Violencia atmosférica
La atmósfera, ese término tan etéreo, a veces tan trillado, tan difícil de explicar pero tan fácil de percibir en una película, resulta ser el mayor hallazgo (y no único) de El aura, nueva cinta del director argentino Fabián Bielinsky tras su sorprendente ópera prima, la exitosa Nueve reinas.
Como en el filme que le dio a conocer en medio mundo (del que incluso se ha realizado un remake americano, Criminal, no estrenado aún en España), Bielinsky utiliza una intrincada estructura repleta de giros y revueltas que lleva al espectador a un estado de interés del que le es difícil escapar. Eso sí, si decide entrar en el juego. Porque si comete el error de despejar su mente de la pantalla durante apenas un momento igual es difícil que vuelva a encontrarse con la historia.
EL AURA
Dirección: Fabián Bielinsky. Intérpretes: Ricardo Darín, Dolores Fonzi, Pablo Cedrón, Alejandro Awada. Género: thriller dramático. Argentina, España, 2005. Duración: 134 minutos.
El aura es un divertimento de autor en el que el realizador, de 46 años, aplica sus evidentes conocimientos cinematográficos para crear la ya citada atmósfera. El importante personaje del perro, los desmayos epilépticos, los malos tratos, el escenario en el bosque y la taxidermia que ejerce el personaje central le sirven, entre otras cosas, para redondear el oscuro fondo de una elaboradísima historia criminal alrededor de un atraco nada habitual en el cine. En cuanto a la forma, a la preciosa fotografía de tonos grisáceos (como la vida del protagonista) se une un singular tempo tan calmado como perturbador, un descomunal empleo del sonido ambiente (que el director elimina en especialísimas ocasiones, dejando la pantalla en silencio o con el acompañamiento único de la excelente partitura de Lucio Godoy) y una perfecta conjunción de la música clásica con las imágenes a las que acompaña: el prólogo y el epílogo.
Como en Perros de paja (Sam Peckinpah, 1971), película con la que El aura tiene no pocos elementos de contacto, el hosco, huraño, callado, inquietante personaje interpretado con su habitual excelencia por Ricardo Darín (en un registro opuesto al que estamos acostumbrados) se ve inmerso en una espiral de violencia a la que le llevan circunstancias completamente ajenas a su voluntad. Y ahí, como Dustin Hoffman en la mítica película de los setenta, se muestra implacable, sorprendentemente en su salsa.
Quizá Bielinsky trampee como un inteligente zorro del guión el hecho de que su personaje sea desde siempre un fanático de los atracos (como en el corto Bancos, de Santi Amodeo y Alberto Rodríguez, nunca llega a robarlos, sólo necesita saber que puede robarlos), detalle que pretende provocar que no resulte tan chocante que un hombre del montón se convierta de pronto en una eminencia delictiva, pero el truco narrativo se salva muy bien gracias a los deslices organizativos de la parte final.
Película de mayor enjundia que la, por otra parte, entretenidísima Nueve reinas, El aura es divertida, elevada y con unos diálogos nada tópicos en los cuales los personajes nunca dicen lo que se espera que digan. Una obra cautivadora, oscurísima y cargada de talento.
Babelia
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