Arranca la nueva fábrica de café 'espresso' de Nestlé en Girona
Con la crisis todavía arreciando y España abanderando el poco honroso primer puesto de la pérdida de empleo, Nestlé ha abierto fábrica en Girona. La planta, de 10.000 metros cuadrados, empezó a funcionar el martes. Sus 100 trabajadores se dedican a hacer cápsulas monodosis de café espresso Dolce Gusto. Es una marca, con cuatro años de vida, que se fabrica sólo en Girona y en Tutbury (Reino Unido). Cuando la complicada maquinaria se ajuste, Nestlé prevé producir 500 millones de cápsulas anuales. La fábrica funcionará a pleno rendimiento en 2010. El gigante suizo cuenta también con triplicar la plantilla en los próximos años: de 100 a 300.
Las instalaciones que Nestlé posee en Girona son casi una ciudad en sí mismas. Un complejo de naves en una zona industrial de 125.000 metros cuadrados, donde predomina el color blanco, los camiones y los aparcamientos. Las plantas funcionan 24 horas al día, 365 días al año, y los teléfonos móviles están prohibidos. "Cuestiones de seguridad", explica un vigilante.
En el complejo se fabricaba hasta ahora Nescafé y café verde descafeinado. La planta se creó en 1968 y emplea a unas 350 personas. Se trata de una de las fábricas más importantes de Nestlé España. De ella sale el 1% de toda la producción mundial de café de la marca suiza.
Junto al complejo, ha abierto las puertas la planta de Dolce Gusto. El origen de la nueva planta se fraguó a mediados de 2007. "Dolce Gusto crece entonces de forma vertiginosa y la fábrica de Tutbury se empieza saturar", cuenta Javier Aldunate, director del complejo. La empresa barajó países de Europa del Este para poner otro centro. Finalmente, ganó Girona, que obtuvo 44,2 millones de inversión.
"El nivel tecnológico que tiene el actual centro de producción lo hace uno de los más competitivos del mundo", alardea Aldunate. Y a modo de ejemplo cita que el 60% de las 22.000 toneladas de Nescafé que produce Girona -el equivalente a cuatro tazas de café por cada habitante del mundo- se exporta a 40 países de Europa y a Canadá, Suráfrica, Corea y Japón. El objetivo con Dolce Gusto es parecido. La planta tiene previsto exportar el 70% de las cápsulas a Portugal, Francia, Italia, Japón y México.
Antes de poner en marcha todo el engranaje, parte de los trabajadores han pasado dos meses de formación en Inglaterra y en Suiza con las máquinas dosificadoras. "Es básico para que las personas sean más eficientes", insiste Aldunate. Y despliega una lista inacabable de bondades del centro que dirige: conocimiento, costes ajustados, pocas pérdidas, bajísima rotación... Entre ellas, no falta el respeto al medio ambiente. La compañía ha procurado ser lo más sostenible posible con la nueva fábrica. La planta cuenta con paneles solares, un sistema de recogida de aguas pluviales y se ha hecho de manera que el impacto visual sea el mínimo.
La puesta en marcha de la fábrica es el último paso del gigante suizo, que ha cumplido 104 años en España. Las monodosis de café que salen de ella se venden en cualquier supermercado, a diferencia de la marca Nespresso, que se vende sólo en tiendas de la misma marca.
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