Poesía del desamparo
Se admiten apuestas, cuando acabe 2005. Nadie sabe estará en la gran mayoría de las listas con las mejores películas del año. El japonés Hirokazu Kore-eda, acostumbrado a obtener galardones en festivales internacionales (mejor director en Venecia, por Maborosi, en 1995; premio de la crítica en San Sebastián, por After life, en 1998; premio al mejor actor en Cannes para Yuya Yagira, por Nadie sabe, en 2004) y a que sus películas no lleguen a las pantallas comerciales españolas, ha creado una obra maestra sobre el placer y la angustia de vivir, sobre el dolor de morir y, sobre todo, sobre la dulce inocencia infantil del que nada sabe pero empieza a comprender.
La escena inicial muestra el viaje de una joven madre, un chaval de 12 años y una niña algo menor cargados con grandes maletas que apenas pueden transportar. Abren la puerta de su nueva casa de alquiler y, tras asegurarse de que no hay quien los vigile, abren el equipaje del que salen... otros dos niños aún más pequeños. La secuencia está narrada desde un tono vitalista, casi de comedia, como la primera mitad de la película, a pesar de que lo que cuenta sea un sobrecogedor drama que pone el vello de punta. Kore-eda consigue que se llegue a sonreír con unos críos que sufren el desvarío de una madre con un coeficiente mental mínimo y un egoísmo máximo, capaz de abandonar a su suerte a sus cuatro retoños y que éstos se tengan que cuidar solos, los unos a los otros. "Yo también tengo derecho a ser feliz", llega a decir la madre a su hijo mayor antes de perderse en busca de la nada. "Cuando queráis saber algo, lo buscáis en el diccionario", concluye. Para esta familia la supervivencia no es más que el juego del escondite. Kore-eda fija su cámara en cada mirada, cada gesto, filmando el minuto a minuto de la desolación y, al tiempo, del desparpajo infantil que, a través de la picaresca, lleva al disfrute de un día más de vida, y de otro, y de otro... El director japonés, de 42 años, atrapa incluso el tedio de unos niños en principio felices porque no hay colegio y su existencia está llena de juegos, televisión y chocolatinas, pero que poco a poco van viendo que algo no encaja del todo. Así, la pérdida de la inocencia comienza a ganar batallas, al tiempo que el pelo está cada vez más sucio y la ropa cada vez más raída.
NADIE SABE
Dirección: Hirokazu Kore-eda. Intérpretes: Yuya Yagira, Ayu Kitaura, Hiei Kimura, Momoko Shimizu. Género: drama. Japón, 2004. Duración: 141 minutos.
Basada en un hecho real, Nadie sabe es una de esas películas en las que cuanto peor lo pasa el espectador, silencioso sufridor ante lo que está viendo, más fascinado se siente. Por su poesía, por su delicadeza, por su maestría.
Babelia
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