"No estaría mal hacer de diablo"
Con la misma elegancia y gravedad en la voz de aquel inolvidable juez que nos exigía a todos "sed decentes" en La hoguera de las vanidades, de Brian de Palma, Morgan Freeman (Memphis, EE UU, 1937) recibió ayer a este periódico a media tarde en Madrid, donde dedica estos días a la frenética promoción de Invictus. En la nueva película de Clint Eastwood, que hoy se estrena en España y está basada en el libro El factor humano (Seix Barral), del escritor y periodista colaborador de EL PAÍS John Carlin, Freeman interpreta la astucia política del emblemático líder surafricano Nelson Mandela. El imponente actor conversa con la mano izquierda vendada a causa del accidente de coche que sufrió en 2008, del que todavía no se ha recuperado, y aparentemente tranquilo ante el anuncio el próximo martes de las candidaturas a los premios Oscar.
Pregunta. Después de toda la generosidad y perdón que derrocha en Invictus, estará deseando interpretar un papel malvado...
Respuesta. Sería ideal. Ya hice de Dios hace años, no estaría mal interpretar al diablo.
P. En ciertos pasajes de su papel de Mandela emociona el pragmatismo, la falta de sentimentalismo. ¿Fue difícil luchar contra la caricatura del personaje?
R. No, para nada. Efectivamente, ni el guión caía en la sentimentalidad ni creo que, en caso de haberla tenido, nuestro director hubiera permitido que estuviera presente. Él es demasiado pragmático a la hora de retratar personajes.
P. Mandela siempre quiso que usted hiciera de él en el cine. ¿Ha visto la película?
R. Sí. Estuve sentado junto a Mandela cuando la vio. Al aparecer por primera vez en pantalla caracterizado de él, me dijo: "Conozco a ese compañero".
P. Durante años usted intentó llevar a Mandela al cine, pero nadie logró adaptar un guión a la medida. El texto de John Carlin fue crucial para lanzarse a esta aventura...
R. La historia en particular que cuenta el libro de John, así como el cúmulo de casualidades que nos permitieron conocernos en Estados Unidos y que él me contase la idea sobre la que quería escribir, me llevaron a decir: "¡Guau! Vamos a ello".
P. A tenor de lo visto, el matrimonio creativo Eastwood-Freeman goza de buena salud. Usted tiene otro proyecto para rodar con él. ¿De qué se trata?
R. Es sobre otro personaje histórico: el pianista de jazz Duke Ellington. Yo haré de Duke. Clint será el director.
P. Delicioso. Imagino que la jubilación no va con usted...
R. La verdad es que no.
P. ¿Actuar hasta la muerte?
R. El comediante Dick Shawn sufrió un infarto mientras actuaba en una universidad. Cayó muerto y le aplaudieron.
P. ¿Es uno de sus sueños?
R. Bueno... No es mi sueño, pero sí una manera inteligente de marcharse.
P. ¿Está totalmente recuperado del accidente de coche que sufrió en 2008?
R. No, todavía no puedo utilizar mi mano izquierda.
P. ¿Presta atención a los numerosos rumores que circulan sobre su vida privada desde aquel accidente y el posterior divorcio de su esposa tras 25 años de matrimonio?
R. No, no... Quizá la gente lo haga, ¡ja, ja, ja! Pero no puedes ocuparte de ese tipo de cosas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.