Con 20 años de retraso
El buen momento del cine argentino, paralelo a las dificultades económicas del país, ha provocado que se estrenen cada año en España un buen número de películas. Algunas, excelentes; la mayoría, estimables; unas cuantas, las menos, horrorosas. Sin embargo, la dinámica en la que se ha metido la distribución cinematográfica española, siempre a la caza de la última joya del país, lleva a situaciones tan extrañas como el estreno de Esperando a la carroza, cinta dirigida por Alejandro Doria que nunca llegó a nuestras salas y que aterriza hoy con, exactamente, 20 años de retraso.
Con unas interpretaciones de un histrionismo sacado de quicio, una realización plana y desmañada, una fotografía demasiado lavada y una musiquilla de fondo a la que el concepto banda sonora le viene enorme, la película pretende trazar, a través de un costumbrismo de otra época, una crítica de la hipocresía en el seno de la familia argentina. Doria, que donde realmente hizo carrera fue en la televisión (y se le nota, todo ello teniendo en cuenta que hablamos de las 625 líneas de los años ochenta), se sirve de un cómico llamado Antonio Gasalla para intentar provocar los momentos supuestamente más desternillantes de una comedia tan desenfrenada como gritona. Así, Gasalla interpreta, con un maquillaje digno de una escena cómica de Los Morancos, a la anciana esclerótica que lleva la voz cantante de esta película coral que, en su día, ganó el premio a la mejor actriz (Mónica Villa) del Festival Iberoamericano de Huelva.
ESPERANDO LA CARROZA
Dirección: Alejandro Doria. Intérpretes: China Zorrilla, Luis Brandoni, Antonio Gasalla, Bettiana Blum. Género: comedia. Argentina, 1985. Duración: 87 minutos.
Babelia
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