, y con ella, el coste de las emisiones", avisa García.

Se trata, sin duda, de un escenario muy complejo. La Bolsa española acumula en 2009 una caída del 24,24% a pesar de que los resultados empresariales del primer trimestre no están siendo malos. Por su parte, la renta fija ha perdido su perfil de puerto seguro salvo para aquellos que se limiten a cobrar el cupón. ¿Debe plantearse el pequeño inversor incrementar el perfil de riesgo de su cartera? ¿Conviene comprar deuda pública a unos tipos cada vez más altos? ¿O, por el contrario, lo mejor es dejarse seducir por la nueva guerra de depósitos?

"Es la pregunta del millón. El castigo puede seguir y es imposible saber cuándo parará. Ahora bien, si no hay problemas con la deuda y el riesgo país se estabiliza, creo que el castigo aplicado a los grandes valores españoles es absurdo. Yo recomendaría estar muy atento a la rentabilidad por dividendo de aquellas compañías solventes y diversificadas porque puede dar una pista de cuándo es el momento de volver a Bolsa", señala Lorenzo Dávila, jefe del departamento de investigación del Instituto de Estudios Bursátiles.

"Pese a que las cotizaciones parecen haber ido claramente más allá de los fundamentos, parece claro que la confirmación de un suelo para la renta variable griega y para el conjunto de activos de países periféricos depende en buena medida de factores políticos", apuntan desde el Banco Sabadell. "Las dos vías de solución más claras son, a corto plazo, el anuncio de medidas fiscales y estructurales creíbles, y a medio plazo, una mayor integración fiscal de la zona euro", añaden.

Un inversor observa con preocupación la evolución del índice Ibex 35 en el parqué de la Bolsa de Madrid.
Un inversor observa con preocupación la evolución del índice Ibex 35 en el parqué de la Bolsa de Madrid.AFP

La fe de los acreedores

Si quiebra Grecia, la crisis no se limitará al bolsillo de los griegos. Los bancos alemanes, por ejemplo, han invertido miles de millones en bonos de este país. En el hipotético caso de que España tuviese un default, salpicaría fundamentalmente a Francia, principal tenedor exterior de nuestra deuda pública (25% del total). Esta semana han sido muy pocos los bancos de inversión que han salido en defensa de los activos financieros españoles con la que estaba cayendo. El caso más llamativo ha sido precisamente el de una entidad francesa: Société Générale. "España no es Grecia. Nuestra táctica es ahora alcista con su mercado", señalan en un informe. A estos expertos les "sorprendió" la rebaja del rating de España por parte de S&P. "Aunque compartimos que debe reducir su déficit, el nivel de deuda es inferior al de sus vecinos. Creemos con firmeza que España no será la próxima pieza del dominó en caer en el sur de Europa". -

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.
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