Arcand y su mundo
En el cartel de La edad de la ignorancia, un tipo del montón abraza un cuaderno en el que hay pintadas unas enormes tetas, y de cuya cabeza sobresale un pensamiento en forma de nube compuesto por cuatro hermosas mujeres que habitan su mente como una ilusión. ¿Es un ligón, un incomprendido, un insatisfecho, un soñador, un iluso o un salido? Las mismas preguntas se pueden plantear cuando culmina la nueva película de Denys Arcand. ¿Este tipo es un visionario, un concienzudo analista de los males de la sociedad, o simplemente un trasnochado viejo verde?
Tras la atractiva sátira generacional El declive del imperio americano (1986), y la trascendente y dolorosa Las invasiones bárbaras (2003), el director canadiense culmina una trilogía con su particular visión del mundo. Aquí, por medio de un donnadie que se cree caballero de la Edad Media, estrella de la literatura, la política o el cine, y seductor implacable. Fantasías mostradas por Arcand mediante escenas de tono cómico, corte surrealista y poderío visual más bien pobre. Con un profundo desencanto, el cineasta carga contra una burocratizada sociedad capaz de los comportamientos más absurdos, aunque en su desarrollo resulte más discursivo que analítico. En cambio, es en las secuencias melancólicas y dramáticas cuando la película adquiere una atmósfera narrativa más acorde, lejos del carácter grotesco del interminable pasaje ambientado en la Edad Media. Que Arcand se ve identificado con su protagonista parece innegable. Por ello resulta inquietante la réplica otorgada cuando por fin alguien (aunque sea su infumable mujer) le escupe a la cara las verdades sobre su propia actitud: "Podría llegar a matarte, no lo olvides", le viene a contestar. ¿Crítica o exaltación?
LA EDAD DE LA IGNORANCIA
Dirección: Denys Arcand.
Intérpretes: Marc Labrèche, Diane Kruger, Sylvie Léonard.
Género: comedia dramática. Canadá, 2007.
Duración: 104 minutos.
Babelia
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