La banda, propiedad de Salomão

"Es una cesión pura y dura", advirtió Augusto César Lendoiro la tarde que presentó en A Coruña a Diogo Ferreira Salomão (Amadora, Portugal; 1988) como un temporero sin opción de compra que ayudase al regreso del Deportivo a Primera División, una gestión en el haber de Jorge Mendes, hoy reconocido agente, hace 15 años un novato que forjaba sus primeras armas en la representación de futbolistas para conseguir que el meta Nuno dejara el Vitoria de Guimaraes para fichar por el club coruñés. En aquella peripecia, que mantuvo al jugador oculto en el piso de un directivo deportivista durante varios días, se forjó una intensa amistad entre Lendoiro y Mendes, que todavía hablan casi a diario por teléfono. "Siempre dice que yo soy el padrino y él es mi ahijado, así que espero su ayuda", apuntó el mandatario cuando, nada más descender de categoría, trataba de pergeñar un plantel de garantías.

Mendes no le falló. Así, a Riazor llegaron dos extremos lusos que hasta ahora ofrecen la cara y cruz: Bruno Gama, inédito por las lesiones, y Diogo Salomão, una de las sensaciones del equipo que prepara Oltra. Liviano, hábil y sin titubeos para encarar, es un futbolista de 23 años por pulir, sobre todo en aspectos relacionados con el oficio, pero desequilibrante. "Estamos tratando para que mejore en las vueltas al perder la pelota, el sacrificio defensivo y la posición en el campo", explica el técnico deportivista.

"En realidad, ya solo por ser de mi pueblo ya es bueno", bromea el portugués Jorge Andrade, ex defensa deportivista, ahora afincado en A Coruña. Andrade se ha convertido en una suerte de hermano mayor de Salomão, un consejero. "Es un lujo para el Deportivo poder contar con él", estima. Ambos nacieron en Amadora, una de las ciudades dormitorio que rodea Lisboa. Pertenecen a distintas generaciones, pero Andrade y Salomão crecieron en idéntico escenario, empezaron a disfrutar del fútbol en la calle, en un entorno similar porque los dos tienen raíces africanas: Andrade en Cabo Verde; Salomão en Guinea-Bissau, donde nació su padre, país que sueña con reclutarlo para su selección. El pasado verano reiteraron el ofrecimiento, pero el futbolista lo declinó. "Quiero agotar mis opciones con Portugal, ya debuté con la sub-21 y espero llegar algún día a la absoluta", argumentó. A Coruña es una estación en ese camino, un paso para regresar al Sporting de Portugal, club en el que jugó la pasada temporada y dejó retazos suficientes como para que los más optimistas le etiquetaran como "el nuevo Nani". Hay algo más que la semejanza física e incluso futbolística con el extremo del Manchester United. Salomão se forjó en el modesto Casa Pía lisboeta antes de integrarse en el Real Sport Clube de Massamá, la misma entidad en la que se formó Nani y que mantiene un convenio con el Sporting, que otorga a los leones de Alvalade una prioridad sobre los derechos de cualquier futbolista que despunte.

Salomão sobresalió en Massamá, en la tercera categoría del fútbol portugués, y hace año y medio se integró en la cuadra de futbolistas representados por Mendes. Saltó al Sporting, con el que jugó una docena de partidos de la Liga y disfrutó de una alentadora continuidad en Europa. La llegada de Diego Capel le cerró las puertas y aconsejó una cesión. Mendes se acordó de su padrino. Y Salomão no falla: zurdo como es, se adapta a cualquiera de los dos flancos, ha marcado en los dos últimos partidos y José Luis Oltra, que en verano le veía en el banquillo como revulsivo y alternativa a Gama y Guardado, ya piensa en él con galones de titularidad. "Está teniendo un papel que quizás ni él mismo se esperaba, pero mientras esté al nivel que nos da ahora, seguirá jugando. Aporta desequilibrio y velocidad, ahora incluso gol -suma tres dianas-. Y tiene un importante margen para progresar", concluye el técnico.