La paternidad a distancia de 'Ulises'
Sin moverse de San Diego, la orca ha sido padre gracias a una inseminación
Los 4.250 kilos de peso y los seis metros de longitud emergen con fuerza del agua, entre los flashes de las cámaras. La gran criatura blanca y negra se detiene unos segundos en el aire y cae implacablemente sobre la piscina produciendo un tsunami en miniatura. El público sentado en la parte de adelante, empapado, ríe y se hace el sorprendido. El animador pide un aplauso para Ulises y los asistentes al espectáculo Shamú de Sea World, en San Diego (Estados Unidos), no escatiman esfuerzos. La orca más recordada y querida por los catalanes, que dejó hace 17 años el zoo de Barcelona, también ha cautivado a los norteamericanos. Ahora es un treintañero exitoso, mediático (lo atestiguan sus vídeos en You Tube) y, lo que le faltaba, padre de una simpática cría desde hace dos meses.
Moana, como se llama el ballenato, también es hija de Wikie, una hembra propiedad del Marineland, en Antibes, en la Costa Azul francesa. Este parque y Sea World participan en un programa de inseminación artificial que busca acabar con la endogamia en la crianza dentro de sus piscinas. El proceso comenzó en 2009, cuando el semen de Ulises fue llevado a Antibes; supervisó el proceso Todd Robeck, la eminencia mundial en reproducción de cetáceos. Tras 18 meses de gestación, Moana nació a las cinco de la tarde el pasado 16 de marzo. Su talla fue de dos metros y pesó 150 kilos, lo normal en su especie. De momento, según un portavoz del parque francés, se descarta que conozca a su padre y estará al lado de su madre al menos un año, hasta el momento del destete. Wikie, como toda madre moderna, alterna sus actuaciones con la maternidad.
La vida de Ulises, que nunca ha tenido una pareja, según explica un portavoz de Sea World, sigue sin cambios. Los visitantes también le conocen como Big Dog (perro grande) por ser precisamente la mayor orca de todo el parque y la que más moja a los espectadores al saltar, según explican desde el parque californiano. En invierno, tiene una presentación al día; en temporada alta, este número se eleva a cinco. "Ulises está en sus treinta y tantos, y todavía está muy activo. Come aproximadamente 91 kilos de pescado cada día y recibe todo el cuidado necesario", puntualiza el portavoz. Más allá de la edad, Ulises ha engordado unos 1.300 kilos desde que llegó a EE UU. Esto se explica posiblemente porque ahora vive en una piscina mucho más grande que el tanque circular del Aquarama de Barcelona, que tenía 22 metros de diámetro por 5,5 de profundidad. Una orca macho vive en libertad hasta 60 años y las hembras pueden alcanzar los 80.
Pocos catalanes preguntan por él cuando visitan el parque, ya que la mayoría del turismo europeo va al Sea World de Florida. Sin embargo, la marcha de la orca, en febrero de 1994, aún tiene su huella en Barcelona, ciudad que brindó una sentida despedida al animal. Carlos Ruiz Martínez es uno de los miembros de la generación Ulises. "Yo cursaba 6º de EGB y el día que se la llevaron tenía un examen de lengua castellana. Estaba muy triste y lo hice muy mal. Cuando me dieron la nota del examen me puse a llorar y mi madre habló con el profesor para comentarle por qué había hecho un examen tan malo", recuerda. Miles de niños le dejaron dibujos a la orca en el zoológico. "No lloréis, Ulises volverá cuando le hagan una casa nueva": con esta promesa muchos padres consolaron a sus hijos, pero la crisis económica también se la cargó. El zoo marino no está en los planes del próximo alcalde. Tampoco se sabe si Ulises lo querría.
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