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Investigan si los restos de de Andreu Nin están en una fosa de Alcalá

Los restos humanos, cráneo, tibias y mandíbulas, hallados fortuitamente el pasado 11 de febrero en una fosa situada dentro de un recinto militar en la localidad de Alcalá de Henares, a 45 kilómetros al este de Madrid, se encuentran para su examen en el Instituto Toxicológico de Majadahonda, en la periferia septentrional madrileña. Así lo señalaron ayer fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). "Mientras no culmine el análisis de los huesos encontrados, no será posible establecer a quién pertenecieron ni qué jurisdicción se hará cargo de su competencia", añadieron ayer las mismas fuentes, que mostraron prudencia sobre la interpretación del hallazgo en vísperas electorales.

El caso ha despertado expectación por la ubicación de la fosa sobre un escenario militar que registró durante la Guerra Civil varios episodios controvertidos. Entre ellos están una serie de entierros urgentes de combatientes del bando republicano, caídos en el cercano frente del Jarama y sepultados allí; igualmente, el secuestro del líder trotskista catalán Andreu Nin, en mayo de 1937, presuntamente a manos de agentes de la policía política de Stalin, que se cree que lo asesinaron luego. No obstante, José Manuel de Ezpeleta, de la asociación Mártires de Paracuellos, que ha investigado algunos hechos en la zona, aseguró: "El rastro de Nin se perdió en El Pardo".

Dispositivo judicial

Un exhorto en demanda de peritaje forense y dirigido al Juzgado de Instrucción número 3 de Alcalá de Henares, cuyo titular es Joaquín Brage, enviado por el juez togado militar territorial número 11 -la Justicia Militar en la zona carece de forense propio-, puso en marcha el dispositivo judicial que dictaminará sobre los restos hallados, que corresponden a un número impreciso de cadáveres -según testigos, podrían ser ocho: había al menos un orificio de bala en un cráneo y se hallaron varias tibias quebradas.

"Una vez que se haya definido el origen de los restos y evaluada la calidad de las pruebas", subrayan fuentes del TSJM, "se sabrá si su antigüedad permite adscribirlos a la justicia penal o no". Los restos, hallados junto con hebillas y botonaduras a unos 2,75 metros de profundidad, fueron divisados por un electricista y un soldado mientras ojeaban el faenar de una excavadora sobre un espacio en el que se construirá el muro perimetral de una unidad militar.

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