Huracán Guerrón
El Getafe recibe al Atlético tras las grescas de Guerrón con Soldado, Licht y Celestini
Justo cuando el Atlético del Kun Agüero llega a todo trapo (21.00, Canal +), el vestuario del Getafe, tradicionalmente tan distendido y afable, está en plena ebullición. La presencia del ecuatoriano Joffre David Guerrón (Ambuqui, 23 años) ha terminado con la armonía de la que siempre se han jactado en los despachos del Coliséum Alfonso Pérez. El centrocampista suramericano tiene una facilidad innata para meterse en todos los rifirrafes. "Está volado. Acaba de aterrizar y aún no ha encontrado su sitio. Ha ganado la Copa Libertadores y se cree Dios. ¡Pues las cosas no funcionan así en este equipo! Abbondanzieri es el mejor ejemplo: lo ha ganado todo con Boca Juniors y nunca se ha pavoneado ni ha tenido un problema con los compañeros. ¡Ni uno!", explica un empleado del club que reclama el anonimato "para evitar disgustos innecesarios".
"Es muy impulsivo, aunque su punto de agresividad nos viene bien", dice Muñoz
"Ya le hemos dicho algunas cositas que no debe repetir", asiente un veterano
El portero titular de la selección argentina lleva tres temporadas en Getafe. Todo el mundo le respeta. El interior comprado al Liga de Quito por tres millones de euros apenas lleva dos meses en España. Suficientes para haber tenido sus roces con Soldado, Licht y Celestini. "Si sólo fuera con ellos...", apunta don Emilio. El vigilante del parking de los futbolistas no sabe qué hacer para que Guerrón le haga caso. "Este señor no es nada respetuoso. Aparece con su Audi y lo deja justo en medio, impidiendo la salida de los demás trabajadores. Encima es un caradura: me dice que en media hora lo cambiará de sitio y nunca cumple su palabra. Allá él. En este club no se toleran ciertas cosas".
"No es la primera vez que le llaman la atención. El delegado [Jesús Mantilla] le tuvo que dar un toque cuando llegó a dos entrenamientos con media hora de retraso", cuchichean en la cantina del club, donde abundan los testigos que siguen día a día la adaptación de Guerrón. Dinamita Pura -así se hace llamar el mediapunta- cumple a medias uno de los rituales sacrosantos de la plantilla. "Viene a desayunar como los demás, sí, pero siempre llega de los últimos, cuando el resto ya se está yendo para el campo", cuentan desde el otro lado de la barra. "Y tampoco se mezcla mucho; se viene con dos amigos y se toma con ellos su café y su cruasán de cada mañana y punto", apostillan.
El primero que conoció "el carácter" de Guerrón fue Roberto Soldado. Ocurrió en la pretemporada, en su primera toma de contacto con sus nuevos colegas. El mediocampista del valle de Chota, una zona de las más deprimidas de Ecuador y cuna de muchos de los jugadores de la selección andina, entró "más fuerte de lo normal" al ex delantero del Madrid, que se revolvió y le soltó un codazo. "Es un jugador impulsivo que se está adaptando al fútbol español. Nosotros nos adaptamos a él, y él lo hará poco a poco a nosotros", vaticina Víctor Muñoz.
El técnico del Getafe tuvo que lidiar ayer entre la figura ecuatoriana y Fabio Celestini en el último ensayo antes de la visita del Atlético. El preparador aragonés tuvo que interrumpir el partidillo habitual tras la sesión física ante la mirada atónita de los aficionados presentes en la ciudad deportiva. Pasó que el pivote suizo le reclamó el balón al suramericano, que no había respetado el límite de tres toques acordado. Guerrón no aceptó la petición y hubo un intercambio verbal que no terminó en gresca gracias a la rápida intervención del cuerpo técnico. A continuación, David Cortés debutó como capitán -los otros son Casquero, Belenguer y Mario Cotelo- leyéndole la cartilla. "¡Lo que le faltaba!", menean la cabeza en la entidad, donde todavía colea una de las primeras frases de Guerrón nada más fichar por el Getafe: "Espero jugar en un equipo grande antes de que acabe la temporada".
"Lo importante es que vaya limando esos detalles, y que mantenga esa intención de ganar. Ese punto de agresividad que tiene ahora de más nos viene muy bien", considera Muñoz, que el pasado sábado, durante el calentamiento previo al encuentro con el Espanyol, tuvo que impartir orden tras el enfrentamiento entre Licht y Guerrón. "Tuvieron un encontronazo. Se jugaba un partido importante y había mucha tensión", reconoce Manu del Moral.
"No está midiendo sus palabras. Es como un huracán. Su comportamiento deja tanto que desear que ya hay quien le llama cabrón en vez de Guerrón. Siempre se lo dicen a la espalda, claro, que el chico es una bestia...", cuenta un trabajador. "Es verdad que ha tenido sus diferencias con varios de nosotros, pero ya le hemos dicho algunas cositas que no debe repetir. Debe aprender a controlar su genio", interviene un veterano. "Que se cabree tanto no es normal. En toda su etapa en Ecuador nunca destacó por su mal talante. Era parco en palabras, pero muy educado... Hacía piña", observan desde Guayaquil.
Guerrón, entretanto, declina hacer cualquier comentario. Prefiere refugiarse en las canciones de rap que él mismo se compone: "Pura dinamita es lo que tiene Guerrón / que cada vez que se enciende te llega y hace un gol".
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