Manzano choca con la realidad

El miércoles a la tarde una broma corría entre los invitados a la comida de Navidad del Atlético. Mientras los camareros regaban con champán las copas de manera eficaz y los más animados las entrechocaban brindando por la victoria sobre el Albacete, anticipando un flashforward que nunca se produjo, la expectación por los postres armó las lenguas más afiladas. "Van a servir manzano asada", se cuchicheaban los asistentes con conocimiento de causa, a punto de finalizar la cuenta atrás que el club se había dado para encontrar un recambio para el banquillo.

Tras el hundimiento ante el equipo manchego, Gregorio Manzano, que llevaba diez días transmitiendo en solitario un mensaje de tranquilidad y sosiego porque entendía que tenía una responsabilidad institucional con el club pese a que ningún alto cargo del Atlético había salido a respaldarle en público, repitió por última vez su discurso oficial, nada que ver con el oficioso. "Nos vamos de vacaciones y el día 29 de diciembre volveremos con la cabeza fresca. No voy a responder a hipótesis sobre mi futuro. Tengo contrato hasta el 30 de junio". Fueron sus últimas palabras como entrenador, el remate final a su segunda etapa en el conjunto rojiblanco. Frente a la mesura de Manzano, Enrique Cerezo, un especialista en sortear las preguntas más comprometidas, adelantó lo que todos sabían: "No hace falta ser muy listo ni haber ido a la universidad para saber lo que va a pasar".

En el Calderón esperaban que el técnico dimitiera para ahorrarse el finiquito

Y lo que pasó fue el despido oficial, tras 11 días de agonía esperando su cese anunciado, del entrenador jienense. Pasadas las seis de la tarde, el Atlético confirmó la salida del preparador mediante un comunicado: "La Comisión Ejecutiva ha decidido por unanimidad destituir a Gregorio Manzano como entrenador de la primera plantilla. Esta decisión ya ha sido comunicada al técnico, con el que se ha alcanzado un acuerdo para la rescisión de su contrato".

Unas horas antes, poco antes del mediodía, Manuel García Quilón, el representante del técnico, acudió al Calderón para negociar su adiós. "Nuestra postura está muy clara y así la hemos transmitido", expuso el agente con más poder en el club con permiso de Jorge Mendes, tras dos horas de reunión con el director deportivo, José Luis Pérez Caminero -otro que peligra-, y el gerente recién nombrado y octavo consejero Clemente Villaverde. En realidad, la decisión estaba tomada desde hacía días, pero el club, a la espera de traspasar a Reyes para obtener cash, y preocupado con quemar al sucesor de Manzano en caso de perder la eliminatoria de Copa ante el Albacete, ganaba tiempo. Consciente de que el club, con telarañas en la hucha, tenía interés en que presentara su dimisión para ahorrarse su finiquito, Manzano, con un sueldo de un millón de euros, aguantó en el sitio pese a no contar con ningún apoyo. "No ha tenido suerte pero los resultados están ahí. Le mandamos un abrazo y le deseamos lo mejor", dijo Cerezo, que volvió a dar la cara después de los titubeos de Villaverde tras la derrota ante el Espanyol.

Despedido Manzano, el siguiente paso también es público y notorio. El Atlético anunciará entre hoy y mañana a Diego Pablo Simeone como nuevo entrenador. A falta de unos flecos (el argentino pide temporada y media de contrato y el club propone que sea hasta el 30 de junio), el argentino es el elegido por la directiva, por más que Mendes propusiera a Luiz Felipe Scolari.

"Nosotros estamos con El Cholo, le hemos hecho una oferta formal y que venga es lo que todos queremos, y la gente quiere, en estos momentos", resumió Cerezo. "Rojiblanco y en botella", sentencian en el Calderón. A Simeone, que sería presentado el lunes si nada se tuerce, le acompañará de segundo el Mono Burgos.