La saga de los Chícharos
Javier 'El Chicharito' Hernández, nuevo gran goleador mexicano fichado por el Manchester United, sucede a su padre y su abuelo en un Mundial
Antes de Fernando Torres y después de él, en el fútbol, siempre hubo asesinos goleadores con cara de niños. Así etiquetaron en su día al noruego Ole Gunnar Solskjaer: Babyface Killer. De tal apodo, el Bayern Múnich puede dar fe como ningún otro equipo. En 1999, en el Camp Nou, ese diablillo nórdico, que entonces se alistaba en las filas del Manchester United, le noqueó en la última centésima de segundo de la final de la Liga de Campeones. El conjunto alemán rebajó la afrenta esta temporada al eliminar en los cuartos de la Champions al inglés. Un día después de la derrota, el pasado 8 de abril, Alex Ferguson, matriculado en tantos maquillajes, desvió la atención al anunciar el fichaje de Javier El Chicharito Hernández. "Es el nuevo Solskjaer", proclamó con uniformidad la prensa británica.
El Chicharito lleva el fútbol en el tuétano. Ya hubo un Chícharo: su padre, Javier Hernández, ex jugador mexicano, conocido así por sus ojos de guisante. No hubo un Chicharón, pero sí don Tomás Balcázar, leyenda del fútbol de Guadalajara, abuelo del mundialista actual. Con la presencia del último de la saga en Sudáfrica, la familia sumará tres Mundiales. Don Tomás estuvo en el Suiza 1954 y marcó un gol. El Chícharo estuvo convocado en el de México 1986, aunque no llegó a debutar. Ahora es el turno del futbolista más impactante del último torneo mexicano, un goleador puro, sagaz, instintivo y que, a falta de grandes condiciones técnicas, lo mismo caza goles con la pierna derecha que con la contraria. Su físico discreto, 172 centímetros, también le asemeja a Solskjaer, un tipo huesudo y con el esqueleto no muy forrado.
A sus 22 años, cumplidos el pasado día 1, Javier Hernández (Chivas, 1988) parece haber superado una extraordinaria precocidad que se vio truncada en un suspiro. Con sus genes a cuestas, El Chicharito ingresó en las categorías inferiores del Chivas a los nueve años. Con 17 debutó en el primer equipo. Un estreno celestial: el 9 de septiembre de 2006, a los cinco minutos de pisar el campo de Jalisco marcó un gol al Necaxa. ¡No volvió a celebrar un gol hasta 2009! Una frenada en seco porque en los cuatro campeonatos siguientes, dos de Clausura y dos de Apertura, tan solo jugó 16 partidos. Su explosión desde entonces ha sido extraordinaria, con 25 goles en 42 encuentros, 10 en los 11 últimos.
Una excelente noticia para Javier Aguirre, el seleccionador, que le alistó para la cita sudafricana con un dorsal tan significativo como el 14, inmortalizado por Johan Cruyff, aunque deberá pelear por la titularidad con un pretoriano como Guillermo Franco, ex ariete del Villarreal, más curtido para algunos, menos vivaz para otros.
A causa de una lesión, Hernández no pudo participar en el Mundial sub 17, que entronizó a México en 2005. De ese vivero ha tirado ahora Aguirre: Giovani dos Santos, Carlos Vela, Efraín Juárez y Héctor Moreno son parte troncal de la tricolor.
Desde su estreno frente a Colombia, en septiembre de 2009, El Chicharito ha marcado siete veces en 12 partidos. Una racha que le convierte en aspirante a batir el récord de anotación de un mexicano en una fase final, en poder de Luis Hernández, que festejó cuatro tantos en Francia 1998. Hoy tiene su primera oportunidad, contra Sudáfrica. México, un clásico con 14 participaciones, es el país que más partidos inaugurales ha disputado: cuatro y con el de hoy serán cinco. Eso sí, no ha ganado ninguno y solo ha marcado un gol por 11 recibidos.
México busca su ángel y Ferguson está atento. Y los Hernández Balcázar esperan con orgullo no solo el debú mundialista del tercer eslabón futbolístico, sino la presencia del chico al frente del Manchester United para inaugurar próximamente el nuevo estadio de Guadalajara, cuna familiar de don Tomás y los Chícharos, espejo de tres generaciones mundialistas.
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