Fragmentos para una cronología del desamor
Ópera prima del director de vídeos musicales Marc Webb, 500 días juntos es una fascinante anomalía: una comedia romántica capaz de seducir incluso al espectador más resistente al género, que, de paso, cuestiona y transgrede algunas de las inercias del mismo sin alterar su esencia. Su toque de distinción argumental ya ha sido explotado por su campaña publicitaria: aquí es el elemento masculino quien cree en el amor y anhela el compromiso, frente a un objeto de deseo asentado en el firme descreimiento de todo espejismo sentimental. Pero, por supuesto, eso no es todo: la película de Webb, apoyada en un guión muy consciente de su propia lucidez que firman Scott Neudstadter y Michael H. Webber, cuenta su historia a partir de una argucia estructural que fragmenta el relato y sacude su linealidad, logrando incisivas yuxtaposiciones de fascinación y desencanto, luz y sombra de un proceso que reivindica la existencia de muchas declinaciones de la felicidad y la plenitud fuera de los restrictivos márgenes de lo que, tradicionalmente, Hollywood ha considerado un final feliz.
500 DÍAS JUNTOS
Dirección: Marc Webb.
Intérpretes: Zooey Deschanel, Joseph Gordon-Levitt, Geoffrey Arend. Género: comedia. EE UU, 2009.
Duración: 95 minutos.
Con su mirada de fotolog y su aureola de enigmática fragilidad, Zooey Deschanel parece modular en su papel de la anti-sentimental Summer Finn esos aspectos que en Di que sí (2008) la hacían acreedora al trono de gran mito romántico de la era Twitter. A su lado, Joseph Gordon-Levitt compone un preciso retrato de la nueva y desvalida inmadurez masculina. Juntos logran que la película sea, más que un artilugio ingenioso, una comedia romántica que habla tanto al corazón como al cerebro y que marca un memorable hito en la historia del género.
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