El fútbol de Mourinho
El entrenador del Madrid, que en la víspera de la Supercopa había pedido "un partido con respeto", agredió al segundo técnico del Barcelona y se negó a disculparse
La Supercopa empezó el pasado sábado en el Bernabéu con 57.000 aficionados viendo el entrenamiento del Madrid y con José Mourinho, su técnico, pidiendo un partido "verdadero". "Ni venganza ni justicia. Busco un partido en el que todos los jugadores se respeten entre ellos y respeten al público", dijo. La Supercopa terminó el miércoles en Barcelona con los jugadores azulgrana levantando el trofeo y los blancos metidos en su vestuario con Mourinho hablando de "equipo pequeñito", "de fútbol para hombres", y riéndose de un compañero de profesión.
Solo el presidente del Madrid, Florentino Pérez, asistió a la entrega del trofeo al Barça. Lo hizo con cara de circunstancias, avergonzado, tras la tangana final de tres minutos de duración. La dura entrada con la que Marcelo derribó a Cesc en el minuto 93 recordó a la que Sergio Ramos hizo a Messi en el 5-0 del año pasado en la Liga. Aquella noche, el defensa soltó también dos manotazos a Xavi y Puyol. El miércoles el protagonista fue Mourinho. Con una actitud cobarde, fue a buscar por detrás a Tito Vilanova y le metió un dedo en el ojo. Este respondió con una colleja. Y Mourinho se mofó de él.
Según el técnico portugués, ni él tuvo nada que ver en la agresión a Vilanova ni sus jugadores tuvieron nada que ver con la multidurinaria pelea que se montó en la zona técnica. "Estoy muy contento con el equipo. Hemos hecho un partido espectacular. De lo demás, no puedo comentar. Lo que ha pasado al final ha pasado porque alguien ha hecho que pasara y seguramente no han sido los jugadores del Madrid", fue el análisis de Mourinho. Se quejó también de los recogepelotas. "Hemos venido aquí para jugar y a partir del primer minuto del segundo tiempo no había recogepelotas ni balones. Es como hacen los equipos pequeñitos cuando están en dificultades", afirmó.
Más en dificultad se le vio a él cuando se negó a contestar a las preguntas sobre su agresión a Vilanova. "De la pregunta que me hace sobre Pito Vilanova o como se llame este, que no sé cómo se llama, no tengo nada que comentar. Que comente el árbitro, el cuarto árbitro y las cámaras de televisión. Yo he sido educado en el fútbol para jugarlo como hombre y para no caer el primero...", advirtió. El acta no recogió su fea agresión al segundo técnico del Barça, ni la colleja de este, pero las cámaras sí grabaron la pelea e incluso el gesto burlón de Mourinho poniendo morritos al ayudante de Guardiola. Estaba a gusto el portugués. No tanto cuando le preguntaron por segunda vez por la agresión. ¿Su comportamiento con Vilanova y el de algunos jugadores al final del partido entra dentro de la educación futbolística que antes dijo tener? "¿Educación? ¿Yo? ¿Vilanova? No conozco a este", contestó con desdén.
Hace pocos meses, el técnico del Madrid se negó a contestar a las preguntas de los periodistas que dejaron plantado a Aitor Karanka. "Solo hablo con tu director", les decía. Consideró el plante como una falta de respeto a su segundo. El miércoles, el que menospreció a otro segundo fue él. Nada nuevo. Ya lo hizo con Gregorio Manzano: "¿Quién? ¿Quién es Gregorio Manzano? No le conozco". Y también lo hizo en el calcio con el administrador delegado del Catania, Pietro Lo Monaco: "¿Monaco? Solo conozco a los monacos [monjes] de Tíbet, el Gran Premio de Mónaco y al Bayern Mónaco [Múnich]. Si este quiere hacerse conocer hablando de mí, me tiene que pagar".
De los árbitros también se acordó Mourinho. Sigue convencido de que fue su actuación el motivo por el que el Madrid no jugó la final de la pasada Champions. ¿Qué le falta a este Madrid para ganar al Barça?, le preguntaron el miércoles. "Es fútbol. Si miras los resultados de los últimos seis clásicos, ves que existe un gran equilibrio. Hay muchos empates, una victoria nuestra en la Copa, una victoria de ellos ahora. Para no hablar ya de partidos que tienen una historia que no merece ser contada...", respondió.
Sus jugadores siguen el discurso del jefe. Anoche no hablaron de árbitros. Sí de "las cosas de siempre". Eso comentó a TVE Casillas, capitán del Madrid y de la selección española, cuando le preguntaron el porqué de tanta bronca: "Supongo que será por una entrada que han hecho [Marcelo a Cesc]. El jugador se habrá tirado al suelo y ya está. Lo de siempre".
Nadie en el vestuario rechistó a Mou. Ni en el avión de vuelta. Ni nadie recriminó a Marcelo su fea entrada. Nadie tampoco hizo amago de quedarse en el campo durante la entrega del trofeo. Porque nadie ya se atreve a llevar la contraria a Mourinho. "Ha creado un clima de miedo. La gente no dice nada por miedo a un despido y los jugadores están abducidos", resume un empleado del Madrid. En el club no consideraron necesario sacar un comunicado pidiendo disculpas al Barça.
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