El 'nuevo' Kuerten
Bellucci, especialista en tierra y zurdo como él, prueba a Nadal
"Es un gran rival al que ya me costó muchísimo ganar aquí. Una prueba importante para saber cuál es mi nivel". Habla Rafael Nadal y escucha el brasileño Thomaz Bellucci. Este es ese desconocido al que el español midió con relativos problemas, más en las sensaciones que en el marcador (7-5, 6-3 y 6-1), en su primer partido de Roland Garros 2008. Este, a sus 22 años, ha sido sorprendentemente señalado por el número dos como examinador. Y este, impresionante planta, casi 1,90 metros y 80 kilos, es quien le plantea un reto poco frecuente, distinto e intrigante. Zurdo contra zurdo.
"Tengo gran confianza", dice Bellucci, especialista en arcilla y número 29; "nunca jugué tan bien. Siento una gran emoción. La situación es ahora diferente a aquella de 2008. Entonces sabía que no tenía nada que perder y entré en el partido no derrotado, pero sí con la sensación de que era para coger experiencia. Ahora entraré con una postura diferente, la de imponer mi juego y ganar". El brasileño ha derrotado en la ronda anterior al croata Ljubicic, número 14.
En la correlación de vasos comunicantes que es el tenis, en la íntima relación que se establece durante unas horas entre dos jugadores, como hoy les ocurrirá a Nicolás Almagro y Fernando Verdasco en los octavos de final, nada marca más que enfrentarse a un zurdo. La circunstancia obliga a cambiar la táctica, a ser sordo y ciego a los instintos más íntimos y mecanizados: ya no vale subir a la red cargando por el lado de siempre, el de todos los días; ya no vale el saque salvador a la mano débil de todas las jornadas; ya es de locos intentar buscar el tiro ganador donde 10 veces de cada 10 se pone la diana porque eso deja abierta la pista. Eso es jugar contra un zurdo. Eso, todavía más mareo, es el jeroglífico que habrá de resolverse hoy con un zurdo contra otro.
En su ya larga carrera, Nadal jugó 47 partidos en esas circunstancias y perdió tres. En su naciente carrera, Bellucci, de golpes como sartenazos, disputó 14 y perdió nueve. Eso dicen las cifras. Esto, las emociones: Bellucci sueña con ser Guga Kuerten, el brasileño que sorprendió al mundo eliminando al austriaco Muster; Bellucci vio a su ídolo dibujando un corazón sobre la tierra de París, las lágrimas desatadas, y Bellucci, que combina "ansiedad y firmeza" en los puntos clave, que tiene fama de gran proyecto y cabeza loca, ya ha hecho un diseño, ya tiene un proyecto, de dibujo en la arena. No será un corazón, dice.
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