Una inmersión en el negocio de matar delfines
'The cove', el filme ganador del Oscar, llega al festival Documenta Madrid
Hace más de un año que el documental The cove arranca lágrimas gordas y aplausos prolongados entre los espectadores de cada festival al que acude. Comenzó su andadura en Sundance llevándose el premio del público en 2009 y acabó un año después consiguiendo el Oscar al mejor documental. A Hollywood, como al público, le gustan las historias con dramatismo y carga humana, y en The cove hay mucho de ambos aunque los verdaderos protagonistas no sean personas sino... delfines. The cove es el plato fuerte este fin de semana del festival Documenta Madrid 2010, que arranca hoy, y se estrenará en salas comerciales en toda España el 11 de junio.
Construida con la estructura narrativa de un thriller, The cove es una película-denuncia que ha puesto el dedo en una llaga hasta ahora desconocida: la matanza anual de delfines que se realiza en la costa de Taiji, en Japón, donde miles de animales mueren lejos de la vista del público en una cala recóndita que está defendida con uñas y dientes por mafias que le hicieron la vida imposible al equipo de rodaje de The cove. La mayoría de los delfines acaban en el plato de los niños japoneses, pese a los niveles de mercurio ultratóxicos que contiene la carne de delfín, aunque la matanza está dirigida por otra industria que genera millones: los mejores ejemplares son capturados vivos para venderse en acuarios de todo el mundo.
Cada año, miles de estos cetáceos mueren a escondidas en Taiji
Según su director, "ese pueblo japonés parece de novela de Stephen King"
Curiosamente, fue justo el domador de delfines más célebre de la historia, Ric O'Barry, el hombre que entrenó en los años sesenta al televisivo Flipper, quien le dio al director de The cove, el fotógrafo y activista del mundo marino Louie Psihoyos, la idea de filmar un documental sobre el tema. "Acudí a una conferencia sobre preservación de los oceános y a Ric le prohibieron la entrada. Me entró curiosidad y hablé con él. Está considerado un activista radical, pero su posición tiene mucho sentido: él fue el primero en entender que los delfines en cautividad no son felices. Tras la muerte voluntaria de Flipper ahora lucha por la liberación de todos ellos. Me contó la historia de las matanzas de Taiji y decidí viajar con él y visitar ese lugar. Descubrí algo parecido a un pueblo salido de una novela de Stephen King, donde hay monumentos y carteles de veneración por los delfines pero detrás se esconde un oscuro secreto que decidimos desvelar a través de este documental". Psihoyos recuerda así como arrancó la aventura de The cove.
Él y su equipo consiguieron filmar aquellas matanzas utilizando estrategias casi de comando militar, que condimentan esta película con la dosis perfecta de intriga y sorpresa, conviertiendo este filme en un impactante cruce entre El ultimátum de Bourne y un anuncio de Greenpeace. Y es que según Psihoyos, "el documental es un arma de construcción masiva, tiene un poder que no tiene ningún otro medio". "Nadie ha llorado delante de mis fotografías pero sí viendo esta película. Y cuando termina la gente se me acerca y me dice: 'Quiero hacer algo para cambiar esta situación".
Su objetivo último era, por un lado, concienciar al planeta sobre la necesidad de preservar los oceános y a sus habitantes, porque de ellos también depende nuestra salud y por otro, obviamente, conseguir que se prohiba la caza de delfines, aunque Japón no parece estar dispuesto a transigir. Sin embargo, ya ha conseguido que se deje de servir delfin en muchos colegios japoneses.
Ahora afronta el reto máximo, cuando The cove se estrene en junio en Japón. No será un camino fácil puesto que ya han comenzado las amenazas y protestas contra la distribuidora que ha tenido la osadía de llevar el filme hasta allí. Hace apenas una semana, Psihoyos escribía en su blog: "No importan los obstáculos, estrenaremos la película. Esperamos que el documental le dé a los japoneses la información que su Gobierno no les proporciona y que sean ellos los que decidan qué hacer al respecto. Hoy más que nunca son necesarios los documentales sobre medio ambiente. Si se censuran, destruimos una de las armas más poderosas que tenemos".
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